La última milla, un desafía cada vez mayor
El proceso final de entregar de un pedido de una tienda, hoy en día en su mayoría online, a su comprador, se lo suele llamar la última milla. Si bien, es un tramo de unos pocos kilómetros comparado con el trayecto que recorre el paquete desde la fábrica, las dificultades se intensifican y la satisfacción del cliente entra en un momento crítico.
En general, el último tramo es el más difícil o complejo. Lo vemos en el atletismo, automovilismo o cualquier otra competencia, pues al ir llegando a la meta, las exigencias son mayores, al igual que las complejidades. En el caso de las entregas, en su mayoría se realiza en zonas urbanas donde el tránsito y la urbanización suelen presentar escasos sectores destinados a carga/descarga, calles peatonales, congestionamientos, etc. Además, los requerimientos del cliente en cuando a tiempos de entrega están cada vez más exigentes y potenciados por el e-commerce.
Por lo tanto, la última milla se transforma en el parte más costosa, ineficiente y menos ecológica de toda la cadena de suministros. Para salvar este proceso, una vez más la receta pasa por la planificación y organización. Una buena gestión y control del transporte capilar combina los costos con la rapidez y calidad del servicio:
- La selección del vehículo empleado para moverse sin problemas en el núcleo urbano y consumir poco combustible, garantizando las perfectas condiciones de los paquetes, es un punto clave a definir. En Post anteriores hemos tratado temas con la entrega mediante bicicletas especialmente diseñadas para transportar cargas de forma segura, entre a los que destacábamos a la empresa DHL con su cargo bike; la utilización de drones que intentan implementar Amazon.com y Walmart, entre otros vehículos como la minivan híbrida. Todos estos vehículos también están orientados a garantizar la última milla.
- Optimizar las rutas de entrega significa diseñar el camino de reparto evitando los puntos con gran afluencia de tráfico, calles cortadas, etc. y el mayor número de destinos en el menor tiempo posible. Utilizar herramientas estadísticas y de investigación operativa pueden ser la clave de una solución de rutas adecuada.
- Los puntos de entrega alternativos continúan tomando fuerza como sistema de entrega más económico y ecológico. Muchas de las tiendas online disponen o definen de puntos físicos de recogida que van desde las tiendas de la marca, puntos de conveniencia subcontratados o las mismas oficinas del servicio de correos.
- Tecnología y comunicación. Si a la planificación del recorrido de reparto se le agrega la comunicación con el cliente, se puede mejorar la coordinación de la entrega. Ajustar el horario de entrega con cierta antelación ayuda a la planificación de las rutas y evita (o al menos reduce) las segundas vueltas, con todo lo que ello implica en costes, tiempos y emisiones.
- Colaboración, cooperación, alianzas estratégicas y el concepto de MaaS (Mobility-as-a-Service), ya comentados en Post anteriores. La colaboración entre diversos operadores logísticos con calidad certificada es una de las mejores alternativas para optimizar las tres variables de las que venimos hablando.
- Otra estrategia que también hemos trabajado en post anteriores es la que nos propone el DDMRP (Demand Driven Material Requirements Planning), metodología multinivel de planificación y ejecución de la demanda y el suministro. A grandes rasgos, la colocación de inventarios óptimos a lo largo de la cadena de suministros, nos brinda flexibilidad, capacidad de reacción y menores costos.
- Si bien existen muchas otras acciones y estrategias, sería importante también mencionar los factores externos a la empresa. Nos referimos a la infraestructura de las ciudades. Contar con sectores de carga/descarga, carriles multiusos o con destino al transporte de pasajeros y mercancías, distribución nocturna y, obviamente, todo lo que hace referencia al estado y conservación urbana.
Finalmente, a modo de conclusión, la distribución en la última milla requiere de constante innovación y estrategias que logren bajar los costes a las empresas sin descuidar la calidad, evitando o reduciendo las emisiones y consiguiendo la flexibilidad justa para realizar las entregas en el tiempo que el cliente espera.