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Capacidades y aptitudes sociales que debes buscar en tus colaboradores

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Los equipos de trabajo no se gestionan solos. Aunque los roles de sus miembros estén perfectamente definidos, siempre es necesaria la presencia de un líder o director que acompañe los procesos y las tareas delegadas.

De hecho, en algunos casos esa presencia es fundamental para la buena marcha de los procesos. El buen líder de equipos no sólo organiza, planifica y delega; también saca lo mejor de cada uno de sus colaboradores y lo pone al servicio de los objetivos comunes.

Sin embargo, más allá de las habilidades propias de cada área o cargo, el líder de un proyecto debe promover ciertas capacidades y aptitudes sociales para garantizar la eficacia y los buenos resultados del proceso.

¿Qué capacidades y aptitudes sociales buscar en un grupo?

El líder de un proyecto es más que una cabeza visible o alguien que toma decisiones. Es un referente transformador en el entorno en el que se desenvuelve y la persona más indicada para promover cambios positivos en sus colaboradores.

En el contexto actual, donde las dinámicas son mucho más ágiles y la evolución de los procesos es continua, la clave para alcanzar buenos resultados está en fomentar una serie de capacidades y aptitudes sociales, como por ejemplo:

  • Capacidad resolutiva:
    Los colaboradores que conocen su medio saben desenvolverse en él con rapidez, eficacia y confianza. Esto contribuye a que tengan una capacidad resolutiva frente a los distintos retos que supone el proceso en sí mismo. Dicha capacidad no sólo depende de ellos, sino sobre todo de las relaciones que establezcan con los demás. En un grupo de trabajo, la capacidad resolutiva es conjunta.

  • Comunicación eficaz y oportuna:
    Es fundamental que los colaboradores sepan comunicar sus ideas de forma clara, directa y oportuna. Esta es una habilidad social fundamental, sobre todo si se trata de colaboradores a los que se les han asignado responsabilidades de mayor peso.

  • Motivación:
    Además, los miembros del equipo deben saber cómo mantener la motivación en cada una de las fases del proceso. Al líder le corresponde crear estrategias para que el interés y el compromiso no decaigan, pero en última instancia la motivación es una actitud individual con la cual se enfrenta el día a día.

  • Actitud proactiva: 
    Todo líder quiere colaboradores con iniciativa para generar ideas, soluciones y que sepa hacer frente a los desafíos propios de su función asumiendo su responsabilidad en cada decisión. En eso consiste la actitud proactiva.

  • Inteligencia emocional:
    Además de comunicar bien, los colaboradores de un equipo de trabajo tienen que saber gestionar sus emociones de forma inteligente, es decir, dando a cada una de ellas un lugar y un momento apropiado. Es más, la inteligencia emocional también supone la comprensión de las actitudes ajenas y la empatía.

  • Gestión del tiempo:
    La capacidad de hacer buen uso del tiempo es otra habilidad que todo líder aspira a encontrar en sus colaboradores. Sin ella, cualquier estrategia o intento por mejorar su productividad será ineficaz. Además, puede convertirse en un obstáculo para la consecución de los objetivos comunes planteados al inicio.