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Buena estrategia de inversión: algunas alternativas

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Tener una buena estrategia de inversión es necesario por una sencilla razón: nadie invierte de manera improvisada. Hacerlo significaría jugarse el capital de un negocio, tanto si se trata de bienes tangibles como intangibles.

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Además, no es cierto aquello de que los mercados se regulan por sí solos y cumplen el papel de gestores de lo que invertimos. Todo lo contrario: son volátiles, inconstantes, cambiantes y, hasta cierto punto, inciertos, lo cual nos obliga a mantenernos atentos a todo lo que pueda ocurrir en ellos. De ahí la importancia de una estrategia.

Hoy vamos a hablarte de cómo configurar una buena estrategia de inversión y de las distintas posibilidades que tienes para implementarla.

Los objetivos, marco de una buena estrategia de inversión

Vamos a empezar diciendo que la condición principal para una buena estrategia de inversión es tener claros los objetivos, es decir, lo que buscamos con ello: aumentar el capital, rentabilizar otras inversiones, generar liquidez, posicionarse en la Bolsa, etc.

Estos objetivos, además, deben tener un fundamento real para poder materializarse, así como facilidad para ser medidos y analizados.

Otro elemento importante es que los objetivos estén al alcance de la capacidad de tu negocio para cumplirlos. Si aspiras a algo que de entrada no puedes cumplir, es casi seguro que la inversión no irá a ninguna parte. En cambio, si es un objetivo cercano y acorde con tus posibilidades las opciones de éxito aumentan. 

¿Qué camino elegir para una buena estrategia de inversión?

Además de la claridad en los objetivos y su relación con tus posibilidades de ejecución, a la hora de elegir una buena estrategia de inversión es importante que valores unas cuantas opciones que seguramente tendrás delante. Mira algunas:

  • Inversión para generar rentas:

El objetivo principal es obtener la independencia financiera, que a partir de ese momento podrá vivir de las rentas de lo invertido en el mercado. Esto se logra a través de una sencilla operación: comprar acciones y gestionar dividendos.

  • Comprar acciones a largo plazo:

Esta estrategia se basa en dos elementos: invertir y beneficiarse del porcentaje de rendimiento anual (que en promedio es de un 6.6%) y complementarlo con nuestra propia capacidad de ahorro. Eso sí, hay que tener presente que los resultados no serán inmediatos sino que vendrán en una etapa posterior.

  •  Inversión con gestión pasiva:

Se considera como la opción más sencilla para invertir en Bolsa. Ahora mismo hay muchos fondos de inversión que se dedican a ello: compran acciones a bajo coste para que estos movimientos repliquen en los principales mercados: el europeo, el asiático, el americano, entre otros.

  • Comprar y promediar a la baja:

Es la estrategia que más paciencia y análisis requiere. Se compran acciones en la Bolsa y se promedian a la baja por un tiempo largo, que pueden ser años o incluso décadas. Muchos no saben esperar y acaban perdiendo el tiempo y el valor inicial de la inversión al salirse del mercado. 

¿Cuál de todas estas estrategias te gusta más? O mejor aún, ¿cuál de todas se adapta mejor a lo que buscas en el plano financiero para tu negocio?  No nos lo digas; piénsalo un poco y conviértela en tu mejor estrategia de inversión.

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