Estructura de un proyecto social: claves y efectos
Identificar un problema, diseñar una posible solución y analizar las posibilidades de llevarla a la práctica es importante para los proyectos sociales. Sin embargo, la estructura de un proyecto social es la que determinará su alcance, que se verá impulsado y maximizado si está bien planteada y es sólida; o lo abocará al fracaso, si le falta consistencia o es fruto de una planificación inadecuada.
3 aspectos clave para la estructura de un proyecto social
Una estructura de un proyecto social, para ser fiable y útil, necesita ser eficaz a la hora de dar soporte a las personas que se encargarán de su planificación, ejecución y control. A la hora de definirla, hace falta tener en cuenta, al menos, los tres siguientes aspectos:
- Comunicación: el diseño de un plan, la fijación de unos estándares, la puesta a disposición de los medios y herramientas que la harán efectiva o la determinación de la periodicidad con que cada intercambio de información ha de llevarse a cabo y entre quién son puntos a considerar necesariamente.
- Documentación: tanto la que tiene una función interna, como la que será entregada a terceros. Todos los documentos que sirvan para el registro, apoyen al control sobre el proyecto, las lecciones aprendidas, especificaciones de producto y los que compongan la formación deben ser debidamente concretados de forma previa al comienzo de la iniciativa. Es una parte crítica para la estructura de un proyecto social, igual que lo son la determinación de las medidas de protección de esta información y de los requisitos de calidad aplicables.
- Roles y responsabilidades: el factor humano es determinante para cualquier proyecto y, como tal, la selección de perfiles y la asignación de roles y responsabilidades debe hacerse de forma muy cuidadosa. Teniendo en cuenta las limitaciones en cuanto a disponibilidad de los recursos, es preciso tener claras las prioridades antes de proceder a la definición de este área de la estructura de un proyecto social.
Efectos de una buena estructura de un proyecto social
Si se ha conseguido dotar de la robustez suficiente a la estructura de un proyecto social, las consecuencias positivas no sólo se verán a corto plazo, donde se experimentará la viabilidad de la iniciativa o la confiabilidad. Una vez el proyecto dé inicio, será evidente la mejora de resultados gracias a una mayor capacidad de control por parte del Project Manager. Y, tras el éxito del proyecto, que se entiende como el momento en que se consigue alcanzar las metas planteadas, comenzarán a apreciarse efectos como:
- Escalabilidad: el número de personas al que el proyecto ha conseguido ayudar irá en aumento y no dejará de crecer. Es posible que sirva de inspiración a otras organizaciones que se unan a la causa o apliquen las soluciones puestas en marcha por el proyecto original a otras comunidades.
- Longevidad: la duración de los efectos positivos y el alcance de los resultados se expandirán, más allá de lo que hubiese sido posible prever.
- Sostenibilidad: la causa trasciende al proyecto en sí y a la propia organización que lo impulsa y, gracias a la adecuada estructura de un proyecto social, la acción continúa incluso aunque las condiciones iniciales (Director de Proyecto, equipos, patrocinadores, voluntarios o donantes) se transformen.