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¿Qué es el stock mínimo de inventarios?

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En muchos casos, los procesos comerciales funcionan de la siguiente manera: el cliente se pone en contacto con la tienda, solicita un artículo determinado, bien sea para que lo envíen a su domicilio o para ir a buscarlo más adelante, y la tienda se lo suministra en el plazo previsto. ¿Te suena de algo?

Pues bien, esto que parece tan cotidiano para muchos consumidores, es realidad es el resultado de un complejo proceso con varias tareas encadenadas.

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Stock mínimo: claves para entender el concepto

Lo anterior nos sirve para introducir el concepto del stock mínimo, el cual se refiere a las unidades disponibles que tiene una empresa en su almacén y que potencialmente se pueden entregar a los clientes que así lo soliciten.

Pongamos un ejemplo para ilustrarlo mejor: una tienda de pantalones se prepara para vender unidades en un fin de semana. Esperan entre 50-70 clientes; mientras tanto, el número mínimo de existencias que estarán disponibles en los almacenes de la tienda para esa fecha será de 85 pantalones.

En este caso, si la venta se realiza dentro de lo previsto, la demanda estará cubierta. El stock mínimo (85 pantalones) se encuentra por encima del número de clientes a los que esperan atender ese fin de semana los responsables de la tienda.

El stock mínimo es, por tanto, el valor que permite que las empresas sigan atendiendo la demanda del público en momentos concretos, incluso durante aquellos en que la propia demanda aumenta y las unidades se modifican.

Lo ideal es mantener el número de unidades dentro de ciertos límites y asegurarse de que las unidades nunca sean inferiores a la demanda. Para ello, también es esencial realizar los nuevos pedidos antes de que se alcance el stock mínimo.

Otras consideraciones sobre el stock mínimo

Las empresas quisieran tener siempre el máximo stock en su almacén, es decir, todos los artículos que se hayan diseñado, por ejemplo, para una temporada concreta. De esta forma se garantizaría un servicio infinito a los consumidores, pues el almacén nunca carecería de unidades listas para la venta.

Sin embargo, esta idea no sólo es utópica desde el punto de vista práctico, sino también poco rentable si nos atenemos a algunos factores.

Para empezar, el almacenaje de una gran cantidad de mercancía (los pantalones del apartado anterior, por ejemplo) supone altos costes en temas de iluminación, alquiler de las naves, mantenimiento de la mercancía y personal encargado de la vigilancia, la gestión y el control del inventario.

Estos costes de almacenaje serán todavía mayores si el volumen de ventas de la marca no es demasiado alto. Si así fuese, al menos las unidades saldrían pronto de las naves donde están guardadas para cubrir los gastos derivados.

No obstante, vale la pena dejar claro que existen momentos en que sí es conveniente mantener un stock máximo antes que un stock mínimo. Hablamos, por ejemplo, de las épocas de rebajas o las fechas especiales, cuando es claro que habrá un alto volumen de ventas y el almacén debe responder a la demanda.

Sea como sea, el stock mínimo es un valor que nos sirve de referencia para calcular el número de ventas y que además debe tener en cuenta los plazos y los ciclos habituales de la demanda en determinadas circunstancias.

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