La nueva Economía Colaborativa está potenciando la “Fuerza de Trabajo bajo Demanda”
En 2011 apareció el concepto de Share-Economy o Consumo Colaborativo y no fue hasta 2015 que el uso de este modelo se masificó. En sus inicios se trataba de “plataformas colaborativas digitales” que permitían la interacción entre persona-persona para realizar alguna transacción.
Ejemplos de este modelo colaborativo en sus inicios fueron: eBay, Etsy, Uber, Airbnb, WeWork o Funding Circle. Se caracterizaban por ser plataformas de código abierto; contaban con la “valoración de los usuarios para generar confianza” y tenían el propósito de aportar a la sustentabilidad promoviendo la “utilización de recursos inutilizados” (como Uber o Airbnb).
Pero la masificación en el uso fue tal, que tardaron sólo 4 años en generar ingresos millonarios y en posicionarse como un Nuevo Modelo de Negocio que crece exponencialmente y está generando un nuevo modo de empleabilidad y muchos desafíos a futuro. Hoy tenemos que hablar de un nuevo modo de Economía que ya no tiene su foco en la sustentabilidad, sino en la generación de ingresos a través de las plataformas digitales, con un importante ahorro de costes.
Estamos frente a un nuevo Cambio Cultural, Económico y Social y esto está obligando a los estados a trabajar en las regulaciones pertinentes (la Unión Europea lo reguló en 2014), porque muchos sectores tradicionales, por ejemplo la banca, seguros, turismo entre otros, están empezando a utilizar este Modelo de Negocio (ofrecer sus servicios en plataformas digitales) que están lejos de ser “un modelo colaborativo”, pero que les permite ahorrar costos de personal, sin afectar los servicios que ofrecen a sus clientes (en línea), convirtiendo a parte de sus empleados en “prestadores de servicio on-demand”
El SELF-EMPLOYED (trabajador autónomo) empieza a ser tendencia y se está investigando el impacto que esta modalidad podría tener en la precarización del trabajo.
Desde la entrega, el transporte y los mandados domésticos, hasta los servicios profesionales y la consultoría, la economía bajo demanda está cambiando la forma en que las personas consumen bienes y servicios. También está cambiando la forma en que las personas trabajan. Se prevé que el número de personas que trabajan bajo demanda -sólo en EEUU- aumentará de 3,2 millones a 7,6 millones para 2020.
Algunas consultoras afirman que esta podría ser una nueva cara del “emprendimiento”. Se está llamando a esta modalidad “la Uberificación de los Servicios y Aparato Productivo” porque la empresa opera a través de una plataforma y externaliza todos los servicios.
Según los resultados presentados por la consultora Emergent Research que entrevistó a más de 4.500 personas que encontraron una oportunidad de trabajo en once empresas de economía bajo demanda, los proveedores autónomos encuentran que el modelo les otorga libertad, flexibilidad y control y les permite tener más de una actividad on demand para alcanzar los ingresos que desean:
- La mayoría de los proveedores de economía bajo demanda son a tiempo parcial.
- Las principales razones por las que trabajan en la economía bajo demanda es ganar más dinero y tener mayor flexibilidad de trabajo, control y autonomía.
- La mayoría de los proveedores de economía bajo demanda están satisfechos con su trabajo.
- La mayoría de los proveedores de economía bajo demanda planean seguir trabajando con su socio económico bajo demanda.
- Muchos proveedores de economía bajo demanda son propietarios y/o están desarrollando sus propios emprendimientos.
- Los mayores desafíos a los que se enfrentan los proveedores de economía bajo demanda son conseguir suficiente trabajo y la falta de ingresos predecibles.
- Los proveedores de economía bajo demanda ganan, en promedio, el 22% de los ingresos de sus hogares a través del trabajo económico bajo demanda.
- La fuerza laboral de la economía bajo demanda se sesga a los jóvenes, pero el 18% tiene 55 años o más. Los proveedores de economía bajo demanda también son más diversos que la fuerza laboral general de los EE. UU.
Todo parece indicar que la transformación de los modelos de negocio podría generar oportunidad de trabajo a mucha más población, pero por otro lado quienes trabajan hoy en relación de dependencia (acostumbrados a tener un ingreso fijo todos los meses), y que pudieran ser invitados por sus empresas a pasar a la “modalidad prestador de servicios on-demand”, deberán aprender a organizar sus finanzas de forma diferente (el ingreso anual se concentrará en algunos meses del año) y desarrollar nuevas competencias para poder trabajar de forma autónoma, lo que implica aprender a auto administrarse el tiempo para cumplir con los encargos recibidos.
Sería de gran ayuda para evitar “la precarización del trabajo” que las empresas que estén pensando en adoptar esta nueva modalidad, se ocupen de capacitar a aquellos empleados que pasarán a ser “prestadores on demand”, invirtiendo parte del ahorro en costos que obtendrán (evitando cargas sociales, etc.) en preparar a la gente en técnicas y herramientas de autogestión.
Porque la economía bajo demanda está acelerando un movimiento hacia el autoempleo y está teniendo un efecto transformador en nuestra economía. Y es responsabilidad de las empresas empoderar a estas personas para que aprovechen las oportunidades positivas que ofrece la economía bajo demanda. Organizaciones y Estado tendrán que generar los apoyos necesarios para ofrecer estabilidad a la creciente fuerza de trabajo autónoma. Esto es parte del debate serio que debe tener lugar en los foros sobre “el futuro del trabajo”, si creemos que los cambios en la economía están haciendo inviable el modelo actual de empleabilidad que conocemos desde la era industrial.