Cinco frases para una empresa innovadora
Las empresas que quieren ser innovadoras necesitan crear una cultura que sustente la necesidad de innovar. Una de las formas con las que las empresas siembran esa cultura es mediante frases o lemas que con el tiempo llegan a ser como unos mandamientos de la innovación.
Propongo cinco frases que podéis utilizar o adaptar a vuestras necesidades:
Los cementerios están llenos de ideas.
Uno de los requisitos que se considera que caracteriza una innovación es que conlleva que “se explota con éxito una nueva idea”. Aquí subyace el elemento que afecta a las ideas, y es que se deben explotar. Es decir, hemos de llevar las ideas a la práctica para que se puedan comercializar. Las personas tienen muchas ideas, pero el paso de las ideas a las realidades es donde esta la verdadera diferencia.
En italiano existe una frase que lo describe de forma poética: “Tra il dire e il fare, c'è di mezzo il mare”. Esta frase viene a decir que todo el mundo puede decir cosas, exponer o pensar ideas, pero lo difícil es hacerlas. Porque esto supone un compromiso, una dedicación, un dejar de hacer otras cosas.
En una empresa los concursos de ideas no sirven de nada si no se llevan a la práctica.
El camino de la innovación es más incierto cuanto menos preparados vamos.
Innovar es un proceso que puede agotar si no se está preparado. La presencia de la incertidumbre sobrevuela este proceso durante todo el tiempo, y superar esa incertidumbre es lo que hace la diferencia. Cuando el esfuerzo esta organizado y gestionado se afrontan los problemas de una forma diferente, y en el proceso de innovar se tienen que resolver numerosos problemas. Pero para esto uno de los errores que no deberíamos cometer es basarnos en la motivación; ya que no hay nada peor que un innovador motivado, porque cuando pierde la motivación deja de innovar.
Por esto es preferible tener personas en la empresa que tengan los conocimientos y competencias que les permitan caminar en un entorno incierto, pero sabiendo que tienen las herramientas para abrirse paso, o sabiendo quién les puede ayudar a continuar cuando ellos no saben por dónde ir. Estar preparados no significa saberlo todo y tenerlo todo, lo que significa es ser conscientes de las propias capacidades y pedir ayuda cuando se necesita.
El marketing nos dirá para quién y para qué, pero no nos dirá cómo.
Cuando una empresa se propone innovar ha de saber para quién y para qué. Si no sabe para quién, probablemente desarrollará algo que sirva para un solo cliente, ella misma. Y si no sabe para qué, entonces lo que ofrezca no lo quiera comprar nadie.
Por eso la función de marketing es tan relevante. Es el área responsable de averiguar quién necesita (potenciales clientes) y que necesita (inquietudes), a partir de esto es donde la empresa deberá dedicar recursos a obtener los productos o servicios que den respuesta a las inquietudes de los potenciales clientes.
Explotar con éxito se consigue cuando hay muchos que deciden comprar la innovación que se está comercializando.
Si innovamos para ser el más barato, lo seremos solo un rato.
Cuando en un mercado lo que determina la elección de compra por parte de los clientes es el precio, nos encontramos ante un mercado para el que la innovación está orientada al “liderazgo en costes”. Es decir, hay que innovar para tener el coste más bajo posible que nos permita vender al precio más bajo posible. El problema es que esto se convierte en una espiral en la que siempre habrá quién venda más barato. Y aquí el riesgo que puede tener la empresa para bajar sus precios es que decida usar materias primas más baratas que no siempre cumplen los requisitos establecidos, o dejar de ofrecer funcionalidades en el producto. Por eso innovar para ser el más barato es una decisión que nos va a durar un cierto tiempo. Lo mejor es innovar en valor, ofrecer funcionalidades diferenciales de nuestro producto o servicio que el cliente valore y por las que este dispuesto a pagar más.
El que sabe, que lo escriba o lo explique.
El conocimiento tácito de los innovadores de empresa es uno de los factores que favorecen la diferenciación competitiva. Pero mientras este conocimiento sólo sea tácito supone un riesgo para la empresa. Por eso se debería establecer un sistema de gestión y transmisión del conocimiento que sirva para que ese conocimiento tácito se documente, se registre o se explique a otros.
Si el conocimiento de la innovación solo lo sabe una persona, si esta desaparece el conocimiento desaparece con ella. Y no sabemos cuanto nos costará volverlo a obtener, y si lo obtendremos nuevamente. Por eso hay que prever dar a los innovadores tiempo para escribir o tiempo para explicar.
Estas son cinco frases que las empresas deberían tener como cabeceras de las páginas de su Manual de Innovación.