¿Cuáles son las claves del éxito empresarial?
Día a día se ponen en marcha numerosos proyectos empresariales en todo el mundo, pero sólo unos pocos se consolidan. La mayoría quedan rezagados a fases intermedias de proyección o, simplemente, desaparecen después de cierto tiempo. ¿Cuáles son las causas para que esto suceda? ¿Qué factores inclinan la balanza para que unos emprendedores tengan éxito en los negocios y otros no? El éxito empresarial ha estado asociado durante años a los beneficios económicos que se derivan de una actividad comercial determinada. Y si bien es cierto que es un baremo fiable y práctico del desempeño de una compañía, no es el único aspecto en el que deba ponerse la mirada a la hora del posicionamiento de una marca. Actualmente, numerosos expertos coinciden en que la búsqueda de beneficios no es la única manera de aspirar al éxito empresarial. Este término, más complejo de lo que se cree, también engloba cuestiones relativas a la esencia del negocio y a la actitud con que sus responsables encaren los retos que eventualmente puedan presentarse.
Claves para alcanzar el éxito
Existen numerosas claves, estrategias y manuales para garantizar el éxito empresarial. De hecho, éstos varían en función de factores como el sector comercial, las expectativas del negocio o la naturaleza del producto. Sin embargo, la diversidad de estos aspectos puede focalizarse en siete aspectos básicos.
1. Pasión por lo que se hace: Es el punto de arranque de cualquier proyecto o plan de empresa. Si no hay pasión, no habrá éxito. ¿Y cómo puede definirse la pasión? Pasión es, en este caso, una mixtura de elementos como el placer, el gusto, la satisfacción personal y el saber que lo que se hace colma todas las expectativas por el simple hecho de hacerlo.
2. Trabajo duro: Si existe esa pasión, por consiguiente habrá trabajo duro, disciplina y dedicación. Todo proyecto se consolida con las acciones diarias; cada día suma en aras de cumplir con los objetivos propuestos. Este trabajo debe ser especialmente constante durante los meses de consolidación del negocio, cuando recién se apuesta por la apertura de campo en el mercado y la captación de clientes.
3. Excelencia: La pasión y el trabajo duro serán, necesariamente, la antesala de un producto o servicio que se distinga del resto por su calidad y excelencia. No basta con imitar algo que hayan hecho otros. La idea es innovar y crear interés.
4. Focalizar el producto: Es verdad que existen empresas multitarea o servicios que se ofrecen transversalmente en varios mercados. Pero, aun así, el objetivo primordial de un emprendedor es centrar la mirada sobre los nichos de consumidores que le interesen. Cuestión de foco.
5. Conocer el mercado: Consecuencia directa del punto anterior, el emprendedor debe conocer a la perfección el campo comercial en el que aspira a desenvolverse, lo cual implica tener información sobre los precios, los competidores y los ciclos de producción.
6. Innovación: Está demostrado que las ideas más exitosas son aquellas que innovan y se salen de los parámetros establecidos. Esto es lo que se conoce como valor añadido. Pero ojo: que la innovación no se convierta en mera experimentación. Existe un límite: si el producto es demasiado extravagante, generará el efecto contrario.
7. Perseverancia: Son muchos los obstáculos que los novatos deberán sortear en su largo camino hacia el posicionamiento. De hecho, muchos proyectos de empresa sucumben ante los primeros desafíos con los que se topan. La clave está en no claudicar nunca.