Las claves del método de la cadena crítica
Las claves para desarrollar con éxito un proyecto en base a la metodología de la cadena crítica tienen mucho que ver con los principios de la gestión de proyectos complejos. Sin embargo, la especificidad de este método conlleva la necesidad de prestar una atención especial a ciertas áreas. La configuración de los amortiguadores, la definición de actividades y la gestión del riesgo son los tres factores clave sobre los que trabajar para lograr el éxito.
Método de la cadena crítica: buenas prácticas
Para establecer la duración de los amortiguadores hay que considerar que:
No existe una única solución.
- Hay muchos algoritmos que posibilitan los cálculos, para reducir la incertidumbre al máximo. También puede escogerse alguna de las distintas herramientas que hay en el mercado y que automatizan el proceso, sean software o App.
- A la hora de asignar los recursos es fundamental seleccionar a los mejores, hay que buscar a aquéllos que no son solamente aceptables, sino que son capaces de aportar valor, ya que ellos posibilitarán el minimizar el uso de los buffers.
Simplificar al máximo la definición de cada actividad es fundamental y, por ello, a la hora de llevar cabo esta tarea hay que tener en cuenta:
- Qué información es necesaria para completar esa actividad.
- Cuáles son los objetivos que persigue.
- En qué tareas se descompone.
- Qué herramientas son necesarias.
- Qué función cumplirá cada uno de los participantes en su ejecución.
- Quién es su responsable.
- Cuáles son las interrelaciones y dependencias que comprende.
- Con qué medios se cuenta para llevar a cabo el seguimiento.
Con objeto de minimizar el riesgo, se hace indispensable planificar su identificación. Para hacerlo hay que actuar a tres niveles:
- Antes: en la etapa de programación se deberán reconocer las actividades, tareas o momentos que implican mayores probabilidades de riesgo.
- Durante: a lo largo de toda la fase de ejecución, contrastar información con los responsables brindará una visión más amplia que hará posible detectar riesgos más difíciles de prever.
- Siempre: el seguimiento y monitorización del progreso debe ser una constante, ya que es la única forma de alertar desviaciones en disposición del tiempo necesario para corregirlas.