Evaluación de proyectos sociales: aprende a tomar medidas
La evaluación de proyectos sociales puede llevarse a cabo desde dentro o iniciarse a instancias de terceros. Puede surgir como medio para mejorar y optimizar procesos, o como respuesta a una solicitud externa. En cualquier caso, la evaluación de proyectos sociales ayuda a las organizaciones detrás de ellos de distintas formas:
- Mejorando su imagen y potenciando la percepción de profesionalidad.
- Configurando una metodología de gestión más transparente que es reflejo de la integridad de los responsables.
- Facilitando la tarea de detectar debilidades, para poder atajar los problemas que de ellas se deriven con premura.
- Contribuyendo a la detección de fortalezas y mejores prácticas que, de esta forma, pueden explotarse para aumentar el rendimiento del proyecto presente y de otros futuros.
- Optimizando la toma de decisiones, que podrá basarse en datos objetivos y no necesitará de suposiciones ni interpretaciones.
Evaluación de proyectos sociales y selección de indicadores Para conocer el progreso de un proyecto, el impacto de los cambios que se introducen y los efectos de una determinada manera de trabajar es preciso llevar a cabo un seguimiento. La evaluación de proyectos sociales permite experimentar esta visión más completa de la realidad del proyecto, ayudando a entender las causas y las consecuencias de cada acción. Además de contar con los medios necesarios y los recursos humanos cualificados para encargarse de las mediciones, la evaluación de proyectos sociales necesita comenzar por el establecimiento de indicadores. Los indicadores pueden ser de tipo cuantitativo o cualitativo.
- Indicadores cuantitativos: pueden ser expresados en cifras.
- Indicadores cualitativos: reflejan juicios, opiniones, percepciones y actitudes.
Ambos son necesarios y es importante garantizar que existe entre ellos el equilibrio necesario. Hay que evitar que unos pesen más que otros, puesto que ello podría influenciar las decisiones tomadas a partir de los datos recogidos. Por cada indicador clave de rendimiento que se defina hará falta determinar:
- La fuente o fuentes de información.
- Los métodos de recogida de métricas.
- Los instrumentos que se emplearán para ello.
- El modo en que los datos serán capturados (fórmulas aplicables, escala, valoración).
- La frecuencia y duración de la recogida de métricas.
- La persona responsable en cada caso.
Para ser útiles y aportar valor a la evaluación de proyectos sociales, los indicadores han de ser:
- Relevantes.
- Fiables.
- Precisos.
- Completos.
- Asociados a un periodo temporal.
- Íntegros.
- Respetuosos con la confidencialidad.
La dificultad de las mediciones y la frecuencia necesaria para la recogida de métricas determinarán dónde se encuentra el límite entre lo razonable y lo excesivo. En el momento de fijar los indicadores hay que estar seguro de que los beneficios de la información que se obtendrá justifican la inversión en tiempo y recursos que se requiere para conseguirla. Por último, tanto de cara a terceros, como hacia el interior de la organización, hace falta tener claro que la evaluación de proyectos sociales debe propiciar un balance adecuado entre rigor y realismo.