No hay innovación cuando se recorre el mismo camino cada día
Para desarrollar la innovación no siempre es adecuado seguir con un procedimiento establecido, incluso cuando creemos que la mejor metodología para innovar es la que se denomina “innovación sistemática”. Es por ello, que la innovación provoca en las empresas una especial tensión entre los responsables de definir la estrategia que debe seguir una empresa.
La innovación es una inversión de riesgo que siempre es discutida si los resultados no son los esperados. Y ello a menudo se confirma con una frase que escuche hace años: “El éxito no necesita explicaciones, el fracaso necesita justificaciones”. Es habitual en muchas empresas, que cuando se lanza un nuevo producto o servicio al mercado y no se obtiene la respuesta que se había esperado, se busquen motivos espurios para explicar lo sucedido. Pero es muy probable que cualquier explicación sea válida para aplacar la “ira de los dioses”. Sin embargo, lo que hay que tener en cuenta es que si sólo buscamos aquello que sirva para “salvar el asiento”, eso no servirá para el futuro. Es necesario buscar lo que no se ha tenido en cuenta para poderlo considerar en los próximos proyectos.
Aquí es donde aparecen causas, elementos, situaciones u otros factores como los que se exponen a continuación:
- “A veces es conveniente convivir con el problema antes de poderlos resolver”.
Como ya he escrito anteriormente, uno de los objetivos por el que se quiere desarrollar una innovación es para dar respuesta a un problema existente. Pero a veces las prisas por obtener la solución hacen que no se dedique tiempo a conocer el problema con la suficiente profundidad; sin que eso signifique que nos situemos en una situación de “parálisis por análisis”. Esto conlleva que incluso debamos estar un tiempo con el problema para entenderlo adecuadamente; aunque ello suponga que nos situemos en una posición difícil por la exigencia de tener la solución de forma urgente. No todo el mundo tiene carácter para mantener la posición cuando llueve de forma insistente.
- “La primera idea es la peor… especialmente si es la única”.
Enlazando con la anterior frase, si existe necesidad de obtener una solución innovadora a un problema urgente, es muy probable que los astros se alineen para que ante la primera idea todo el mundo esté de acuerdo, porque así se puede empezar a trabajar en la solución. Y esto es probable que no sea un buen principio, ya que la primera idea es la que menos se ha pensado y la que es más obvia, que no significa que sea la óptima o la razonable. Una vez más las ideas necesitan tiempo para generarse.
Pero también a su vez hay que prevenir que nos vayamos al otro extremo, es decir, que generemos una ingente cantidad de ideas; porque entonces nos enfrentaremos a otro problema que es el que se produce cuando tenemos que distinguir entre las que son buenas ideas y las que son malas ideas. Una situación que requiere de personas que tengan la capacidad de discernir cuales son las adecuadas, o aquellos que esta vez tienen el carácter para decidir y afrontar las consecuencias de esa decisión. Aquellos que se arriesgan para ganar frente a los que se quedan esperando que vuelva el queso perdido.
- “Las buenas ideas creativas tienen la mala costumbre de chocar con las viejas ideas”.
Cuando entre las buenas ideas tenemos algunas que son tan creativas que colisionan con las ideas existentes se produce la necesidad de cambiar los paradigmas y eso, no siempre es aceptado dentro de la mayoría de organizaciones. Especialmente, si lo que provoca este enfrentamiento es que se cuestiona la viabilidad y la continuidad de los productos o servicios existentes. Muchas veces las ideas creativas son las que harían que una empresa tuviera continuidad en el futuro, pero el miedo a perder el pan de hoy provoca el hambre de mañana. Como ya sabemos muchas innovaciones nacieron en el seno de empresas que ante lo que suponían las ocultaron, las condenaron al ostracismo o las lanzaron al rio para que las recogieran otros que años más tarde acabarían con sus creadores. La historia de la innovación está llena de ideas que, incluso se protegieron por patentes, pero que fueron desaprovechadas porque “chocaban con las viejas ideas”.
- “El surco de la costumbre es un sepulcro sin fondo”.
Muchas veces nos acostumbramos a realizar las cosas de la misma forma un día tras otro; y eso hace que vayamos caminado en círculos haciendo que esa zanja cada día sea un poco más profunda, con el tiempo es tan profunda, que ya solo veamos las paredes de un desfiladero. Si esta situación hace que estemos desarrollando nuevos productos o servicios bajo esta perspectiva, seguramente, lo que estemos haciendo es condenarlos irremediablemente a la tumba. Por ello, lo más conveniente es abandonar el camino trillado y andar por donde aún no hemos caminado, dónde es muy probable que se descubra algo que antes no habíamos visto. En esa singladura es dónde se agradece que nos acompañe “un ciego”. Porque normalmente “los ciegos” hacen preguntas que no harían los que pueden ver.
A los que queréis o necesitáis ser innovadores os recomiendo que reflexionéis sobre las frases que os he citado, porque yo considero que la innovación es un arte que requiere de periodos de reflexión por parte de aquellos que quieren ser excelentes en su dominio. No se innova sin reflexión previa, ni con prisas, sino que se innova con la práctica y el ingenio.