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Los contratos temporales en verano

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El verano no es el mejor momento del año en el mercado laboral español si lo que se pretende es un buen empleo. La temporalidad se dispara, las ofertas se limitan a sectores estacionales y entran las contrataciones exprés para unos pocos días. En este entorno, los menores de 30 años son los que tienen que estampar su firma más veces en un contrato.

A pesar de que a raíz de la crisis hayan aparecido nuevas situaciones que aquejan a la economía española, lo cierto es que muchos de ellos, lejos de tener un carácter coyuntural, llevan muchas décadas instalados con todos nosotros. Este es el caso de la temporalidad, un mal endémico que indicen en el problema de la dualidad del mercado de trabajo y que las sucesivas reformas laborales no han conseguido atajar.

Así, y si tomamos la temporalidad en términos absolutos sin distinción entre sectores ni regiones, España lleva varias décadas instalada en tasas superiores al 25%, unas cifras que duplican a la media de la OCDE y que, paradójicamente, se han ido reduciendo con la crisis económica, aunque no como fruto de una mejor regulación, sino como consecuencia de la vulnerabilidad de estos trabajadores a los ciclos económicos; de casi un 35% en 2005 se ha pasado a un 27% en 2018, con un mínimo en 2014 del 21%, según datos de Eurostat.

Las razones son diversas, pero se resumen en la elevada dependencia que tiene la economía española de sectores con una demanda estacional. Este ha sido el caso del turismo, que en la actualidad supone un porcentaje cercado al 10% del PIB pero que viene acompañado por una contratación temporal muy acusada. Y no hace falta decirlo: es bueno para la economía que vengan turistas en verano, pero también es lógico que los trabajadores se contraten en esa época.

También ha repercutido la elevada concentración de pequeñas empresas. Por lo general, las pymes suelen tener una temporalidad superior a la de las grandes empresas, un patrón que se repite en prácticamente todos los países. Cuanto mayor sea la presencia de este tipo de compañías dentro del tejido empresarial español, mayor será la temporalidad.

Aunque, se podría apuntar que la causa que tiene más fuerza tiene es la falta de flexibilidad del mercado laboral español. Esta rigidez provoca situaciones tan perjudiciales para la economía española como su elevada dualidad, es decir, la existencia de muchos trabajadores con contratos indefinidos y prácticamente blindados ante un despido con otros temporales mucho más vulnerables y fáciles de despedir.

En este sentido, las sucesivas reformas laborales que se han llevado a cabo en España, y que han modificado el coste del despido e intentado flexibilizar el mercado laboral, no han conseguido reducir la temporalidad a niveles de otras economías, con sistemas laborales mucho más flexibles y libres. Hasta tal punto llega el problema que los únicos momentos en los que se ha reducido la temporalidad en relación con los contratos indefinidos es cuando se han destruido estos empleos y, por tanto, ha aumentado el paro.

De hecho, es un hecho que los empresarios prefieren contratar de manera temporal que de manera indefinida, pues es mucho más barato. Incluso, hay quienes retuercen la legislación al máximo posible y quienes directamente cometen fraude de ley, al encadenar más contratos temporales de los que prevé la Ley.

Actualmente la temporalidad seguirá siendo uno de los mayores problemas de la economía española.

Reflexión: ¿Cómo podríamos disminuir la temporalidad en la contratación en los meses de verano?