Estudio de viabilidad, qué es y cómo enfocarlo con éxito
Entre las distintas etapas que tiene cualquier tipo de proyecto, el estudio de viabilidad resulta fundamental y cuenta con una relevancia extrema. Si bien, la importancia de cada fase del proyecto se debe medir de manera independiente y no en común, dado que hay muchos factores que las diferencian, se podría decir que este estudio cuenta con uno de los mayores volúmenes de relevancia. El motivo es claro: dependiendo de los resultados que se obtengan en este estudio se determinará si merece la pena seguir con el proyecto o no.
¿De qué partes consta un estudio de viabilidad?
Entendido el concepto general, es necesario que profundicemos a fin de constatar cómo llevar a cabo este estudio y determinar si nos va a proporcionar aquello que necesitamos para continuar con el trabajo. Podemos dividirlo en seis fases:
- Determinar el objetivo del proyecto: estableceremos unos límites y objetivos claros, marcando qué partes del negocio entrarán en juego y sobre qué estructura se asentará el negocio.
- Analizar la situación corporativa: ¿cuáles son las fortalezas que tiene en estos momentos el negocio? ¿y las debilidades? Entendiendo la empresa será más fácil actuar sobre ella.
- Definir qué requisitos tenemos: indicar qué es lo que resulta imprescindible, qué metas se tienen que llegar a cumplir por todos los medios posibles.
- Indicar cómo vamos a actuar y dar un enfoque claro: analizando varias posibilidades se optará por un plan de acción que satisfaga a todas las partes implicadas del negocio.
- Evaluar con cifras si existe viabilidad: operación para ver de una manera realista si es un proyecto razonable en lo económico y valorar posibles alternativas que se ajusten al presupuesto.
- Revisar todo lo anterior en conjunto: valorar los distintos aspectos y analizarlos en grupo con la misión de que todo esté justificado y el resultado sirva para tomar una decisión consensuada. Se tendrá que razonar y argumentar tanto si el estudio de viabilidad es positivo, neutral o negativo.
¿Por qué realizar el estudio?
El primer aspecto que nos lleva a realizar el estudio de viabilidad es el mero sentido común que tiene este tipo de preparación antes de ponernos a trabajar en un nuevo proyecto. No importa las dimensiones del mismo, dado que desde las iniciativas grandes hasta las pequeñas merecen que hagamos un estudio precedente. Se puede comprobar con cifras que las empresas y negocios que pasan antes por un estudio de este tipo son las que tienen menores posibilidades de acabar fracasando.
No obstante, la lógica no es la única razón para llevarlo a cabo. Al emprender el estudio lo que estamos haciendo es ordenar las bases del proyecto y definirlas con mayor precisión. También nos puede ayudar a ver aspectos del negocio que quizá se nos habían pasado o ver maneras de optimizar funciones. Estudiar siempre tiene repercusiones positivas y hacerlo con la idea que tenemos nunca es malo, sino todo lo contrario. Y así como podemos detectar aspectos que impulsen el negocio, también podemos ver con más claridad aquellos que lo pueden echar a perder. No hay que restar valor a una operación tan inicial como esta que nos permite verlo todo en perspectiva. En general todo tendrá un mismo objetivo final: que el éxito del que disfrutemos sea superior gracias a los descubrimientos que hagamos y a la información que obtengamos.
Con el estudio de viabilidad también demostraremos solidez corporativa y esto nos ayudará a llegar lejos en términos financieros, dado que instituciones bancarias y gobiernos se mostrarán más abiertos a ayudarnos al realizar un estudio sólido del trasfondo de nuestra idea. En definitiva, son tantos los beneficios que tienen estudiar la viabilidad de un proyecto, que no plantearse hacerlo es invitar a que la idea esté condenada al fracaso.