Seis ejemplos cotidianos de neuromarketing
Los ejemplos de neuromarketing en nuestro día a son numerosos. De hecho, esta práctica está más extendida de lo que creemos. Si echas un vistazo a tu alrededor, no te costará encontrar pruebas fehacientes de esto.
Ahora bien, ¿podrías identificar dichos ejemplos a la primera? ¿Qué tan aguda es tu mirada para ello? A continuación te ayudaremos a saberlo.
El neuromarketing actúa donde menos lo esperas
Valga la ocasión para aclarar que el neuromarketing no es, como mucha gente cree, una forma de influir negativamente en el consumidor. Por el contario, su objetivo esencial es estudiar los procesos mentales de las personas antes, durante y después del proceso de compra, especialmente en cuanto a sus emociones y motivaciones.
El neuromarketing propone un análisis amplio y transversal para tratar de captar la atención del cliente e influir en la decisión de los consumidores en el momento de sus elecciones. Veamos algunos ejemplos de ello:
1. Estanterías de pan (neuromarketing olfativo):
Los grandes supermercados e incluso algunas tiendas de alimentos practican una estrategia bastante eficaz: ponen las estanterías del pan recién hecho a la vista de todo el mundo, lo cual es, sin duda alguna, una de las mejores formas de ofrecer otros productos y aumentar sus ventas. ¡Pocos son los que pueden resistirse a lo agradable de este olor!
2. El producto más caro, ¡primero!
Otros comercios son partidarios de dejar más visibles los productos más caros en las estanterías; por el contrario, los más visibles suele ubicarlos en la parte baja o alta de las mismas. ¿Qué buscan con ello? Llamar la atención sobre los artículos que mayor ganancia podrían reportar.
3. El eterno gancho del precio:
La vieja estrategia de no redondear los precios y dejarlos terminados en cifras decimales como 0.99€ sigue funcionando. Aunque sea difícil de explicar, una buena parte de los consumidores cree el producto es más barato de lo que en realidad es. Increíble, ¿verdad?
4. Música de fondo (neuromarketing auditivo):
Algunos comercios, principalmente las tiendas de ropa y los supermercados, ponen música de fondo para buscar efectos en los consumidores: tranquilidad, frescura, atención, buen ánimo… La idea es crear un clima propicio para que no se vayan y haya más probabilidad de aumentar las ventas.
5. ¡Viva el desorden!
No todas las estanterías y los puestos de venta deben estar ordenados. ¡Todo lo contrario! Las montañas de productos —de ropa, por ejemplo— también llaman la atención de los consumidores. El mejor ejemplo son las rebajas, cuyo encanto reside justamente en eso; en medio del caos, transmite la sensación que se está vendiendo mucho y de que el cliente tiene más libertad que nunca para elegir.
6. Los productos básicos, al final del local:
Seguro que te ha pasado alguna vez: fuiste al supermercado buscando leche o un frasco de aceite y volviste a casa con 10 cosas más. ¿Por qué? En parte, por la disposición de los artículos en el propio local, pues los comercios tratan de que los más básicos estén al final del recorrido. De esta forma tu trayecto para ir a buscarlos será más largo y entre medias seguro comprarás cosas que no estaban en la lista de la compra llevas en el bolsillo.
Los ejemplos de neuromarketing están a la orden del día. Su intención es seducirnos, atraernos, ganarse nuestra confianza. ¿Se te ocurre alguno más?