Aviso para navegantes: qué es y qué no es coaching
Ante la gran variedad de escuelas, enfoques y métodos que existen en la actualidad, a menudo surge la pregunta de qué es y qué no es coaching. Si estás pensando en apostar por esta disciplina y no quieres equivocarte, a continuación te explicamos cuál son los elementos que lo definen como tal.
Qué es coaching: características básicas del concepto
Empecemos por lo más sencillo: qué es coaching. Aunque no existe una definición categórica ni definitiva sobre este asunto, lo que sí está claro es que se trata de una actividad que establece una relación estrecha entre el coach y el cliente con el objetivo de mejorar los resultados de la persona en diversos frentes.
La motivación, la autovaloración y el autoconocimiento son factores esenciales a la hora de llevar a la práctica este concepto, el cual, en palabras de sus propios practicantes, es ante todo un modo de ser y estar en el mundo.
El coaching es aprendizaje e instrucción. Está basado en el diálogo como herramienta para sacar lo mejor de cada persona y solucionar problemas o conflictos que impiden el máximo desarrollo individual, social, laboral y profesional de las personas.
Gran parte de su base conceptual es la psicología, concretamente la psicología de tipo humanística, es decir, centrada en los valores humanos y en el desarrollo personal.
Qué no es coaching: prácticas similares o asociadas
Sin embargo, lo anterior no significa que toda acción de motivación u orientación se pueda considerar coaching. De hecho, una de las principales reivindicaciones de los coach actuales es insistir en las diferencias entre quienes practican los principios del coaching y quienes sólo se aproximan a él o, peor aún, lo imitan.
Las diferencias son importantes teniendo en cuenta que el coaching es una disciplina en claro ascenso, cada vez más extendida y que promete con seguir evolucionando hacia nuevos enfoques, métodos y especialidades.
La pregunta que hemos planteado al inicio sobre qué es y qué no es coaching puede ser atendida, en parte, con el siguiente apartado. Veamos:
- El coaching no es simplemente formación:
La formación, en cualquier área que se centre, está dirigida a grupos de personas que desean aprender algo que no tienen. En cambio, el coaching es generalmente individual y, aun siendo grupal, está dirigido a la satisfacción de cambios de índole individual o humana. O dicho de otra manera: mientras la formación genera una evolución que proviene del exterior, de los conocimientos adquiridos, el coaching promueve una transformación que se origina en la propia persona; cada uno es el encargado de efectuarla en su día a día.
- El coaching no es una terapia:
Si bien el coaching se basa en algunas terapias de aprendizaje, neurolingüísticas, de análisis transaccional o psicodinámicas, centrándose en la persona y escuchándole, es una práctica que trasciende este marco. Las terapias suelen enfocarse en temas relacionados con el pasado del individuo, mientras que al coach le preocupa sobre todo el presente, el aquí y el ahora de la persona que tiene al lado. Además, una buena parte de las terapias tienen como objetivo principal el progreso (cualquiera que sea), mientras el punto de mira del coaching es el rendimiento; se centra en la reconversión de los conflictos antes que en las resistencias negativas.
¿Te queda claro ahora qué es y qué no es coaching? Recuerda que más allá de los métodos que se usen y de las personas que lo ejecuten, lo importante son dos cosas: que el coaching busque una transformación de la persona y que sea cada uno quien lleve a cabo dicha transformación. En eso radica lo más importante.