
El impacto del pensamiento sistémico en la gestión de proyectos complejos
El enfoque de la mayoría de proyectos actuales ha ido variando como consecuencia de la complejidad asociada, no sólo a nivel tecnológico sino también por los cada vez más habituales entornos VUCA de los que hemos ido hablando en la cadena de blogs asociados al Project Management.
¿Qué es el pensamiento sistémico y por qué es clave en Project Management?
El “pensamiento sistémico” es un enfoque que permite analizar y resolver problemas considerando la totalidad de un sistema y las interacciones entre sus componentes. En el contexto de la gestión de proyectos, este enfoque es clave debido a su capacidad para abordar la complejidad, anticipar efectos emergentes y fomentar soluciones sostenibles, algo que como PM nos preocupa más y mejor.
En la línea de la definición preliminar dada, el pensamiento sistémico se basa en la teoría de sistemas, que estudia entidades compuestas por partes interconectadas. Este marco conceptual busca entender cómo los elementos interactúan dentro de un sistema, generando comportamientos emergentes y sinergias que no pueden explicarse observando las partes de manera aislada.
Principios del pensamiento sistémico
Vamos a echar un vistazo a la estructura de este pensamiento de trabajo y sus ventajas a nivel de gestión de proyecto, articulada a partir de cuatro principios básicos:
- Interconexión: busca reconocer que los elementos de un sistema están interrelacionados y que un cambio en una parte afecta al conjunto.
- Causalidad circular: la complejidad hace que haya relaciones no lineales donde los efectos pueden retroalimentar las causas originales.
- Emergencia: existe el riesgo de que los sistemas generen resultados inesperados debido a las interacciones entre sus componentes.
- Resiliencia: la capacidad de que los sistemas complejos se adapten y se recuperen frente a perturbaciones externas.
¿Qué define un proyecto complejo?
Un proyecto complejo se define a partir de ciertas características que lo distinguen de los proyectos simples o complicados y que exigen enfoques especializados para su gestión. A continuación, se describen los principales elementos que definen un proyecto complejo.
- Interdependencias múltiples. Un proyecto complejo involucra numerosos elementos interconectados, como equipos, tecnologías, departamentos y partes interesadas. Estas interdependencias pueden ser tanto predecibles como impredecibles, lo que dificulta la planificación y ejecución.
- Alta incertidumbre. La incertidumbre es una característica clave de los proyectos complejos. Esto incluye dependencias desconocidas, cambios inesperados en el entorno del proyecto y resultados difíciles de prever a largo plazo.
- Dinamismo y adaptabilidad. Los proyectos complejos interactúan continuamente con su entorno, lo que genera nuevas propiedades emergentes que no existían en las partes individuales del sistema. Su comportamiento es caótico y no se puede predecir con precisión.
- Escala y diversidad. Suelen ser proyectos de gran escala que implican múltiples disciplinas, recursos diversos y objetivos ambiciosos. Esto hace que sean difíciles de descomponer en partes manejables sin aumentar los riesgos asociados.
- Riesgos inherentes. Consecuencia de lo anterior, los proyectos complejos presentan riesgos significativos debido a factores internos (como tecnología insuficiente) y externos (como regulaciones o intereses de stakeholders). Estos riesgos requieren una gestión proactiva y estructurada.
- Desafíos organizacionales. La gestión de estos proyectos requiere estructuras organizacionales apropiadas, un liderazgo sólido, así como una comunicación efectiva y flexibilidad para adaptarse a los cambios
Si quieres profundizar en la gestión de riesgos en proyectos complejos, te recomendamos leer cuáles son las técnicas de gestión de riesgos operacionales más utilizadas.
Herramientas y técnicas para aplicar un enfoque sistémico
El pensamiento sistémico requiere herramientas y metodologías que permitan visualizar, analizar y gestionar las interacciones dentro del sistema complejo definido antes. Estas herramientas son fundamentales para identificar patrones, bucles de retroalimentación y puntos de apalancamiento que faciliten la toma de decisiones estratégicas. Algunas de ellas asociadas a su desarrollo son:
- Diagramas de bucle causal: representan las relaciones entre variables dentro de un sistema, mostrando cómo se influencian mutuamente. Son útiles para identificar bucles de retroalimentación y dinámicas que afectan el comportamiento del sistema.
- Diagramas de flujo: ayudan a modelar los flujos que alimentan o reducen ciertos procesos operativos. Se utilizan para entender cómo las acciones afectan el sistema a lo largo del tiempo.
- Diagramas de causa-efecto: como herramienta básica en interacciones lineales, nos permite estimular y clasificar ideas que nos ayudan a comprender los factores que llevan a un efecto no deseado.
- Mapeo de sistemas: visualiza todos los elementos e interacciones dentro de un sistema, proporcionando una perspectiva holística para identificar áreas críticas y oportunidades de mejora.
- Análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades): adaptado al pensamiento sistémico, este análisis permite evaluar tanto factores internos como externos que impactan el sistema en su conjunto.
Conclusión
El pensamiento sistémico transforma la gestión de proyectos complejos al proporcionar herramientas para navegar la incertidumbre, optimizar interacciones y fomentar soluciones sostenibles. Su aplicación no sólo mejora la eficacia operativa interna, sino que también potencia la capacidad de innovación y resiliencia en entornos dinámicos.
En este contexto, formarse en metodologías avanzadas de gestión de proyectos resulta clave para cualquier profesional que aspire a liderar con éxito en entornos inciertos y complejos. El Máster en Project Management de OBS ofrece las herramientas y conocimientos necesarios para aplicar enfoques como el pensamiento sistémico con una visión estratégica y práctica.