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5 consejos para protegerte ante un ataque DDoS

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Entre los problemas que se pueden generar dentro de una empresa, un ciberataque es uno de los más peligrosos. En una realidad en la que la nube es un recurso cada vez más utilizado, es importante proporcionar una buena red de seguridad que permita mantenerse a salvo y solventar los posibles asaltos que pueda sufrir la organización.

Entre los posibles ataques que podemos encontrar, queremos hablarte de los DDos y explicarte cómo puedes protegerte de forma efectiva de uno de ellos.

¿Qué son los ataques DDoS?

Los ataques DDoS, Distributed Denial of Service, son ciberataques que buscan interrumpir el funcionamiento normal de un servidor, servicio o red al inundarlo con un flujo masivo de tráfico malicioso. En uno de estos ataques, varios dispositivos comprometidos, a los que se les pone el nombre de botnets, son controlados de manera remota por un atacante para enviar de forma simultánea solicitudes a un objetivo específico, haciendo que este se sobrecargue y ralentice o inutilice el servicio para los usuarios legítimos.

Las consecuencias de los ataques DDoS pueden provocar problemas como la interrupción de servicios críticos, pérdidas económicas, y daño a la reputación de la empresa afectada. Suelen ser especialmente difíciles de mitigar debido a la naturaleza distribuida del tráfico y la diversidad de las fuentes de ataque.

Para paliarlos, las organizaciones suelen implementar soluciones de seguridad avanzadas y estrategias de que les permitan protegerse contra este tipo de amenazas.

¿Cómo funciona un ataque DDoS?

Como ya hemos comentado, un ataque DDoS busca sobrecargar un servidor, red o servicio mediante una avalancha de tráfico malicioso proveniente de múltiples fuentes. Vamos a intentar ahondar un poco más en qué significa esto para entender lo peligroso que puede llegar a ser estar expuesto a uno de ellos.

El atacante controla una red de dispositivos comprometidos, los botnets, que han sido infectados con malware. Estos dispositivos, que pueden ser ordenadores, routers y dispositivos IoT, envían simultáneamente de forma masiva un gran volumen de solicitudes al objetivo. Esto se traduce en que el servidor, incapaz de manejar el volumen excesivo de tráfico, se vuelve lento o deja de funcionar por completo, denegando el servicio a los usuarios legítimos, causando importantes problemas.

La dispersión del tráfico entre muchas fuentes hace que sea difícil de identificar su procedencia, y, sobre todo, bloquearla, lo que convierte a los ataques DDoS en una amenaza compleja y devastadora.

¿Cómo se utilizan los botnets en los ataques DDoS?

Dentro de este tipo de ataques, los botnets son quiénes se convierten en los culpables de la rápida difusión. Cada uno de estos dispositivos, que forman una red, son infectados con malware, controlándose de manera remota por un atacante.

Los botnets que se propagan de manera autónoma capturan nuevos bots a través de distintos canales. Los métodos de infección incluyen el aprovechamiento de vulnerabilidades en páginas web, la distribución de malware tipo troyano y la explotación de credenciales débiles para obtener acceso remoto. Tras acceder al sistema, estos métodos permiten la instalación de malware en el dispositivo afectado, facilitando el control remoto al operador del botnet. Una vez que un dispositivo ha sido infectado, puede intentar expandir el malware, reclutando otros dispositivos de hardware en la red cercana.

En los ataques DDoS cada dispositivo envía solicitudes simultáneamente al objetivo, creando un flujo masivo de tráfico que el servidor no puede manejar. Esta acción provoca la interrupción del servicio para los usuarios legítimos. La naturaleza distribuida de los botnets hace que sea difícil bloquear el ataque, aumentando su efectividad y destructividad.

Aunque resulta imposible determinar con precisión la cantidad exacta de bots en un botnet específica, se estima que el número total de bots en un botnet avanzada puede oscilar entre varios miles y más de un millón.

Cómo evitar un ataque DDoS dentro de tu empresa

Una vez que conocemos qué son y cómo funcionan este tipo de ataques, estamos en situación de buscar técnicas que nos ayuden a evitarlos o solucionarlos para evitar sus consecuencias.

1. Implementar soluciones de seguridad avanzadas

Existen diferentes herramientas y servicios creados especializados para proteger una red contra ataques DDoS. Entre ellas encontramos opciones como los firewalls de aplicaciones web y los sistemas de detección y prevención de intrusiones. Ambos son capaces de identificar patrones de tráfico malicioso y bloquearlo antes de que llegue a tus servidores.

Por otro lado, los servicios de mitigación DDoS proporcionados por empresas especializadas ofrecen protección adicional al redirigir el tráfico sospechoso y filtrar las solicitudes antes de que lleguen a un sistema.

Utilizar otros métodos como el hacking ético o zero trust pueden ser opciones válidas para reforzar la seguridad de los sistemas.

2. Establecer límites de tráfico

Otra de las soluciones que se pueden implementar como seguridad es la configuración de los servidores y dispositivos de red para imponer límites de tasa y cuotas de conexión. Esto significa que se pueden restringir el número de solicitudes que una sola IP puede realizar en un intervalo de tiempo, previniendo que dentro de un botnet se puedan infectar ciertos dispositivos y así no causen un impacto negativo.

Con los rate limiters y thresholds, es posible filtrar el tráfico en función de patrones predefinidos, permitiendo solo el tráfico legítimo mientras bloquean o ralentizan las solicitudes sospechosas. 

3. Monitorear el tráfico en tiempo real

Otra opción de protección es implementar herramientas de monitoreo de red y análisis de tráfico que proporcionen visibilidad continua sobre el tráfico entrante y saliente.

Para ello existen soluciones como NetFlow y sistemas de análisis de tráfico en tiempo real para detectar anomalías y patrones inusuales que podrían indicar un ataque DDoS.

4. Distribuir la infraestructura

Utilizando una red de distribución de contenido, se consigue distribuir el tráfico entre múltiples servidores y ubicaciones geográficas. De esta manera, se reduce la carga sobre tus servidores principales y se controlan mejor los picos de tráfico.

Por otro lado, los balanceadores de carga también pueden repartir el tráfico entrante de manera equitativa entre varios servidores, evitando que un solo punto de la infraestructura se convierta en un objetivo fácil.

5. Desarrollar un plan de respuesta

Para terminar, es imprescindible contar con un plan de respuesta a incidentes que incluya protocolos específicos para enfrentar un ataque DDoS. Este plan tiene que detallar los pasos a seguir en caso de un ataque, asignar responsabilidades a miembros del equipo, y establecer procedimientos para la comunicación interna y externa.

En él se deben incluir contactos de emergencia, proveedores de servicios de seguridad, y una lista de verificación para asegurar que todas las medidas necesarias se implementen rápidamente.

Para garantizar que todo funciona mejor es importante contar con un plan de acción eficaz como respuesta rápida.

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