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Criterios para seleccionar a tu equipo de trabajo en un proyecto

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La formación de equipos de trabajo es importante para todas las empresas, pero lo es aún más para aquellas centradas en el desempeño conjunto. Si se acierta en la selección de sus miembros, los resultados quedarán patentes; si no, tanto los procesos como la continuidad del negocio pueden ponerse en riesgo. El trabajo en equipo busca aumentar la eficiencia y el desempeño individual. A partir de una serie de objetivos comunes, los integrantes de un equipo suman conocimientos, esfuerzos y talentos.

Cuando la conformación de equipos se basa en criterios claros, el desempeño de éstos es mucho más eficiente que cuando no es así. Recordemos que cada miembro de un equipo debe asumir un rol que esté justificado dentro del mismo. La selección no debe ser porque sí. Veamos algunos criterios para ello:

1) Estructura:

Lo primero es definir el tamaño y los límites del equipo. Sobre estos puntos se ha escrito mucho, pero la experiencia sigue demostrando que los grupos con un mínimo de 5 integrantes y un máximo de 10 son los más eficientes. Es, digamos, el estándar recomendado para que las tareas delegadas puedan ejecutarse en un marco óptimo. Más de 10 integrantes suponen un esfuerzo adicional, como por ejemplo un doble liderazgo u otro de tipo carismático. Además, los grupos con menos de 10 integrantes suelen ser más compactos para la comunicación y las relaciones que se establezcan en su interior.

2) Definición de roles:

Volvemos a lo antes: ningún integrante debe formar parte de un grupo sin que su presencia esté debidamente justificada. Por lo general, los roles se definen en función de los objetivos del grupo y de la empresa. Cada miembro debe cubrir una necesidad. Los principales roles dentro de un grupo suelen ser: el gestor, el líder, el creativo, el impulsor, el investigar y el evaluador.

3) Selección:

Quizá se trate del paso más importante. Las empresas, tanto si el grupo debe conformarse con personal interno o externo, deben partir de las necesidades que requieren ser cubiertas. Una vez se ha hecho esto, los responsables del proyecto deben valorar si los candidatos a cubrir dichas plazas cumplen con los requisitos tanto técnicos como personales para ello. Además, otro criterio para su selección es la empatía que pueda existir entre los candidatos; de nada vale que estén cualificados para las tareas si, a la hora de iniciar los trabajos, no hay entre ellos un mínimo de armonía y buena relación.

4) Dinámicas:

Además, a los responsables del proyecto les corresponde definir cuáles serán las dinámicas del grupo. Por dinámicas entendemos las relaciones que se entablan en su interior, como aquellas que están orientadas al manejo de los procesos de información, la evolución de las tareas o la supervisión de las mismas, entre otras cuestiones. Es conveniente que también se definan las jerarquías en caso de que existan. Con todo y esto, vale la pena aclarar que todo grupo tiene sus propias dinámicas y que muchas de ellas sólo quedan patentes una vez se han puesto en marcha los proyectos. Los responsables también deben prestar atención a esto, pues a veces es mucho más efectivo que la propia teoría.