¿La reducción del horario laboral aumenta la productividad?
Cómo el sábado y el domingo se convirtieron en "fin de semana"
Aunque nos parezca que los fines de semana siempre han sido sinónimo de descanso, la realidad es que su significado tal como lo conocemos hoy en día es relativamente moderno. Antes de la Revolución Industrial, en la Inglaterra del siglo XIX las semanas de los trabajadores solo contemplaban un día libre. El domingo, como marca la tradición cristiana, era el día de descanso laboral, para poder dedicarse a las obligaciones religiosas.
Pero al ser el domingo el único día de ocio y fiesta, muchos trabajadores se dedicaban a salir y beber, sobre todo en cuanto el número de creyentes se fue reduciendo. La fiesta provocaba una oleada de ausencias los lunes, obreros cansados, indispuestos para trabajar, y excusas para quedarse en casa. La normalización de esta práctica fue tal que se creó el término San Lunes, en referencia en primer lugar a los artesanos que cerraban sus negocios para descansar ese día.
Esta situación hizo que muchos empresarios se replantearan las jornadas laborales de sus trabajadores y decidieran aumentar las horas de descanso reduciendo los sábados a media jornada. Serían después sindicatos y otros grupos de presión quienes lograrían hacer de los sábados días totalmente libres, a principios del siglo XX. El Gobierno británico fue pionero en aprobar la semana laboral de 40 horas, un modelo laboral que después copiaría Estados Unidos y más tarde terminaría exportándose al resto de países occidentales.
Así, lo que a priori puede parecer un cambio simple, supuso toda una revolución no solo a nivel productivo y en la reducción del absentismo. Cambió el modo de relacionarse de los trabajadores y creó nuevas tradiciones y formas de ocio. El fútbol, por ejemplo, comenzó a celebrarse el sábado por la tarde. Se creó toda una economía del ocio, las salas de conciertos y teatros adaptaron sus horarios y tarifas a los fines de semana, algo que también hicieron los transportes.
La tendencia actual en las empresas de continuar reduciendo las horas lectivas
La ciencia apuesta por los tres días de descanso semanales y numerosas empresas, como Microsoft, Amazon o Uniqlo ya han probado sus beneficios productivos. Pero, además, muchos, como Mark Zuckerberg, defienden que la reducción de la jornada iría ligada a un aumento del empleo.
Uno de los pioneros en establecer el sábado y el domingo como días libres para los trabajadores fue el fabricante de autos estadounidense Henry Ford en 1926, con la idea de que el descanso durante el fin de semana los haría más productivos, reduciendo el ausentismo y mejorando la eficiencia.
Por esa misma época, el economista John Keynes indicó que eventualmente la sociedad evolucionaría hacia una semana laboral de solo 15 horas, considerando la velocidad de los avances tecnológicos.
Casi un siglo después, esa predicción aún está lejos de cumplirse, aunque varias empresas han realizado experimentos para reducirla a 32 horas y hasta existe una organización en Nueva Zelanda llamada "4 day week" que promueve la semana laboral de cuatro días.
Los fines de semana de tres días luchan también por abrirse paso frente a los defensores del presentismo: no se trata de horas sino de productividad. Menos tiempo para hacer el mismo trabajo podría ayudar a reducir todas las horas muertas o los momentos más improductivos. Y la vez, los empleados podrían disfrutar de una mejor conciliación y aprovechar mejor su tiempo libre.
Ventajas e inconvenientes de la jornada de 4 días
Ventajas:
La utilización de la jornada laboral de 4 días favorece la conciliación laboral.
Unos empleados más felices producen que aumente el rendimiento de la empresa.
Se ha estudiado que, reduciendo el estrés y la carga de responsabilidad de los empleados, la empresa logra un mayor crecimiento.
La reducción de la jornada laboral puede llegar a generar un beneficio económico a las empresas, ya que supone reducir los costes de servicios como la luz, la electricidad o el agua.
Desventajas:
Implantar un modelo de negocio donde se trabaje cuatro días mientras la competencia siga con cinco no es fácil de aplicar.
No todos los trabajos son aptos para este modelo. Servicios necesarios, como los hospitales o los comercios, pueden encontrar dificultades en aplicar este fenómeno.
Las empresas deberían pagar a sus empleados el mismo sueldo que si trabajaran cinco días semanales (factor que algunos empresarios posiblemente no aceptarían).
Más allá de una remodelación en el sistema laboral, la jornada de cuatro horas es una tendencia que tiene mayor relación con la sociedad que con las empresas en sí mismas. Este tipo de fenómenos requieren que la sociedad abra sus límites y acepte que un trabajo productivo es más eficaz que un trabajo donde se valoren más las horas que los resultados.
Reflexión: ¿Trabajarías 4 días a la semana, aunque te redujeran el salario en proporción al tiempo de trabajo? ¿Tendrías más calidad de vida?