Liderazgo femenino, un reto prioritario para las empresas
La necesidad de potenciar el liderazgo femenino en las empresas es una realidad que no se puede obviar. Necesitamos a más mujeres en cargos directivos en todos los sectores. ¿El motivo? Porque las personas en posiciones de liderazgo tienen un poder transformador sobre las organizaciones y sobre la sociedad. Porque influyen en el modo en que se abordan los problemas y en cómo se solucionan. La sociedad necesita de una mayor diversidad en los puestos de responsabilidad.
La situación actual, en cifras
El 49,6% de la población mundial son mujeres, según los datos de Naciones Unidas. Sin embargo, la presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad en el mundo político y empresarial es muy distinta a este porcentaje. De los 195 jefes de Estado que existen, solo 22 son mujeres. Las mujeres ocupan tan solo el 26% de los escaños parlamentarios de todo el mundo.
En el mundo empresarial, los datos sobre el número de mujeres en cargos directivos muestran también que están en minoría. Según el informe “Mujeres en el lugar de trabajo“ de McKinsey, a pesar de un progreso modesto, las mujeres aún están “dramáticamente subrepresentadas en roles de liderazgo”. En 2022, según el citado informe, las mujeres solo representan el 26% de los puestos de alta dirección.
A mayor la responsabilidad, menor es la presencia femenina. En España, las mujeres representan solo el 8,8% de las direcciones generales. Esa desigualdad implica que la diferencia retributiva, al final, es mayor. Si analizamos la brecha salarial (la diferencia de salario entre un hombre y una mujer), observamos que se sitúa actualmente en un 13,1%. Esto significa que por cada 100 € que cobra una mujer, un hombre cobra 113,1 €.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha emitido varios informes en los que pide mayor incorporación del talento femenino a la economía, especialmente en puestos de dirección.
El techo de cristal sigue ahí
Y todo ello, a pesar de que el nivel de preparación de las mujeres es superior al de los hombres. Si creíamos que llegaríamos a alcanzar la igualdad en el siglo XXI, está claro que, de momento, no lo hemos conseguido.
La igualdad entre hombres y mujeres en puestos de liderazgo en las empresas sigue lejos de ser una realidad, por tanto, existe una clara brecha de género. Las empresas no han sido capaces de aprovechar las posibilidades que la crisis del coronavirus brindó para cambiar la situación. Al contrario, la pandemia situó a las mujeres en una situación de mayor desigualdad.
El impacto del liderazgo femenino
Y frente a los datos sobre la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad, es necesario recordar el impacto que tiene el liderazgo femenino. Las mujeres destacan en competencias que se consideran fundamentales para puestos de liderazgo. Lo muestran estudios como el que realizaron los investigadores Zenger y Folkman, que señalaron 16 competencias asociadas a un liderazgo extraordinario.
De las 16 competencias, las mujeres destacaban en la mayoría, especialmente en tomar las de iniciativa, integridad, promover la obtención de resultados, así como inspirar y desarrollar a otros. Parece, pues, que el éxito en los casos de liderazgo femenino no llega por casualidad. Al contario, muy probablemente correlaciona con el hecho de que determinadas habilidades femeninas -empatía, trabajo en equipo o desarrollo de personas- son muy necesarias.
Por otra parte, los datos nos muestran que las empresas con más presencia de mujeres son más rentables. Investigaciones como la realizada por la consultora McKinsey, lo demuestran. Las empresas con más de un 25% de mujeres en puestos ejecutivos tienen un 25% más de posibilidades de conseguir una rentabilidad superior a la media. También un estudio del Peterson Institute for International Economics muestra que las compañías con al menos un 30% de ejecutivas tienen un 15% más de beneficios.
Un reto para las organizaciones
La diversidad enriquece y con una mayor presencia femenina no solo ganan las mujeres, sino que gana la sociedad en su conjunto. Es hora, por tanto, de impulsar el talento femenino en las empresas. Las ventajas de sumar mujeres a puestos de responsabilidad están claras.
Las mujeres destacan en competencias que son necesarias para un liderazgo inclusivo y, además, las empresas con más mujeres en puestos de dirección son más rentables. Es tarea de todos contribuir a impulsar el liderazgo femenino.
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