Google transforma la gestión de la innovación con un nuevo Alphabet
Cuando las empresas crecen empiezan a crear los anticuerpos hacia la innovación, las diversas estructuras que se van creando tienden hacia la estabilidad, es decir, a oponerse a los cambios lo que supone cerrar las puertas a la innovación. Por eso es preciso que la Alta Dirección sea consciente de este hecho y procure establecer mecanismos para evitar que esto ocurra. Una de las estrategias que se puede realizar consiste en cambiar el nombre de la empresa con el objetivo de mantener el espíritu de la innovación. Esta reflexión surge de la reciente noticia de la creación del consorcio empresarial denominado Alphabet en el que se integrará la más que conocida Google Inc. A nivel bursátil, que es uno de los factores que influyen en la valoración de las empresas del tamaño de Google se establece que la empresa Alphabet Inc. sustituirá a la empresa Google Inc. en la bolsa de Wall Street y que “todas las acciones de Google se convertirán automáticamente en el mismo número de acciones de Alphabet, con los mismos derechos”.
Esta decisión puede suponer una transformación en la forma de actuar que hasta ahora se realizaba en Google con vistas a mantener la innovación en el centro de la empresa. Si esta decisión triunfa veremos cómo dentro de unos años será desarrollado como caso de estudio por las principales escuelas de negocios en sus programas de MBA, y si fracasa… también.
La creación de este consorcio pretende favorecer la creación de unidades de negocio independientes que conciban, creen y desarrollen sus propias innovaciones diferenciadas entre ellas y que tengan la visión de alinearse con los objetivos de cada una de ellas. Esto en el fondo supone dar respuesta al conocido como “dilema de los innovadores” un concepto concebido por Clayton Christensen del que ya había escrito en un post anterior.
En el fondo se pretende que una empresa creada hace diecisiete años, y que ha tenido uno de los crecimientos más espectaculares en la historia empresarial, no acabe como otras empresas que en su momento fueron líderes en su sector por su capacidad de innovación y que hoy en día ya no están a la vanguardia porque no fueron capaces de impedir que sus arterias se obstruyeran provocando que la innovación no fluyera como antes.
Ahora bien un cambio en el nombre de la empresa conlleva también riesgos y también requiere una planificación sobre diversos aspectos, especialmente los relacionados con el entorno digital como son los nombres de dominio o los nombres de usuario de las principales redes sociales.
Aunque el poder económico que tiene un gigante empresarial podría permitirle comprar cualquier nombre de dominio o cuenta de usuario si el propietario es un particular; esto no tiene por qué ser así en el caso de que el propietario sea otra gran empresa. Y esto es lo que ocurre con alphabet.com que es propiedad del grupo BMW por lo que las negociaciones podrían ser complicadas o no existir si esta última no quisiera venderlo.
Sin embargo Alphabet ha decidido, en principio, vincularse al dominio https://abc.xyz/ lo que supone una ruptura con el preeminente dominio .com, lo que podría tener incidencia en la popularidad del .xyz que solo el tiempo nos dirá.
Lo interesante desde el punto de vista de la “gestión de la innovación” que supone la aparición de Alphabet es que se la diversificación en unidades de negocio es una forma de asignar recursos por estrategias y evitar las interferencias entre proyectos que pudiesen canibalizarse entre ellos dentro de una misma empresa. Si se desarrollan en unidades diferenciadas existirán menos trabas internas para su desarrollo.
Y otro aspecto que tendrá especial relevancia es la gestión de las personas en las diferentes unidades de negocio porque es más que probable que haya fugas y “fichajes” para que el talento se incorpore a aquellos proyectos en los que su aportación puede ser de mayor utilidad; si hasta ahora los movimientos eran dentro de la misma empresa ahora serán entre compañías lo que puede provocar “guerras por el talento” que incidan en el equilibrio interno de la corporación. Especialmente entre aquellos empleados que quieran incorporarse a proyectos liderados por personas como Sundar Pichai, el nuevo CEO de Google, que ha sido responsable de los proyectos de Android, Google Drive o Chrome los cuales han llegado al liderazgo en sus respectivas áreas de actividad.
Estamos pues ante uno de los casos de “gestión estratégica de la innovación” que crearà secuela sea cual sea su destino final.