Nuevas habilidades para ser un excelente Project Manager
Muchas personas que lideran proyectos suelen estar especializadas en áreas concretas del conocimiento. Poseen habilidades técnicas relacionadas con su profesión e, incluso, gozan de una alta cualificación y experiencia. Sin embargo, cuando se trata de temas transversales, el resultado es distinto. Sólo unos pocos han adquirido lo que se denomina «habilidades sociales», es decir, capacidades o talentos relacionados con la dirección de equipos, la comunicación, la gestión de los Recursos Humanos, los tipos de inteligencia, entre otros. Desde hace un par de años se ha insistido en la necesidad de formarse en este tipo de cuestiones. Por ejemplo, se habla de conceptos como liderazgo, motivación, inteligencia emocional, trabajo en equipo y otros tantos que, en muchos casos, ya hacen parte de la cultura organizacional de las empresas. Pero, si bien son importantes, estas habilidades marcan apenas el inicio del camino. El contexto actual exige que un Project Manager adquiera formación en asignaturas de diversa índole, independiente de si son o no propias de su campo. Ése es, digamos, el primer requisito que deben cumplir los aspirantes al cargo.
A partir de ahí, existen otros conocimientos en los que convendría fijarse si lo que se quiere es una gestión eficaz de proyectos. El objetivo es contar con el mayor número de herramientas. Repasemos algunas de ellas:
- Gestión del tiempo. No sólo se trata de controlar, reloj en mano, el tiempo propio y el de tus colaboradores. El Project Management debe asignar plazos de ejecución realistas, verificarlos continuamente y detectar las llamadas «fugas» o los «elementos distractores» que perjudiquen el rendimiento de tu proceso.
- Administración del presupuesto. Un poco de finanzas no viene mal, sobre todo si no eres un experto en ello. Como líder de proyectos debes actualizarte en temas de contabilidad, costes, impuestos, transacciones, estrategias de venta, etc. Es decir, que si no eres un experto en números, es posible que acabes siéndolo.
- Coordinación. Quizá lo que mejor define a un Project Management es la capacidad para gestionar tareas simultáneas. Y, además de eso, saber integrarlas. Para ello es fundamental que tengas el plan de ejecución en la mano y que monitorees cada tanto las acciones que componen el proceso.
- Detección de problemas. No se trata de ser un profeta o adivino, pero sí de tener la capacidad de ver con antelación aquellos elementos que puedan obstaculizar tus procesos. Y si eso no fuese posible, tienes que saber identificarlos y plantear soluciones para mitigar sus efectos con agilidad, oportunidad y eficiencia.
- Flexibilidad. O lo que es lo mismo, saber adaptarte. Los proyectos casi nunca son lineales, sino que registran curvas de rendimiento que fluctúan en función de muchos factores. Recuerda que una cosa es el plan de ejecución y otra la ejecución en sí misma; entre medias existe un terreno en el que se toman las decisiones. No te frustres; sólo saca lo mejor de ti y de tu equipo en cada etapa.
- Tecnología. El Project Management eres tú y las decisiones dependen de ti. Eso está claro. Sin embargo, convendría que, si es el caso, te apoyaras en algún programa informático de mejora continua. La tecnología no va a hacer las cosas propias de tu cargo, pero sí que puede echarte una mano. Actualízate, nunca está de más.