ODS 3: salud y bienestar
El objetivo de desarrollo sostenible número 3 (ODS 3) busca garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todas las personas. Este objetivo se centra en mejorar la salud y los hábitos de vida de la población. Para ello, se aplican medidas de prevención y tratamiento de enfermedades. También se educa en la necesidad de llevar a cabo prácticas saludables.
¿En qué consiste el ODS 3?
El objetivo de desarrollo sostenible 3, incluído en la agenda 2030, busca dar solución a los grandes retos de salud y bienestar. Su principal línea de acción es la de garantizar una vida sana para todos, independientemente de la edad o la condición social.
Epidemias como el VIH/SIDA o el COVID incrementan la discriminación entre las personas cuando no tienen acceso a los servicios necesarios para llevar una vida sana. Por otro lado, según datos de NU cada año siguen muriendo más de 6 millones de niños menores de 5 años y tan solo la mitad de las mujeres de las regiones en desarrollo cuentan con la asistencia sanitaria que necesitan.
Garantizar la distribución igualitaria de las vacunas y medicamentos, así como aumentar los centros sanitarios en las regiones más pobres del planeta exige un compromiso firme. Además, es responsabilidad de todos promover y proteger nuestra propia salud y la de nuestro entorno.
¿Cuáles son las metas del ODS 3?
Cada ods se define a partir de una serie de metas que buscan concretarlo y hacerlo posible. En el caso del ODS 3, las metas establecidas por UN son las siguientes:
Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos. Del mismo modo, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años.
Erradicar las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas. Combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles.
Reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles Promover la salud mental y el bienestar. Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas.
Rebajar a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo.
Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Lograr la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas.
Reducir el número de muertes y enfermedades producidas por productos químicos peligrosos y la contaminación del aire, el agua y el suelo.
Fortalecer la aplicación del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco en todos los países.
Apoyar las actividades de investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos. Facilitar el acceso a medicamentos y vacunas esenciales asequibles.
¿Qué pueden hacer las empresas para cumplir con el ODS 3?
Como vemos, las metas del ODS 3 son muy amplias. En este sentido, abarcan desde la implantación de hábitos saludables, a la reducción de la mortalidad por diferentes circunstancias. También incluyen el acceso a vacunas, medicamentos y asistencia sanitaria. Finalmente, como ya hemos señalado, la investigación tiene un papel protagonista.
Una de las formas de más directa implantación del ODS 3 es garantizar prácticas de bienestar y salud para los trabajadores. Esta acción se puede llevar a cabo en forma de coberturas médicas, incluyendo pólizas y servicios sanitarios accesorios a la empresa.
De hecho, tras la crisis sanitaria por el COVID 19, las compañías se han visto involucradas en la necesidad de generar condiciones de salud, física y emocional, para sus empleados.
Por otra parte, la pandemia puso el acento en la importancia de incluir también servicios de cobertura psicológica. En este sentido, cada vez son más las empresas que llevan a cabo cursos de formación y divulgación relacionados con el bienestar emocional.
Conceptos como el burnout o el wellbeing están hoy en día más en boga que nunca. Las organizaciones empiezan, por fin, a comprender que la salud integral incluye también hábitos psicológicos.
Finalmente, las compañías tienen un compromiso social con la protección de colectivos vulnerables. Por ello, es necesario que contribuyan en el acceso a vacunas, medicinas o tratamientos. Las opciones son infinitas, y las empresas farmacéuticas tienen gran parte de la solución en su mano. Además, las grandes compañías cuentan con la posibilidad de promover alianzas con instituciones que trabajan para este objetivo o colectivos.
Como hemos visto, proteger la salud y el medio ambiente no consiste solo en reciclar y llevar una dieta equilibrada. Los retos que enfrentamos, señalados por los objetivos de desarrollo sostenible, nos interpelan a todos. Pongámonos en marcha cuanto antes.