Estructura financiera de la empresa y sus diferentes fuentes
El objetivo principal de toda empresa es obtener beneficios, pero para ello debe disponer de recursos que le permitan sufragar los gastos asociados a su actividad (costes de personal, materias primas, etc.). Es aquí cuando entra en juego la estructura financiera, de ella dependerá en gran medida que la organización pueda o no conseguir sus objetivos.
¿Qué es la estructura financiera?
La podemos definir como el conjunto de recursos financieros que la empresa ha sido capaz de reunir (a través de obtención propia o de fuentes de financiación ajenas) y que se van a destinar a la propia actividad empresarial a fin de conseguir los objetivos buscados.
Por ejemplo, una empresa con una estructura financiera sólida tendrá recursos suficientes para poder pagar buenos salarios y atraer así el talento. Esos mismos recursos también pueden ser útiles para adquirir maquinaria de última generación que agilice la producción.
En definitiva, tener recursos de este tipo se puede transformar en toda una ventaja competitiva para la empresa siempre y cuando los utilice adecuadamente.
Diferencia entre estructura financiera y estructura económica
Es importante saber diferenciar entre estos conceptos. Es común que se lleguen a confundir debido a su estrecha relación, pero no son lo mismo.
Cuando hablamos de estructura económica nos estamos refiriendo únicamente a los activos que la empresa ha adquirido a través de sus fuentes de financiación. Por ejemplo, esa maquinaria de última generación a la que hacíamos referencia hace un momento.
Fuentes de la estructura financiera y otras formas de clasificación
Una de las formas clásicas de clasificar las estructuras financieras que nos podemos encontrar en el ámbito empresarial es hacerlo de conformidad a las fuentes que han permitido obtener esos recursos. Así, podemos distinguir entre:
Fuentes internas
Esta fórmula de autofinanciación es la primera a la que suele acceder la empresa. Se trata de los fondos aportados por los propios socios.
Fuentes externas
Poner un negocio en marcha no es ni fácil ni barato, por lo que es prácticamente imposible que una empresa pueda funcionar únicamente con fuentes de financiación propias.
Lo más habitual es tener que recurrir al mercado para obtener dinero de fuentes ajenas. Las fórmulas tradicionales son los préstamos y los créditos, pero hoy en día hay otras alternativas como el crowdfunding o micromecenazgo.
Usando estos mismos conceptos que acabamos de ver también podemos hablar de estructura financiera de fondos propios (de capital propio o de reservas) y estructura financiera de fondos ajenos (pasivos o prestados).
Y todavía tenemos una clasificación más para hacer referencia a la estructura financiera, en este caso basada en los diferentes grupos de recursos. De esta forma, nos podemos encontrar con una estructura de recursos permanentes (integrada por el pasivo fijo y el patrimonio neto) y una estructura de recursos corrientes formada por el pasivo corriente o circulante.
Con independencia del origen de los fondos y de la clasificación de las fuentes de financiación, está claro que la estructura financiera es fundamental para que una empresa pueda funcionar. De su gestión se van a encargar el departamento de contabilidad, que tiene una gran importancia dentro de la organización. Si quieres trabajar en él, nuestro Master en Dirección Financiera puede ser una buena oportunidad para desarrollarte profesionalmente en el sector financiero.