¿Puede la innovación organizativa mejorar la productividad?
A menudo pensamos en la innovación como una cualidad exclusiva de los productos o servicios que nos proponemos ofrecer. Es decir, la concebimos como un recurso para la mejora de la tecnología o las ideas de marketing.
Esto tiene que ver con una relación directa entre innovación y tecnología a la que nos hemos habituado. Sin embargo, innovar es una acción mucho más amplia en la que caben elementos como nuestra relación con los clientes, los procesos y, por supuesto, el modelo de negocio que buscamos.
Innovación organizativa: qué es y qué implica
La estructura de una empresa no tiene por qué ser la misma toda la vida. De hecho, las empresas más exitosas suelen ser aquellas que se adaptan a cada contexto y modifican su estructura para no quedarse rezagadas. ¿Te imaginas si Coca-Cola mantuviese aún el mismo modelo inicial de 1892?
Todos los cambios, modificaciones y adaptaciones que se realizan sobre la estructura de una empresa corresponden a lo que llamamos innovación organizativa. Sin embargo, no basta sólo con la introducción de cambios; es necesario que las modificaciones supongan una evolución y hagan de la empresa un agente más competitivo en su sector. Si hay retroceso, no puede hablarse de innovación.
Este tipo de innovación puede ser incremental o disruptiva: en el primer caso se realiza de forma progresiva y en el segundo supone un cambio estructural en las empresas, como por ejemplo cuando se produce la fusión con una segunda compañía o cuando el modelo de liderazgo cambia sustancialmente.
Algunas claves para implementar la innovación organizativa
Más allá de las características y la naturaleza de cada organización, la experiencia ha demostrado que existen tres tipos de innovación organizativa:
a) Cuando se introduce un nuevo método de prácticas. Por ejemplo, en los casos en que se toman decisiones para organizar rutinas y procedimientos de gestión de las tareas diarias.
b) Cuando se generan cambios en la organización del trabajo. O dicho de otro modo, en los casos en que se incorporan nuevas estrategias para delegar responsabilidades y gestionar el poder y la autoridad.
c) Cuando se establecen nuevas relaciones exteriores. Esta innovación se produce cuando una empresa modifica su estrategia para relacionarse con agentes externos, competidores, instituciones, organismos de investigación y, por supuesto, con distribuidores y clientes.
Ahora bien, más allá del tipo de innovación organizativa que implementemos, este proceso puede verse favorecido si llevamos a cabo acciones como:
- Compromiso explícito de la dirección con las ideas innovadoras.
- Fomentar el pensamiento independiente y creativo.
- Crear espacios comunes para el intercambio de ideas.
- Generar un ambiente laboral basado en la confianza y la participación.
- Dotar de recursos suficientes a los proyectos de innovación organizativa: humanos, económicos, técnicos, tecnológicos, etc.
- Conducir el proceso de cambio hasta sus últimas etapas.
- Elaborar un sistema de incentivos que reconozca la innovación.
- Introducir nuevos conocimientos en la organización.
- Modificar el modelo de comunicación interna cuando sea necesario.
- Redefinir los criterios del modelo de autoridad.
- Establecer un sistema de evaluación de la innovación organizativa que permita hacer un seguimiento a los procesos.