¿Qué características tiene un proceso industrial?
Un proceso industrial es aquel que se encarga de obtener, transformar o transportar uno o varios productos primarios, también llamadas materias primas.
Sin embargo, la idea no es transformarlos porque sí. Detrás del proceso industrial late una intención, que generalmente consiste en lograr que dichos elementos primarios se conviertan en materiales, herramientas, sustancias y productos que satisfagan una serie de necesidades de un público concreto.
¿Cómo podemos distinguir un proceso industrial?
Las fases básicas de un proceso industrial son cinco: manipulación de la materia prima, operaciones físicas de acondicionamiento de dicha materia, reacción química para su transformación, separación y elaboración de productos.
El objetivo principal es modificar la sustancia con la que trabajamos de la manera que más utilidad represente para el conjunto del proceso.
Por lo general, existen 3 alternativas para conseguirlo: transformando la composición o masa de la materia prima, modificando el nivel de energía o calidad que le caracteriza o cambiando sus condiciones de velocidad, reacción y movimiento.
El proceso industrial es la base para el buen funcionamiento de muchos sectores de la economía. Si no existiera un proceso de estas características, estaríamos obligados al consumo de materias primas o recursos en estado puro.
Proceso industrial, ¿qué tipos existen?
Sin embargo, no existe un solo tipo de proceso industrial. El aprovechamiento de los recursos naturales, el trabajo de calidad y la flexibilidad ante diversos cambios son algunos de los factores que permiten establecer ciertas diferencias entre procesos de este tipo, los cuales se clasifican básicamente en 4 categorías:
- Procesos por lotes:
Son aquellos que aceleran el volumen de producción con la ayuda de plantillas o modelos. En muchos sectores de la economía, este tipo de procesos han suplido a otros de carácter artesanal. El volumen de los artículos producidos lo determinan las necesidades de cada empresa y el compromiso con sus clientes.
- Procesos por flujo continuo:
En este caso, las empresas realizan cientos de miles de productos idénticos. Lo que les diferencia de otros es que la línea de producción nunca cesa; es decir, está en funcionamiento las 24 horas del día y los 7 días de la semana. El objetivo de este modelo es doble: por un lado, maximizar los niveles de producción de la empresa; por otro, reducir los costes generados a raíz de detener e iniciar una vez tras otra el proceso industrial.
- Procesos por trabajo:
La modalidad consiste en centrar todos los esfuerzos productivos en la elaboración de un producto cada vez. Por ejemplo, en función de un pedido específico o de una temporada concreta. El resultado es distinto en cada ocasión y el reto consiste en mantener la identidad de la línea de producción y la calidad.
- Producción en masa:
Es uno de los modelos más empleados en la industria. Al igual que la producción por flujo continuo, contempla la elaboración de cientos de miles de artículos en una misma serie, con la diferencia de que la producción no es permanente; hay unos plazos de inicio y de fin de ciclo. Al tratarse de un alto volumen de artículos, este tipo de procesos supone el uso de sistemas de alta tecnología.
Para que el proceso industrial sea realmente eficaz y esté actualizado a las necesidades de cada momento, más allá de si se implementa en una empresa pequeña o grande, la clave está en la alineación de recursos e información en los distintos niveles y jerarquías que lo componen.