Indicadores de productividad: algunos ejemplos
La productividad es un elemento esencial para cualquier compañía pues, en gran medida, determina la viabilidad de su actividad económica. Por ello, es muy importante medirla correctamente.
En este artículo explicaremos qué son los indicadores de productividad, así como las diferentes estrategias que puede seguir una empresa para medirla.
¿Qué son los indicadores de productividad en una empresa?
Los indicadores de productividad son una serie de variables que, una vez analizadas de forma conjunta, nos permiten conocer lo productivo que es un proceso, una persona, una empresa o cualquier entidad.
Explicado de otro modo más práctico: si para una persona, por ejemplo, cada indicador fuese puntuado entre cero y diez y se hiciese una media aritmética entre todos ellos, el valor de esa media reflejaría cuánto de productiva es esa persona.
En este post veremos algunos de los más relevantes para el Project Management.
¿Cómo medir la productividad de un trabajador?
Hay que tener en cuenta que no existe una única manera de medir la productividad de un trabajador y que, en todo caso, será el área de recursos humanos la que deberá establecer aquella que mejor se adapte a cada empresa.
No obstante, sí se pueden seguir unos pasos básicos, que se explican a continuación.
Crear una pauta de productividad
La pauta de productividad hace referencia al estandar productivo que buscas para tu empresa. Consiste en responder a la pregunta: ¿Cuál es el rendimiento que espero de mis trabajadores?
Medir la calidad
En ocasiones nuestros trabajadores son muy productivos, pero la calidad del trabajo es baja. Por lo tanto, es importante tener en cuenta no solo la cantidad, sino también la calidad de nuestros resultados.
Conocer el absentismo
El absentismo hace referencia al tiempo que un trabajador pasa ausente de su puesto por diversos motivos. Lógicamente, es un factor que afecta directamente a la productividad, haciendo que disminuya cuando el absentismo es elevado.
Calcular el índice de rotación
Perder un trabajador implica tener que llevar a cabo un nuevo proceso de selección y con él, el onboarding de la nueva persona que se incorpora. Lógicamente, esta situación afecta a la proactividad, haciendo que sea menor.
Calcular la productividad matemáticamente
Existe una fórmula matemática que permite calcular la productividad laboral de una manera rápida y sencilla. Consiste simplemente en dividir nuestra producción entre los recursos que se han utilizado para obtenerla.
Elaborar evaluaciones de desempeño
Las evaluaciones de desempeño son cada vez más comunes en las empresas. Consiste en establecer una serie de KPIs (Key Performance Indicator) o indicadores de negocio, que nos aportan información clave sobre la eficacia y la productividad de nuestra empresa.
¿Qué tipos de indicadores existen?
Es posible agrupar los indicadores atendiendo al área sobre la que inciden. En este sentido, hay que tener en cuenta que la productividad de una empresa depende de muchos factores. A continuación, se explican algunos de los tipos de indicadores más comunes:
Indicadores de calidad: se trata de una medición con la que vamos a poder establecer si el producto o servicio obtenido cumple con los estándares de calidad que buscamos.
Indicadores estratégicos: permiten conocer en qué grado se están alcanzando los objetivos propuestos por la empresa.
Indicadores de rentabilidad: el más habitual es el índice ROI (retorno de la inversión), que nos permite saber el beneficio que obtenemos con base en la cantidad de dinero que se invierte en el negocio.
Indicadores de capacidad: establece una relación entre los recursos y los trabajadores, para saber cuánto son capaces de producir. Es especialmente útil para ajustar los plazos de los proyectos.
4 Ejemplos de indicadores de productividad
Eficacia
La eficacia es el indicador que nos permite determinar si se ha alcanzado un objetivo dentro de un proyecto o no. Es, por tanto, un indicador dicotómico cuyas dos respuestas posibles son “sí” o “no”. Es recomendable no incluir valores intermedios para la eficacia y, en lugar de ello, establecer otro tipo de indicadores de productividad más específicos como el que veremos a continuación de este.
Sin embargo, antes de pasar al siguiente indicador, cabe señalar que la eficacia podrá variar en función de cómo haya sido planteado el objetivo desde un inicio. Por ejemplo, si un objetivo ha sido definido de forma SMART, se podrá alcanzar de forma mucho más acertada que si se ha definido de manera genérica.
Calidad del trabajo realizado
Antes comentábamos que la eficacia tendría que ser valorada de manera dicotómica y que si necesitábamos valores intermedios deberíamos emplear otros indicadores de productividad. Pues bien, la calidad del trabajo realizado es uno de esos indicadores que complementan a la eficacia.
Supongamos que un objetivo para un proyecto ha obtenido un “sí” en el indicador de eficacia. Es decir, ha logrado ser alcanzado. Pero ¿cómo de bien ha sido alcanzado? ¿Mejor, peor…? Ahí es donde entra la calidad del trabajo realizado:
Si el objetivo ha sido alcanzado de una forma creativa y novedosa, adecuada perfectamente al proyecto y que contribuya a alcanzar otros objetivos relacionados, podremos otorgarle una calificación máxima, de diez, en lo que respecta a la calidad del trabajo realizado.
En cambio, si ha sido alcanzado de forma poco satisfactoria, aunque suficiente, a pesar de haber obtenido un “sí” en el indicador de eficacia (porque el objetivo sí ha sido cumplido), su calificación será más próxima a cinco.
Asignar calificaciones numéricas a los indicadores no dicotómicos es una buena manera de tener bajo un control máximo la productividad en el proyecto.
Eficiencia
La eficiencia es un indicador que nos permite determinar la inversión de recursos que se ha hecho a la hora de alcanzar un objetivo del proyecto. Podemos emplearlo como uno de los indicadores de productividad numéricos, es decir, que podremos asignarle una calificación:
Si se han empleado los recursos mínimos y se ha alcanzado el objetivo (se ha obtenido un “sí” en el indicador de eficacia), la calificación de la eficiencia será de diez.
En cambio, si se han empleado más recursos de los necesarios y se han malgastado otros, aunque hayamos alcanzado el objetivo, la eficiencia será calificada como más próxima a cero.
Cuando hablamos de recursos en lo relativo a eficiencia no nos referimos únicamente a costes monetarios. También debemos incluir personal, esfuerzos, emociones y, cómo no, tiempo. De este último vamos a hablar a continuación.
Gestión del tiempo
El tiempo es uno de los indicadores de productividad que merece un lugar de protagonismo debido a que es uno de los recursos que más se suelen malgastar inconscientemente en la gestión de proyectos. De hecho, hay una disciplina que se denomina específicamente gestión del tiempo.
Podemos manejar la gestión del tiempo como un indicador numérico y, al igual que con la eficiencia, asignarle una calificación de cero a diez en función de cuánto se ha gastado e independientemente de si el objetivo ha sido alcanzado o no. En este sentido, debemos valorar aspectos como:
Actividades que consumen más tiempo del que deberían.
Distracciones.
Reuniones, tanto si se avanza en ellas como si no.
Ladrones de tiempo.
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