¿Qué roles existen en tu equipo de trabajo?
Cada equipo de trabajo es un universo en sí mismo: en ellos se establecen relaciones, vínculos y lazos que sólo allí podrían tener cabida; en ellos entran en juego habilidades, conocimientos e intereses; en ellos, en últimas, se asumen papeles en función de cada miembro y de éste en relación con los demás integrantes.
Tradicionalmente, uno de los rasgos de los equipos de trabajo más estudiados por la psicología empresarial ha sido precisamente este: la distribución de roles en un equipo y funciones para la consecución de objetivos comunes. Crear el equipo de trabajo adecuado no es fácil pero debe hacerse para garantizar un buen desempeño del proyecto.
Este proceso es característico de las primeras etapas de la conformación de los grupos, cuando los integrantes han convivido un tiempo determinado (no mucho) que les ha permitido conocer las habilidades y fortalezas de cada uno. La idea es tratar de ver en qué rol se desempeña mejor cada integrante.
El punto de arranque es siempre el mismo: una postura individual, generalmente llena de obstáculos internos, que poco a poco da paso a una mayor interacción, dejando en evidencia las habilidades y destrezas de cada miembro.
Existen tantos roles en un equipo de trabajo como necesidades al interior de los grupos. La teoría empresarial ofrece muchos puntos de vista en esta materia. No obstante, algunos teóricos como el inglés Meredith Belbin, han sugerido una serie de roles típicos que no pueden faltar a la hora de conformar un grupo de trabajo exitoso:
1. El coordinador:
Es el que define los objetivos del grupo y se encarga de la toma de decisiones. También llamado líder o responsable, se ocupa además de dar un buen manejo a los elementos de diversa índole que intervienen en el proyecto. Sus actos deben transmitir seguridad, confianza y provocar la sinergia necesaria para que el grupo no se disuelva.
2. El investigador:
Las fuentes son su principal fortaleza: estudios, análisis, reportes, etc. Parte de su labor es extraer lo mejor de cada una de ellas y aplicarlas al proceso actual. Suele ser un buen comunicador y un excelente analista de las situaciones.
3. El creativo:
Se caracteriza por ser una persona llena de ideas y que es capaz de aportar sugerencias y opiniones originales. De ahí que una de sus principales funciones sea la resolución de problemas y situaciones de crisis. Es imaginativo, innovador, curioso.
4. El cohesionador:
Muchas veces suele ser el propio líder o responsable; en otras ocasiones, esta tarea es asumida por un tercer miembro. Se caracteriza por la diplomacia, la ponderación y un alto sentido de la justicia. Es empático hacia el resto de sus compañeros y, por ello, en sus manos recae la función de evitar eventuales enfrentamientos.
5. El especialista:
Se caracteriza por poseer conocimientos específicos y que pueden ayudar al resto del equipo de manera puntual. Es disciplinado, atento y tiene la virtud de centrarse en una sola cosa a la vez. En el resto de asuntos, maneja un bajo perfil.
6. El impulsor:
Se trata de un individuo dinámico, proactivo y que está en permanente búsqueda de nuevos recursos. No es un especialista en el mismo sentido del teórico o investigador; sin embargo, su actitud enérgica contagia al resto de integrantes y puede ser bueno en las situaciones de estancamiento o de crisis.