¿Qué limitaciones tiene la gestión de proyectos online?
La gestión de proyectos online es una de las grandes conquistas de nuestra época. Si viajáramos en el tiempo hasta principios de los años 90 y preguntásemos a cualquier director de proyectos cuál sería la metodología ideal, lo más probable es que eligiera una gracias a la cual gestionara todo sin estar presente.
Los más visionarios de aquellos años (y de décadas anteriores) acertaron al afirmar que buena parte de las conferencias, las reuniones de trabajo, los diálogos, las interacciones y los procesos en general ocurrirían en un terreno que hasta entonces era desconocido pero que ya se intuía: el de los recursos digitales.
¡Qué gran emoción y sorpresa tuvieron que sentir aquellas personas que asistieron a la primera videoconferencia de la historia! ¡Cuánto deslumbramiento! ¡Qué sensación inevitable la de tener el mundo al alcance de las manos!
Algunas limitaciones de la gestión de proyectos online
De aquello ya hace un par de décadas. Las tecnologías y los recursos digitales han evolucionado desde entonces a un ritmo vertiginoso, hasta tal punto que no hemos acabado de dominar una herramienta cuando ésta ya ha perdido vigencia. Así es el mundo en que vivimos: ágil, breve, eficaz.
Sin embargo, a medida que nos hemos beneficiado de sus múltiples ventajas, ahora también somos más conscientes de las limitaciones de los recursos digitales, sobre todo a la hora de gestionar nuestros proyectos.
Sí, es verdad que ganamos en agilidad, precisión y que el ahorro de recursos físicos es indudable. No obstante, ¿en qué cosas perdemos? ¿Qué elementos de la gestión tradicional echamos en falta con los recursos online?
- La gestión online no es igual de eficaz en todas las áreas:
Qué duda cabe que la gestión online optimiza los procesos. Sin embargo, no es igual en todos los casos. ¿Qué pasa, por ejemplo, con aquellos proyectos que requieren una interacción constante en el terreno? Los proyectos sociales o comunitarios no se entienden sin una gestión cercana y directa.
- Disminuye la interacción física:
Lo anterior se traduce en una menor interacción física entre el director de proyecto y sus colaboradores. La relación se adapta a los recursos, sin duda, pero no siempre para bien. Si no se refuerza a través de otros canales, puede acabar aquejada por elementos como la desconfianza, el desinterés y la apatía.
- Si no se insiste en ello, puede disminuir la motivación:
También la motivación puede verse afectada. La no presencia de los miembros de los equipos en un escenario común obliga a que los incentivos tengan un impacto mayor que en un sistema de gestión tradicional.
- Requiere un dominio avanzado de herramientas.
Para un gestor de proyectos online resulta fundamental dominar las herramientas y los recursos digitales. Y esto es algo que no se logra de un día para el otro. Hace falta preparación, formación y, si se quiere, cierta especialización. Los gestores más jóvenes no tendrán problemas para ello; sin embargo, para los que han empleado métodos tradicionales será un doble reto.
- Exige un alto nivel de adaptabilidad.
En cualquier caso, sean gestores digitales o provenientes de otros modelos, lo cierto es que las herramientas online requieren un nivel de adaptación y flexibilidad que no todos los profesionales tienen. Y ojo, no se trata de adaptarse una vez y quedarse en una sola posición; hay que estar dispuesto a hacerlo muchas veces, pues las dinámicas del mundo moderno y del mercado así lo requieren.