Analista de inteligencia: quién es y a qué desafíos se enfrenta
El mundo empresarial nunca ha dependido más de su capacidad de aprovechar el valor de los datos y eso se traduce en un aumento de la demanda de perfiles como el analista de inteligencia. Este profesional ayuda a los responsables de la toma de decisiones empresarial a responder preguntas acerca de "¿qué sucederá a continuación?", "¿Qué pasaría si?" Y "¿Qué hay ahí fuera?".
La información externa relevante y el análisis de tendencias son clave para la continua competitividad de los negocios y el desafío radica en saber adaptarse, para lo cual es necesario desarrollar nuevas habilidades. Aprendizaje automático, inteligencia artificial y análisis de Big Data son requisitos para mantener el negocio a flote y las empresas que no cuentan con ellas deben incorporar en plantilla a los expertos que pueden ayudarles. El analista de inteligencia es uno de ellos.
¿Qué hace un analista de inteligencia de negocios?
Al igual que la gestión de la información y los sistemas de información son cada vez menos rígidos, el rol del analista de inteligencia también puede considerarse bastante flexible. Además, la persona que acepta esta responsabilidad necesita un nivel de agilidad bastante alto para poder informar y responder a las necesidades cambiantes de la empresa.
El analista de inteligencia trabaja para optimizar los procesos de recogida de datos, profundizando en la información obtenida de diversas fuentes y comunicando el conocimiento generado a los responsables de la toma de decisiones. Esta figura participa continuamente en el desarrollo empresarial, proporcionando valor.
¿Cómo trabaja un analista de inteligencia?
A menudo, el primer paso para un analista de inteligencia, si procede del exterior de la organización y acaba de incorporarse a la misma, es la orientación y la comprensión del estado actual del negocio.
Este profesional debe ser capaz de:
Se puede esperar que el analista de inteligencia trabaje dando soporte a toda la organización para proporcionar una perspectiva global acerca del volumen de datos que la empresa está gestionando, su accesibilidad, el modelo de gestión, la relevancia de la información almacenada en los sistemas de la organización, la calidad y confiabilidad de los datos y las posibilidades de visualización disponibles.
Sin embargo, un desafío importante para cualquier compañía es permitir al analista de inteligencia crecer en su puesto y seguir desarrollando sus capacidades.
Los problemas del analista de inteligencia en su puesto
El problema surge cuando se solapan las funciones que le han sido asignadas al analista de inteligencia con las desempeñadas por un científico de datos, algo que constituye una fuente conflicto y que, además genera un descenso en el rendimiento de ambos profesionales; o, en el extremo opuesto, cuando se relega a este especialista a la elaboración de análisis simples y la gestión de los datos de un sistema existente.
Este tipo de tareas pueden desmotivar al profesional, alejándole de la proactividad e impidiendo a la organización beneficiarse de los frutos que podrían dar sus descubrimientos de datos en áreas aún sin explorar. Con el tiempo, la inmadurez digital o falta de apetito de riesgo de la empresa que así actúa, puede terminar poniendo límites al desarrollo del negocio.
Además, hay que tener en cuenta que, si bien el analista de inteligencia debería estar en contacto con profesionales de diferentes áreas del negocio, el grueso de su actividad corresponde a la parte analítica, un compendio de tareas que realiza en solitario.
No es ningún secreto que tener compañeros de equipo nos motiva a trabajar mejor pero, para el analista de inteligencia, encontrarse en el mismo departamento que expertos en IT, ingenieros de datos o Data Scientists no significa exactamente tener a alguien con quien contratar puntos de vista o intercambiar opiniones de igual a igual ya que, aunque todos son perfiles técnicos y comparten algunos conocimientos en común, sus objetivos y funciones están diferenciados.
El experto en análisis de BI podría, sin duda, beneficiarse de contar con compañeros, por dos razones de peso:
No obstante, aunque en grandes empresas líderes en el sector de la tecnología, como Google Facebook o Apple es habitual encontrar varios profesionales por cada perfil técnico, ya que su capacidad les permite contar con departamentos completos dedicados al análisis y la ciencia de datos, en empresas más pequeñas esto no es posible, ni sería viable.
Lo más frecuente es que un negocio cuente con un solo analista de inteligencia y/ o un científico de datos, que, aunque tienen toda la libertad, también pueden sentirse abrumados por la responsabilidad que recae en ellos.
- Considerar los sistemas existentes de la organización.
- Entender la cultura del negocio.
- Conocer los objetivos de desarrollo de negocios.
- Estar familiarizado con los sistemas y mecanismos de captura, almacenamiento y procesamiento de datos.
- Validar los métodos de análisis utilizados.
- Fomentar la automatización en los procesos de inteligencia empresarial.
- Podría recurrir a ellos para pedir consejo o resolver dudas.
- Supondrían una motivación extra, ya que la competencia nos impulsa a esforzarnos por ser mejores.
- Y es que los desafíos de ser la única persona que se ocupe de realizar análisis avanzados son muchos y están relacionados con:
- Hay que responsabilizarse de sacar adelante proyectos complejos sin apoyo, en lugar de distribuir las tareas a realizar y poder centrarse en las áreas que se conocen mejor.
- El desempeño afecta directamente a los resultados del negocio ya que la administración de la empresa depende en gran medida del resultado del trabajo del analista de inteligencia, algo que supone una gran presión.
- Se carece de inputs que apoyen el desarrollo individual de este profesional, que debe seguir aprendiendo solo sin nadie que le enseñe.
- Cuando los límites de la responsabilidad del analista se difuminan, pueden llegarle requerimientos procedentes de todas partes de la empresa en relación con los datos, incluso si no están dentro del alcance de sus competencias.
Al trabajar así, el analista de inteligencia corre el riesgo de agotarse rápidamente, mientras que aumenta su desmotivación y ve que su conjunto de habilidades no crece. Por este motivo, es conveniente tener un buen plan diseñado en la organización antes de plantearse incorporar perfiles del nivel de especialización de un analista de inteligencia.