Hábitos negativos en el trabajo.
Los hábitos negativos en el trabajo se reflejan a diario en todo tipo de organizaciones, constituyendo así la cultura organizativa de las mismas; por ese motivo es importante detectar y corregir las malas prácticas, ya que éstas repercuten en nuestra productividad y visión empresarial.
Es tarea ardua corregir las rutinas negativas, no se realiza en un día. Es necesario ser constante y seguir unas pautas para modificar nuestras malas costumbres. Por ello, es vital organizar nuestro tiempo, tener un riguroso control del mismo y priorizar tareas de tal forma que podamos sacar el mayor beneficio en nuestro periodo de trabajo.
Podríamos destacar como hábitos negativos en el trabajo:
- No aprovechar el tiempo. ¿Estamos seguros de rendir al máximo? Malgastamos y desperdiciamos demasiadas horas en nuestro trabajo. Esto se traduce en una baja productividad y rendimiento de nuestra empresa.
- No cumplir horarios establecidos. La impuntualidad puede convertirse en nuestro mayor enemigo. Llegar tarde al trabajo, prolongar el tiempo de las reuniones o salir cinco minutos antes, son claros ejemplos de malas prácticas que debemos cambiar, ya que demuestra cierta irresponsabilidad y falta de compromiso.
- Ser negativo. No tener un comportamiento proactivo en el trabajo nos perjudica a nosotros y a nuestro ambiente laboral. Hemos de ser positivos y entre todos construir una atmósfera cordial en la que todos los componentes de la empresa se sientan a gusto. Por ejemplo, las críticas a los compañeros repercuten en el ambiente y en las relaciones entre los mismos. Mezclar temas personales con laborales puede acarrear conflictos en tu ámbito profesional.
- Malas relaciones profesionales. Un ambiente de trabajo cordial y la mejora de las relaciones profesionales hacen más sencilla la consecución de objetivos. No seas el «lobo solitario» de la empresa, mantén una relación afable con todos tus compañeros, sin depender del nivel en el que se trabaje.
- Mal uso de internet. Utilizar esta herramienta con fines personales hará que dejes de lado tu trabajo o que le prestes menos atención. Si tus jefes lo perciben podrían sancionarte. La adicción a las redes sociales puede ser un problema. WhatsApp, Facebook e Instagram son aplicaciones que te pueden quitar demasiado tiempo y provocar que no emplees la dedicación suficiente a las tareas que realmente tienes que realizar. Algunas empresas han tomado medidas para controlar o limitar el uso de las mismas, mientras que otros han bloqueado estos sitios por completo.
Modificar estos hábitos negativos en el trabajo no es tarea sencilla, como ya hemos comentado, requiere tiempo y paciencia. Es un trabajo rutinario, en el que debemos llevar un riguroso control y medición de resultados.
Claves para transformar los malos hábitos en positivos
Para desarrollar buenos hábitos, lo primero es ser consciente de que hay aspectos que hay que mejorar y acto seguido marcarse objetivos de mejora.
Después es necesario concretar qué se va a hacer para mejorar, pues un objetivo sin un plan de mejora es sólo un deseo. Una vez definido el plan de mejora es necesario la constancia, el trabajo diario y no rendirse.
Cabe destacar:
- Identificar los hábitos negativos en el trabajo. Averiguar y reconocer lo que estamos haciendo mal. Crear un inventario con nuestros principales errores. No intentes cambiar todos a la vez, prioriza los más importantes y apúntalos en una lista.
- Elimina las malas prácticas. Cambia tu actitud y aptitud, corrige la metodología de trabajo. Realiza un exhaustivo control para no volver a cometer los mismos errores y medir tus progresos.
- Date un incentivo. Debes proponerte a ti mismo una recompensa. Una vez logrado los objetivos establecidos premia tu buen trabajo, de de tal forma que tengas una motivación para seguir haciéndolo bien.
Es necesario establecer una buena planificación de la jornada laboral comenzando siempre por lo más difícil o que requiera más energía y dejando para el final de la jornada las tareas más fáciles.
También es necesario identificar cuáles son las actividades que no aportan valor a nuestra actividad profesional para eliminarlas por completo. Adicionalmente, los profesionales que ocupan posiciones directivas tienen que aprender a confiar en sus colaboradores y delegar aquellas tareas que no son especialmente importantes y que consumen un tiempo valioso que puede dedicarse a actividades de mayor valor estratégico.
Cambiar todas estas malas costumbres favorece el desarrollo personal y empresarial, por lo que es de vital importancia identificarlas y transformarlas, consiguiendo un ambiente de trabajo eficaz y feliz.
Reflexión: ¿te sientes identificado con algunas de estas prácticas?