No te pierdas el nuevo informe de OBS sobre las plataformas audiovisuales digitales

Informe OBS: Plataformas audiovisuales digitales: ¿Pagando o pirateando en pandemia?

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Netflix se convierte en el líder de las plataformas audiovisuales con 208 millones de suscriptores en todo el mundo

Descubre el nuevo informe de OBS sobre las plataformas audiovisuales digitales

 

  • El 82% de los Españoles tienen acceso a contenidos de pago
  • Cada español gasta una media de 39 euros mensuales en plataformas digitales
  • El tráfico de las plataformas audiovisuales aumentó hasta un 70% durante la pandemia
  • Netflix es líder de plataformas audiovisuales con 208 millones de suscriptores de todo el mundo
  • 1 de cada 4 reproducciones de entretenimiento digital aún es fraudulento
  • Solo el 9% de la población española afirma no gastar nada en servicios de streaming

Introducción

España vive una acelerada transición en materia de índices de piratería audiovisual digital, más allá de los repuntes derivados de los confinamientos causados por la pandemia. De hecho, hace solo una década España era considerada como uno de los más importantes paraísos para la piratería digital a escala global. El Caucaus Antipiratería Internacional del Congreso de Estados Unidos señalaba a España como uno de los cinco países del mundo en los que se cometían más infracciones contra la propiedad intelectual.

Sin embargo, el último Barómetro 4/2011 de la consultora Barlovento sobre “TV-OTT” ya señala que hasta el 82,8% de los españoles tienen acceso a contenidos de pago.

Situaciones de las plataformas de vídeo bajo demanda en el contexto pandémico

 La explosión del modelo del vídeo bajo demanda

Las plataformas más destacadas – que han reconfigurado el mercado audiovisual durante la última década- son HBO, Amazon Prime Vídeo, Hulu, Apple, Disney y Netflix.

Las actuales plataformas de contenido bajo demanda por internet reducen el período de espera de las audiencias para poder acceder a unos determinados contenidos, permitiendo su consumo en cualquier momento del día, incluso permite consumirlo de forma compulsiva, agrupando los capítulos en solo unas proyecciones.

El denominado modelo Netflix no es sino la cúspide del iceberg del modelo actual del mercado audiovisual en línea, que particularmente en el mundo occidental refleja cómo las audiencias se están habituando a acceder a los contenidos televisivos, preferentemente en formato vídeo y a través de internet. El sector audiovisual se está convirtiendo en el propulsor de toda una nueva serie de contenidos, producidos ya pensando en su distribución online.

Las plataformas de contenido audiovisual en línea, suponen una ruptura definitiva con los modelos de negocio de las televisiones tradicionales, pasando de la linealidad cronológica a la dictadura del algoritmo de las recomendaciones, paso decisivo al que deben adaptarse no solo las audiencias, sino también los productores.

La llegada de la pandemia de la COVID-19

La pandemia de la COVID-19 ha modificado, probablemente, para siempre, nuestra existencia. Y si nuestra vida “presencial” se ha visto seriamente afectada, ello también ha tenido incidencia en nuestra vida digital.

Con los confinamientos iniciales se disparó en todo el mundo la utilización de las denominadas plataformas de “vídeo bajo demanda”, experimentado un aumento del tráfico de las plataformas hasta un 70%.

Lucia Tello durante el confinamiento de primavera de 2020 aseguraba que en la actualidad, Netflix, Google y Amazon, consumen más del 43% del tráfico de Internet, si bien es Netflix la lídera la lista con un 12,6% del tráfico total.

Las cifras confirmaban que, ante las limitaciones de movimientos, los espectadores confinados o semiconfinados se habían convertido en ávidos consumidores de contenidos audiovisuales en streaming.

La creciente importancia de lo audiovisual en los consumos culturales ya era evidente antes de la pandemia y había llegado de la mano del incremento en la penetración social de internet. “El lenguaje audiovisual se ha convertido para mucha gente en el estándar tanto para la ficción como para la información, ya que progresiva audiovisualización de la comunicación, también se ha hecho notar en las noticias” (Arana et al,. 2020; Deogracias, 2015).

El uso de medios ha comenzado a normalizarse, comparado con los meses de confinamiento, pero no significa que haya vuelto a niveles prepandemia. La COVID-19 ha situado al streaming en el centro de nuestro entretenimiento y de nuestras relaciones sociales. 

Precisamente, el streaming en plataformas como nueva forma de consumo de ocio audiovisual supone ya una gran cuota del mercado televisivo, con crecimientos anuales de un 25%, así como la captación de unos 1.100 millones de usuarios globales.

El mercado de las plataformas on demand a escala mundial constituye un oligopolio cuasi-perfecto, siendo Netflix el líder con unos 208 millones de suscriptores en todo el mundo. Amazon Prime Vídeo sigue a la cola con 200 millones de suscriptores. Disney Plus se posiciona en tercer puesto, con 104 millones de usuarios, superando a HB, que se queda en unos 64 millones, y a Apple TV, que cuenta con unos 33 millones.

