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¿Qué es la dirección autocrática?

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La dirección autocrática en una empresa es un estilo de liderazgo en el que, una sola persona, toma todas las decisiones importantes, sin consultar a otros miembros del equipo. 

Hablamos de ese tipo de líder que tiene el control total, así como la autoridad para decidir, sin tener que consultar con nadie. Hoy en día, por todos los cambios que se han generado en los modelos de organización, es difícil que este tipo de liderazgo prospere en empresas medianas y grandes. 

Sin embargo, sigue siendo el estilo de dirección y de rrhh en muchas pymes, donde el dueño es el CEO. Es el caso también de alguna startup, cuando el fundador, aun teniendo socios, si ha sido el generador de la “idea”, se comporta igual que el dueño de una empresa pequeña y decide solo.

¿Por qué no es recomendable utilizar la dirección autocrática?

  • Disminuye la motivación y el compromiso de los empleados.

  • Si el personal está desmotivado, la producción baja. 

  • Esto genera estrés dentro la empresa y hay mayor absentismo.

¿Cuáles son las consecuencias de adoptar este rol en la gestión de una empresa? 

Una de las principales consecuencias de la dirección autocrática es la generación de un ambiente tóxico que termina impactando en los resultados del negocio, ya sea por la disminución en la productividad o, por ejemplo, por la alta rotación de empleados. Esta última situación mencionada es bastante típica de los grandes call-centers

Cuando un líder toma todas decisiones sin consultar a los demás, los empleados pueden sentir que su opinión no importa, y, en consecuencia, será muy difícil que aporten ideas de mejora en la eficiencia o propongan cambios que podrían ser beneficiosos para ambas partes. Es decir, que el líder tiene todo el control, por un lado, pero también está totalmente solo a la hora de enfrentar los problemas o desafíos que surjan. A esta situación, en los ’90, se la llamaba “la soledad del directivo”. 

En línea con lo mencionado arriba, la otra consecuencia importante de la dirección autocrática es que, al no hacer partícipe de algunas decisiones a ciertos colaboradores, la empresa tiene pocas posibilidades de crecer, de escalar. 

Y, por otro lado, queda obturado el desarrollo de los empleados dado que no hay espacio para crecer y desarrollar sus habilidades. Cuando la cultura organizacional limita el desarrollo personal de los colaboradores, suele suceder que quienes son talentosos y tienen mayor potencial se van. 

De esta manera, la empresa se queda con los empleados que, cada uno por sus motivos, prefiere esa seguridad, aunque sea mediocre, a tener que buscar un nuevo empleo. Pero este tipo de empleado es el que trabaja a reglamento, y cumple lo mínimo indispensable para conservar su puesto.

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¿Es posible llevar adelante un proceso de transformación y cambio cuando la dirección es autocrática?

Es muy probable que no se pueda avanzar. En las empresas con este estilo de liderazgo, donde la gente siente que no están autorizados a pensar fuera de la caja o sugerir nuevas ideas, la creatividad no emerge y, por tanto, no hay innovación. 

En consecuencia, no hay nadie mirando las tendencias y los cambios en el mercado o en los contextos económicos como para proponer ciertas medidas y acciones que le permitan a la empresa adaptarse, de forma ágil, para no quedar obsoletos o, peor aún, quebrar. 

El ejemplo de Nokia

Una empresa que sufrió las consecuencias de una dirección autocrática fue Nokia. Durante años, Nokia fue líder en el mercado de los teléfonos móviles. Sin embargo, cuando Apple lanzó el iPhone en 2007, Nokia no tuvo la flexibilidad, ni los reflejos necesarios, para conservar su cuota de mercado y perdió su posición de liderazgo. 

Uno de los motivos por los que Nokia no pudo competir con Apple fue porque tenía una cultura de dirección autocrática. El CEO de Nokia, Jorma Ollila, tomó todas las decisiones importantes sin consultar a los demás. Esto puso en evidencia la falta de ideas para innovar y dar un golpe de timón y la empresa no tuvo, en aquel momento, ninguna capacidad para adaptarse al cambio. 

Recién en 2017 Nokia cambió de manos y vienen trabajando para recuperar mercado. En 2021 lanzó 6 modelos nuevos de smartphones que le permiten a la marca volver a estar en carrera, pero ahora, además de Apple, se han sumado otros competidores. 

Para finalizar, pensemos que Nokia tiene la posibilidad de resurgir de las cenizas porque en su momento fue la marca de celulares que tenía casi el 60 % del mercado a nivel global. Por tanto, al ser una marca posicionada y con buena reputación, atrajo la atención de los inversores que vieron en su relanzamiento, una buena oportunidad de negocio. 

Pero son muchas las startups, pymes y otras empresas que reinaron en un sector determinado, que no interesan a los inversionistas cuando están en quiebra, porque el capital simbólico de la marca en cuestión no es lo suficientemente atractivo como para visualizar una interesante oportunidad de negocio.