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¿Cómo influye el liderazgo personal en una empresa?

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Seguro que alguna vez habrás escuchado una de esas historias de emprendimiento en las que la buena marcha de un negocio, su nivel de productividad y sus beneficios eran resultado directo de la persona que estaba al frente de la misma. ¿Te suena de algo? A que conoces algún ejemplo cercano, ¿verdad? Más que historias de emprendimiento, son historias de liderazgo. Los negocios más prestigiosos del planeta deben su éxito, al menos en una etapa inicial, a la forma en que sus líderes han ejercido su papel en la organización. Así de sencillo. Y, a la vez, así de complejo. Nada es más difícil que llevar a cuestas la responsabilidad de un negocio y convertirlo en una opción rentable y sostenible. Para ello hace falta más que un par de conocimientos especializados.  

¿Por qué es tan importante el modelo de liderazgo?

No es ninguna novedad afirmar que cada empresa u organización se parece a quienes están al frente de ella. De hecho, el vínculo entre liderazgo y gestión es más estrecho de lo que se cree. Cada decisión, cada gesto y cada movimiento llevan impresa la manera en que los líderes entienden la actividad empresarial. De ahí la aspiración –que no debe tomarse de forma literal– de tener una empresa a la medida de cada uno. Si esto es así, se debe en parte a que el liderazgo supone muchas más cuestiones que hacer visible una voz de mando. Diversos teóricos y profesionales de la gestión empresarial coinciden al afirmar que el liderazgo está compuesto por cuatro elementos esenciales:

a) El poder: todo liderazgo supone una relación de poder, aunque sea mínima. Quien lidera también dirige, orienta, guía, controla, supervisa y reconduce; está en una posición distinta a los otros y por tanto ejerce una relación de poder. De la forma en que ejerza tal relación dependerá el éxito o el fracaso de su papel. Hay relaciones autoritarias; otras participativas y democráticas.

b) Entendimiento con los otros: sin embargo, el líder no es nadie por sí solo. Necesita de los otros para ejercer su papel. Por tal motivo, debe adquirir las facultades necesarias para conducir grupos de trabajo hacia metas comunes. En este sentido, hay un elemento que debe tener en cuenta, la motivación, que puede aplicarse en cualquiera de sus modalidades:

- Motivación individual.

- Motivación colectiva.

- Motivación intrínseca.

- Motivación extrínseca.

c) Gestión: por supuesto, un buen líder debe ser un excelente especialista. Sus conocimientos serán de gran valor para la buena marcha de la empresa, tanto en el plano técnico como en el de la gestión. En este punto se encuentran aspectos como el manejo de recursos, la planificación, la gestión del talento o los planes de expansión y crecimiento, entre otros.

d) Diseño de ambientes: finalmente, al líder también le incumbe el diseño de espacios de trabajo óptimos y la difusión de valores institucionales. A esto se le conoce con el nombre de «cultura empresarial», que tiene que ver tanto con los hábitos y procedimientos establecidos como los de carácter informal. De la forma en que conciba estos espacios y logre integrar los elementos dependerá el carácter de la organización.

Estos son los cuatro elementos básicos que explican la importancia de un buen modelo de liderazgo. Si tu objetivo es reforzar la imagen del negocio que presides, no dudes en indagar en ellos e integrarlos en una estructura eficaz.