¿Cuáles son los valores de la metodología Agile?
Si existiese una historia oficial de la Gestión de Proyectos, en uno de sus capítulos se contaría la transición que tuvo lugar a finales de los años 90, cuando varios teóricos de la rama pusieron en cuestión los métodos tradicionales de gestión y propusieron otros que intentaban optimizar esta labor. Como la principal característica de los nuevos métodos era la agilidad y la eficacia, con el paso del tiempo se les llamó metodologías Ágile. Aunque en un principio se desarrollaron en el ámbito del software y de las nuevas tecnologías, sus resultados tuvieron tal impacto que rápidamente fueron acogidas por otros sectores, especialmente aquellos en los que la gestión de proyectos ocupa un lugar determinante.
Manifiesto de la Metodología Agile: principios
La aparición de las metodologías Agile estuvo marcada por la publicación del famoso manifiesto Agile, en el que se recogen los principios de estas metodologías de gestión de proyectos. Se trata de cuatro elementos resumidos así:
1) Los individuos y su interacción están por encima de los procesos y las herramientas. Son lo más importante en un proyecto. 2) Un software funcional debe emplearse antes que cualquier otro método de documentación exhaustiva. Las nuevas tecnologías están al servicio de los proyectos y es importante no darles la espalda. 3) La colaboración con el cliente importa más que una relación contractual de cualquier tipo. Es decir, tiene más peso el diálogo y lo que se decida durante el proceso en sí mismo que lo pactado de antemano. 4) La respuesta al cambio estará por encima del seguimiento de un plan. Importa más la manera como se reacciona ante una circunstancia o fallo que el propio seguimiento de las acciones.
Estos cuatro principios buscan minimizar el impacto de tareas que no tienen un peso decisivo en los proyectos y focalizar las que sí lo tienen hacia los objetivos generales. Además, pretenden aumentar la eficiencia de las personas y de los equipos de trabajo que forman parte del proceso. Sin embargo, en la mayoría de los casos los cambios no son fáciles de asimilar. No es recomendable que se realicen de forma abrupta o imprevista, sino que más bien sigan el ritmo que la propia organización demande. Es bueno recordar que hablamos de un cambio a profundidad, y que ello supone tiempo y recursos.
Algunas herramientas ágiles en el campo del software
Sin embargo, este post quedaría incompleto si no añadiéramos un apartado relacionado con las herramientas software, pues a fin de cuentas es uno de los escenarios en los que más se han implementado las metodologías ágiles. O dicho de otro modo, los proyectos tecnológicos son los que más se decantan por éstas. Con el paso de los años hemos asistido a la aparición de nuevas herramientas. No obstante, las tres más conocidas son: • SCRUM: se trata de un marco de trabajo provisto de herramientas y roles que permiten visualizar el progreso y los resultados de un proyecto. • KANBAN: la idea esencial de esta herramienta consiste en que las acciones que componen un proyecto sólo pueden empezar cuando el bloque inmediatamente anterior ha sido terminado. Siempre se empieza con algo nuevo. • XP: es la más ‘humana’ de las herramientas. Pone el énfasis en las relaciones interpersonales de los integrantes de un proyecto como clave para el éxito del mismo. Promueve dinámicas adecuadas de trabajo en equipo y se preocupa por el aprendizaje continuo y el clima laboral.