ISO definición y conocimientos más importantes
Prácticamente la mayoría de productos que podemos adquirir en el mercado suelen traer impreso un sello de calidad para que así tengamos la certeza de que estamos adquiriendo un producto fiable y con buenas garantías. Aunque cada una de las instituciones cuenta con su propia política de actuación, en estos casos existe un organismo internacional conocido como ISO definición de Organización Internacional para la Estandarización, que intenta aunar todos los procesos de producción de las diferentes empresas del mundo y así que los productos internacionales que se comercialicen cuenten con garantías comunes para ofrecer los mejores productos a los clientes.
Definición e historia de la ISO
La Organización Internacional para la Estandarización es la entidad encargada de crear un conjunto de normas y pautas que sean comunes a todas las empresas respecto a los procesos de producción de sus productos. Esta normativa va a regular la fabricación de todos estos elementos, sea cual sea la industria y en cualquier país del mundo. También establece otras normas propias para la comercialización de dichos productos y para la comunicación de los mismos en relación a las diferentes empresas y siempre atendiendo al bienestar de los consumidores.
El objetivo está bastante claro: esta organización pretende que todas las técnicas de producción que se lleven a cabo en relación a los productos fabricados sean homogéneas, un patrón común para todas las empresas internacionales, incluyendo además otro tipo de organizaciones.
Si hacemos un poco de memoria hay que decir que la Organización Internacional para la Estandarización nació a partir de que finalizara la II Guerra Mundial, concretamente en el año 1947. Lo que se pretendía en aquel momento era crear unas normas de regulación internacionales que pudieran llevarse a cabo dentro del marco legal de todos los países del mundo. Esta normativa afectaba a todos los sectores industriales que comercializaban sus productos, exceptuando los campos de la electrónica y la electricidad.
En la actualidad la sede central de la ISO se encuentra ubicada en la ciudad de Ginebra, en Suiza, pero aunque se trata de una organización de gran reputación y muy consolidada, todas las normas que ha ido elaborando a lo largo de los años no son impuestas, por lo que las empresas pueden optar por seguir estos patrones o no. Aunque cada vez con más frecuencia podemos adquirir productos, de todas las partes del mundo, que llevan incluido el sello de calidad de esta organización. A través de esta firma se garantiza que el producto es legal, está bien fabricado y además respeta la normativa que regula el daño al medio ambiente por parte de las industrias. Los expertos que hayan cursado un máster ejecutivo sabrán bien cómo gestionar todo lo relacionado con la implementación de la ISO en la empresa.
La normativa de la ISO
Como hemos comentado, las normas establecidas por la Organización Internacional para la Estandarización no tienen carácter obligatorio. Sí forman parte de un marco legal internacional establecido, pero el seguimiento de esta normativa por parte de las empresas es a día de hoy completamente voluntario. A pesar de ser una organización importante, la ISO no tiene el poder suficiente como para imponer sus propias normas en el resto del mundo. Aunque las establece atendiendo a un consenso con las partes implicadas y siempre teniendo en cuenta las legislaciones que se dan en los diferentes países para así crear una normativa global.
Son muchas las normas que podemos encontrarnos en el documento establecido por la Organización Internacional para la Estandarización y que además hacen referencia a un gran número de aspectos. Hablamos por ejemplo de la medida del papel, los requisitos con respecto a la normativa medioambiental, la representación de la fecha o el tiempo, las citas bibliográficas, el sistema de calidad o incluso los documentos en formato PDF, entre otras.
Aunque todas ellas no son impuestas, muchas empresas internacionales sí que toman estas normas como referencia para que les sirva de guía a la hora de elaborar las suyas propias. No obstante, ya son muchas las entidades que las están introduciendo dentro de sus políticas de producción, ya que abaratan costes, tiempo y además añaden calidad a sus productos. Actualmente, las instituciones que siguen estas pautas (ya sea como guía o de forma estricta) pertenecen a más de 150 países y cada año se suman otras tantas con el mismo objetivo común.