El error de no aprender de los errores propios y ajenos
Cuando innovamos podemos cometer errores. Ahora bien, lo importante es si vamos a aprender de esos errores, qué haremos con ese aprendizaje y cómo evitaremos que los volvamos a cometer.
Debemos aprender de nuestros errores, pero también de los errores de otros. Cometer los errores que otros ya han cometido, es un doble error. Si empezamos a innovar en la empresa es conveniente crear un “documento de errores a evitar” en el que se describan tanto aquellos errores que vayamos cometiendo y tengan relevancia los proyectos como los errores que otros hayan cometido y que consideremos que no podemos cometer. Este es un documento vivo, que debería ser de conocimiento de todos los empleados y, de obligada lectura, a las nuevas incorporaciones.
Este documento puede ser un elemento que defina la cultura de la empresa porque la forma como se tratan los errores en una empresa determina cómo se van a comportar sus empleados.
Si alguien se propone crear ese documento algunos de los errores que debería considerar son los siguientes:
Descartar las ideas porque no hay presupuesto.
Una de las creencias arraigadas sobre la innovación es que hay que invertir mucho innovar. Una creencia que ha provocado que la mayoría de las ayudas públicas a la innovación solo sean para empresas que pueden invertir grandes cantidades, o justificar que han hecho esos elevados gastos e inversiones. Pero lo que hay que analizar es si esa idea se puede prototipar con los recursos disponibles. La necesidad agudiza el ingenio y hace que se valorice aquello que parece insignificante. Al cliente lo que le importa es que le solucionen el problema, no cómo se lo solucionan.
Los clientes son… todo el mundo
Cuando se quiere desarrollar un nuevo producto o servicio lo que no se puede es decir que va a servir para todo el mundo, que nuestros clientes son todo el mercado. Porque eso conlleva que se definan demasiadas funcionalidades, o que la validación de esas funcionalidades conlleve demasiado tiempo. En el desarrollo de la innovación es preferible focalizarse en un nicho determinado porque eso nos permitirá orientar mejor el desarrollo. Si bien es posible que en su comercialización se amplíe el mercado potencial, o que se reoriente a un mercado con más rentabilidad.
Sin tiempo para innovar
Si la asignación de empleados a los proyectos de innovación supone para ellos una sobrecarga porque se les mantienen las mismas tareas y actividades, lo que conseguiremos es estresarlos y que los resultados no sean los adecuados. Si la empresa considera que la innovación es una inversión, también ha de invertir en el tiempo de los que han de innovar. Para ello es oportuno preguntar a los potenciales miembros de un equipo de innovación cuáles son las tareas que hacen qué creen que no aportan valor. A menudo la sorpresa viene porque esto aflora el despropósito que se hacen cosas que ya no tienen sentido.
Fomentar las individualidades antes que los equipos
Uno de los paradigmas en la innovación es que hay que crear e impulsar el líder de la innovación en la empresa. Pero nos olvidamos de que la innovación es una cuestión de equipo, y en el extremo, de toda la empresa. Lo importante es crear e impulsar equipos, y eso es algo que no se consigue de hoy para ayer. El trabajo en equipo es una competencia que solo se consigue… trabajando en equipos. Y lo mismo aplica para los gestores de equipos. Para esto último una estrategia es que en cada proyecto del mismo equipo el gestor sea una persona diferente. Con el tiempo se detectan los mejores gestores, que no siempre son los que uno se podría esperar.
La misma burocracia para la innovación
La innovación es un proceso diferenciado dentro de la empresa. Pretender que se rija por los mismos requisitos que el resto de los procesos tiene muchos números de acabar en fracaso. Pretender p.ej. que a la innovación aplique el sistema de calidad con sus procedimientos de planificación, verificación y validación supone ponerle un corsé que lo hará rígido y poco ágil. Las peticiones de compras para un proyecto de innovación no deben tener el mismo proceso de aprobación que una compra de otra área.
Usar la rentabilidad como único indicador
No todos los proyectos de innovación tienen porque ser siempre rentables económicamente. Los beneficios de incorporar en una innovación a veces pueden ser intangibles. Si en un producto digital desarrollamos una innovación para aumentar su ciberseguridad, pero sin que podamos aumentar su precio, no obtendremos mayor rentabilidad, pero los clientes se sentirán más seguros y continuarán confiando en nuestra marca. Podríamos incluso considerar que no es que invertimos solo en innovación, sino que también invertimos en marketing.
Estos son algunos errores, pero hay más. Y cuantos más tengamos registrados, y definido como vamos a evitarlos mejor innovaremos.