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Scrum y Kanban, ¿qué me ofrece cada metodología?

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La alta gestión empresarial despejó hace años las dudas sobre la necesidad de usar las herramientas Ágile. Hoy día sabemos los numerosos beneficios de este tipo de recursos y, por si fuera poco, el grado de acogida del que gozan.

Es decir, ahora la discusión es otra: ante la inminente apertura de posibilidades en el mercado, los responsables de los proyectos empresariales se enfrentan al dilema de elegir la herramienta más idónea para la naturaleza de las tareas que gestionan y el modelo de negocio que lideran. He ahí el asunto.

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¿Mi proyecto se adapta mejor a Kanban o a Scrum?

De hecho, algunos responsables de proyectos son más específicos y centran el dilema en dos herramientas que a la fecha han demostrado ser las más demandadas en un buen número de sectores: Scrum y Kanban.

De cada una de ellas hemos hablado en repetidas ocasiones. Quizá convenga recordar que aunque se tratan de herramientas pertenecientes a la familia Ágile —surgidas en los años 90 como respuesta a los métodos de gestión tradicionales—, tienen sin embargo varios puntos de su metodología que las diferencian entre sí.

¿Cuál de las dos es más idónea para tu proyecto? Es difícil decirlo a primera vista. Lo esencial es identificar las necesidades de las tareas que has planificado y analizar si uno u otro modelo se adapta mejor a lo que buscas.

Mientras realizas dicho trabajo, lo que sí podemos es señalar las principales diferencias entre un modelo u otro, las cuales se expresan básicamente en dos rasgos: el método de trabajo y la forma de dividir y ejecutar el trabajo previsto.

a) Funcionalidad de las reuniones:

  • Scrum: se basa en la interacción de tres roles esenciales: Scrum Máster (líder), Scrum Team (equipo de trabajo) y Product Owner (cliente o destinatario). Para que la relación entre ellos fluya acertadamente, es preciso planificar una serie de reuniones diarias, semanales, de inicio, de cierre y de retrospectiva. En ellas se evalúan los avances del proyecto y se realizan las modificaciones pertinentes.
  • Kanban: no establece ningún modelo de organización; simplemente, usa el de cada empresa para la ejecución del proyecto. Eso sí, debe ser una estructura flexible, poco jerarquizada y con poca probabilidad de que existan cuellos de botella u obstáculos de ejecución. En ese sentido, Kanban es un modelo mucho más económico que Scrum a la hora de su implementación.

b) Ejecución de las tareas previstas:

  • Scrum: promueve un flujo de trabajo basado en iteraciones o ciclos de los que surgen entregas parciales del producto. El cliente puede participar en cada una de las etapas para afinar lo que busca o, incluso, para acabar de definirlo si no lo tiene del todo claro. Cada iteración supone una evolución o mejora con respecto a la que le ha precedido.
  • Kanban: no le interesan tanto los plazos parciales ni las entregas. Su principal preocupación es que el trabajo fluya de manera continua y que sea eficaz. De ahí que ponga el énfasis en la eliminación de los cuellos de botella u obstáculos que impiden la evolución del proceso que está en marcha.

Lo anterior nos lleva a concluir que mientras Scrum es una herramienta ideal para los proyectos que requieran de una alta programación —incluso con la ayuda de una estructura distinta a la de la empresa—, Kanban se adapta mejor a los procesos en los que no se necesiten definir roles predeterminados y el trabajo fluya de forma continua.

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