Telepresencia: Estar en un lugar, sin estar en él
La disrupción global que ha generado la pandemia por el COVID-19 ha obligado a los empresarios a innovar y a aplicar los conceptos de la reingeniería de procesos. Los drones, los vehículos autónomos y los robots han sido los principales protagonistas para aquellas empresas que lograron adaptarse rápidamente. Sin embargo, una vez que se controle el virus, los paradigmas habrán cambiado y las nuevas formas de hacer negocios quedarán.
Entre las acciones más comunes generadas por la determinación del aislamiento social obligatorio, como parte de las medidas de prevención contra la propagación del virus, se destaca el home-office y el incremento desmesurado del uso de las videoconferencias. En el mundo empresarial, se debía sustituir las reuniones, las consultas de escritorio y la puesta en común de ideas mediante una video call o el videochat. Sumado a ello, la interrupción de las aulas, hizo que los docentes comenzaran a realizar encuentros con sus alumnos de forma virtual, utilizando distintas plataformas de videollamadas, que sean compatibles tanto con ordenadores de escritorio como con smartphones. Además, llegaron los aniversarios, la Navidad, el Año Nuevo y la necesidad de compartir y festejar, también se materializó por medio de un monitor, un micrófono y una conexión a Internet.
Somos seres sociales y esta pandemia nos hizo sentir la necesidad de estar en contacto
Pero videoconferencia y telepresencia no son sinónimos. Conceptualmente sí lo son, pero tecnológicamente una telepresencia va mucho más allá de una simple video call. Esta modalidad permite a una persona sentirse como si estuviera en el lugar, pero en forma remota. Además de la mayor calidad de los medios audiovisuales, permite proveer la experiencia de hablar con su audiencia remota en persona, percibir gestos, atender a una explicación en una pizarra real, y hasta poder desplazarse por una habitación cuando realiza una ponencia. Una reunión de telepresencia amplifica enormemente a la videoconferencia y proporciona una experiencia de reunión inmersa y realista.
La telepresencia utiliza tecnología relacionada con la de la realidad virtual, aunque no es parte. Es un medio en el que cámaras de vídeo y micrófonos, sustituyen a los sentidos correspondientes del participante. El telepresente puede ver y escuchar de forma remota, en primera persona, pudiendo interactuar y afectar el entorno remoto mediante acciones reproducidas en el extremo remoto. La telepresencia se diferencia de la realidad virtual al representar el mundo físico, en lugar de representar un mundo que está completamente generado por computadoras.
Tele significa distante y presente es el estado de estar en el lugar. Contradictorio, verdad? Luego, la telepresencia es estar en el lugar sin estar en él
Desde la aparición de este concepto, la telepresencia ha sido una herramienta muy útil para la investigación oceánica, de animales salvajes en sus hábitats naturales, en las ciencias aeroespaciales y en la medicina. Particularmente, en estos tiempos, la telepresencia ha sido de vital importancia para garantizar la salud de los médicos y enfermeros que debían estar frente a pacientes con SARS-CoV-2.
Pero retornemos al mundo empresarial.
Es obvio que, haciendo home-office, si se necesita dar una recorrida por la planta o por la línea de producción, no podemos pedirle a nuestro production manager que salga con su smartphone a caminar, manteniendo su mano en alto de forma tal de poder ver el proceso por medio de la webcam y la interfaz de videochat del Whatsapp. De igual modo, participar de una reunión de accionistas para decidir el rumbo de la compañía, desde una conexión por Skype, no resultaría oportuno.
Nuevamente, el mundo del cine y la ficción se transforma en una realidad. Quien no recuerda algún film futurista, en donde el CEO de una mega compañía realiza una reunión con sus accionistas, que se encuentran en diversos monitores alrededor de la mesa de reuniones, tal cual fueran personas sentadas, pero en donde que cada uno participa de forma remota.
Esta ficción ha pasado a ser una realidad por medio de los robots de telepresencia
Con los sistemas robóticos de telepresencia, los usuarios remotos pueden navegar de forma autónoma a la ubicación deseada del lugar de trabajo e interactuar con otros. La interacción espontánea y personalizada permite que las personas colaboren y se conecten de una manera significativa.
Sin embargo, para proporcionar una colaboración verdaderamente eficaz y una experiencia inmersa, tanto para los usuarios remotos como para aquellos que se encuentran físicamente en el lugar, se debe tener en cuenta una serie de capacidades que diferencian a estos robots:
Movilidad: La capacidad de desplazarse de forma autónoma y segura por el lugar de trabajo es fundamental para garantizar la experiencia del usuario.
Simplicidad: Los ajustes de posición como sentarse, pararse, mirar hacia arriba y abajo, girar y desplazarse permiten a los usuarios que comparten la experiencia, sentirse físicamente presentes en espacio y tiempo.
Calidad audiovisual: Las sensaciones, tanto para el operador remoto como para las personas presentes físicamente, dependen de la calidad audiovisual. Tener una visión nítida del entorno y un audio confiable, puede marcar la diferencia entre una colaboración fluida y sentirse desconectado del equipo.
Por supuesto, siempre existen ciertos impedimentos a estos cambios tecnológicos.
La infraestructura: Es obvio que los robots de telepresencia deben tener capacidades de movilidad, pero no podemos suponer que sean similares al Perseverance, robot que acaba de llegar a una geografía como la de Marte. Si bien no es algo inimaginable, por el momento los robots de telepresencia apuntan a superficies regulares y con una normal cantidad de obstáculos.
Conectividad: Sensores audiovisuales para garantizar una experiencia HD (High-definition) necesitan de una conexión estable y banda ancha. La llegada de la 5G podría ser la solución a esta carencia.
Es claro que los robots de telepresencia tienen aplicaciones que van más allá de las reuniones y la colaboración remota. También se pueden orientar a la capacitación, a las auditorías, para realizar visitas a instalaciones industriales, para fines educativos, para la combinación con la AR (Augmented Reality) y, principalmente, para satisfacer la necesidad inherente de que las personas se conecten y colaboren entre sí.
La pandemia del COVID-19 nos ha hecho repensar la forma de interactuar con el entorno, ha hecho reconsiderar tecnologías que parecían no tener futuro y ha acelerado a otras que aún no las teníamos dentro de nuestro radar. Pero, más allá de la pandemia, estas tecnologías se están transformando en pilares fundamentales una nueva forma de hacer negocios, no con el fin de reemplazar a las personas, sino para trabajar con ellas.