La convivencia con la pandemia y los nuevos hábitos de consumo de vídeo bajo demanda

La pandemia ha ubicado a las plataformas de streaming como centros de ocio y relaciones sociales, situación que pronosticamos se mantendrá en 2022 y que podrá haber llegado para quedarse, pasando del ‘quiero ver esto y lo quiero ver ya’ a un ‘quiero ver esto, lo quiero ya y lo quiero todo’. El nuevo usuario post-COVID tiene mucho más presente no solo la disponibilidad inmediata, sino la disponibilidad de cualquier contenido y en cualquier proporción. Y con un salto cuantitativo en cuanto a la edad del usuario. Hasta ahora, el consumidor del contenido digital tenía un perfil de entre 20 y 40 años, pero el COVID-19 ha traído a gente más mayor. Como recoge Refojos (2020), las personas entre 35 y 54 años destinaron el 27% de su tiempo de consumo medio de televisión al vídeo on demand, y el porcentaje es similar (el 26%) en la población de más de 55 años.

Uno de los puntos clave a la hora de comprar cualquier plataforma de streaming de contenidos es el catálogo que ofrecen. Por lo que las plataformas pueden jugar diferentes estrategias de producción, en algunos casos complementarias. Bien pueden apostar por la compra de repertorios de grandes franquicias y/o sagas (Disney, Marvel, Pixar Star Wars o National Geographic, entre otros), o por la creación de contenido y producción propia (normalmente las más grandes como Netflix, HBO o Amazon). En ese sentido, las plataformas tratan de congraciarse con los públicos locales a través de la apuesta por la producción de contenido local.

Piratería y consumos digitales en línea

España

En 2020 la piratería digital experimentó en España una disminución acumulada del 10% desde 2018 y en torno al 24% desde 2015. Según datos de GfK, en ese año se accedió a 5.239 millones de contenidos ilícitos (el 26% eran películas y el 21% series) por valor de 30.892 millones de euros, lo que supuso un perjuicio para el sector de 2.416 millones de euros (460 millones para el conjunto del sector audiovisual). Por ello, las arcas públicas dejaron de percibir 682 millones de euros durante 2020, que se traduce en 130.000 puestos de trabajo directos e indirectos que se dejaron de crear.

América Latina

Actualmente, América Latina representa en torno a una décima parte del total de los usuarios globales de internet. No obstante, goza de un potencial de crecimiento muy importante, ya que aún cuenta con una significativa audiencia de cerca de unos 120 millones de ciudadanos que no cuentan con un acceso fijo y permanente a internet. Es por ello que la convergencia entre el crecimiento potencial de usuarios y la disponibilidad de la piratería en América Latina hacen que la región sea un foco de atención prioritario, en relación con los problemas de protección del contenido. 

Según un informe publicado por el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina (Cet.la), estipula que la piratería digital provoca pérdidas potenciales de 733 millones de dólares anuales, contando únicamente a usuarios no suscritos a los servicios OTT más importantes. Los resultados del informe sugieren una todavía elevada disponibilidad de la piratería en internet en la región. 

Las fuentes de acceso a la piratería en línea se ha elevado y se divide en tres fuentes destacadas y esenciales de accesos: los motores de búsqueda con un 35%, seguidos por las redes sociales con un total de un 33% y por último, los marketplaces con un 26%. 

Conclusiones

El acceso a coste cero a películas y series a través de internet se convirtió en una práctica habitual en el marco de unos contextos geográficos en los que, además, la piratería se encontraba socialmente legitimada entre quienes la realizaban. España era señalada por el Congreso de Estados Unidos en el Caucus Antipiratería Internacional, como uno de los cinco países del mundo en los que se cometían más infracciones contra la propiedad intelectual.

El nivel de legislación en materia de propiedad intelectual y su grado de aplicación por territorios, unido a la calidad y la cantidad de la oferta de contenidos audiovisuales ofrecidos por las plataformas legales de vídeo bajo demanda, serán determinantes en el crecimiento de los consumos lícitos y el descenso de los derivados de la piratería, en cualquier territorio.

Tal y como viene sucediendo en el caso español y de manera más ralentizada en el contexto latinoamericano, revertir las cifras de un mercado que presenta altos índices de piratería digital pasa por “una oferta de contenidos audiovisuales a unos precios atractivos, con calidad, incluyendo una amplia selección de contenidos, tanto antiguos como recientes, en webs fáciles de usar y con opciones de visionado en distintas pantallas, un número elevado de consumidores preferirá adquirirlos en lugar de piratearlos. 

Actualmente, aproximadamente 4 de cada 5 españoles tiene acceso al menos a dos plataformas, rozando el presupuesto medio de cada español, los nada desdeñables 40 euros mensuales. 

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