Pasos para la implementación de un cambio organizacional
Las organizaciones cambian todos los días, aunque sea mínimamente, en un sentido u otro . Existen distintos tipos de cambios que se pueden generar en su seno: desde los más intrascendentes o cuyo impacto apenas se perciba en el conjunto, hasta aquellos que significan un antes y un después en la cultura corporativa.
En este post nos ocuparemos de los segundos, es decir, aquellos que afectan al grueso de la estructura de una empresa y que se conocen como cambios organizacionales.
Un cambio sólo adquiere tal denominación cuando supone nuevos comportamientos para las empresas, como por ejemplo una fusión, la adquisición de una empresa por parte de otra más grande, un proceso de crecimiento y expansión o incluso la internacionalización de una marca.
Los cambios organizacionales se generan por causas internas o externas. En el primer caso, la empresa actúa por iniciativa propia; en el segundo, las condiciones del contexto (leyes, decretos, crisis económicas, etc.) son las que motivan o impulsan la transformación en una compañía.
Cambio organizacional: cómo implementarlo de forma eficaz
Pero al margen de si están motivados por factores externos o internos, un cambio de estas características siempre supone un enorme reto para las propias compañías, pues suele poner a prueba su capacidad de adaptación y flexibilidad.
Estamos hablando de transformaciones que impulsarán a las empresas a escenarios desconocidos, con lo cual el trabajo desde las esferas directivas debe ser permanente y eficaz para que se logren los objetivos.
Por supuesto, algunas empresas tienen más resistencia al cambio que otras, sobre todo si provienen de métodos tradicionales de gestión y no han experimentado situaciones similares. En cualquier caso, lo más importante es poner en marcha una serie de acciones como las que describimos a continuación:
- Tener claro en qué consiste el cambio.
Lo primero que debe hacerse en un proceso de cambio organizacional es saber en qué consiste dicho cambio, pues de lo contrario la empresa entrará en una deriva sin objetivos ni expectativas.
- Involucrar a todos los integrantes de la organización.
La palabra «organizacional» define muy bien el alcance del cambio. Es decir, todos los integrantes de la compañía no sólo deben estar al tanto de su implementación, sino que tienen que asumir un rol activo durante el proceso. Si no es así, se corre el riesgo de que el plan no pase de ser un intento fallido.
- Identificar líderes en cada sección.
La labor de la gerencia será fundamental para liderar el cambio. El siguiente paso consiste en identificar a aquellos integrantes con capacidad de liderazgo en cada una de las áreas de la empresa. A ellos les corresponderá informar sobre el proceso y movilizar al resto del personal hacia los objetivos propuestos.
- Motivar al personal durante la puesta en marcha.
La gerencia no debe escatimar esfuerzos para motivar a los trabajadores. Sólo así el cambio se cumplirá con rigurosidad. Esto es especialmente útil en situaciones de crisis o cuando el cambio es motivado por factores negativos.
- Informar sobre los logros del plan de cambio.
Finalmente, si se quiere que las etapas del proceso de cambio arrojen los resultados previstos, es fundamental informar a la organización del estado del proceso y que el resto de integrantes, a su vez, manifiesten su opinión sobre la transformación que se implementa. De esta manera se podrán realizar las correcciones oportunas y el proceso gozará de una alta dosis de participación y consenso.