Informe OBS: Sector bancario, situación actual y retos de futuro
Tenemos un sector bancario robusto, solvente y eficaz
- Se está llevando a cabo una política prudente de planificación de provisiones ante el entorno económico de incertidumbre que vivimos.
- Los 4 grandes retos de los bancos españoles son: digitalización, regulación, tendencia económica y sostenibilidad.
- La digitalización está permitiendo al sector recortar gastos, pero está provocando una brecha social.
- A partir del 1 de enero de 2024, los bancos analizarán tanto criterios de riesgos como criterios de sostenibilidad ESG.
Noviembre 2023. OBS Business School publica el informe Sector bancario: situación actual y retos de futuro, dirigido por Jaime Martínez Tascón, profesor de la escuela y director de InveretiK. En él se profundiza en la actividad bancaria en un entorno macroeconómico marcado por unas políticas monetarias restrictivas acordadas por los Bancos Centrales para controlar la espiral inflacionista actual.
El sector bancario actual es mucho más robusto, solvente y eficaz como consecuencia de las políticas y decisiones adoptadas tras la crisis financiera de 2008, lo que le permite estar en una mejor situación a la hora de superar los retos inmediatos a los que nos enfrentamos como economía y sociedad. La importancia del sector en el funcionamiento de la economía de un país es absoluta. La aparición de factores exógenos como conflictos geopolíticos, progresos tecnológicos o datos macroeconómicos le afectan directamente y no son inmunes a ellos. Pero cada banco es responsable frente al regulador y a la autoridad bancaria competente de mantener una línea de negocio definida y creciente.
Las cuentas de resultados del sector bancario llevan sufriendo desde 2008. A los efectos de aquella devastadora crisis financiera hubo que añadir en los años posteriores unas políticas monetarias con tipos bajos o nulos que impactaron directamente en sus márgenes. Sin olvidar la férrea regulación a la que se sometió al sector por parte de las autoridades, exigiéndoles esfuerzos adicionales en cuanto a provisiones o fusiones bancarias. Todo ello sucedió en un momento en el que la tecnología irrumpía con fuerza, guiando la actividad bancaria hacia la digitalización. Este cóctel obligó a los bancos a recortar gastos con el cierre de sucursales, despidos masivos y la adaptación de sus estructuras.
La realidad actual es que las políticas monetarias restrictivas llevadas a cabo por los bancos centrales mediante una vertiginosa subida de los tipos de interés está impactando positivamente en los beneficios de la banca, que está llevando a cabo una política prudente de planificación de provisiones ante el entorno económico de incertidumbre que vivimos. La morosidad del sector está razonablemente controlada y su capacidad de resistencia ante situaciones de estrés financiero es mayor.
Los mayores retos a los que el sector bancario se enfrenta hoy son consecuencia de la evolución tecnológica, los cambios regulatorios, las tendencias económicas y, por supuesto, la sostenibilidad.
La digitalización y la calidad de los préstamos siguen siendo grandes retos para los bancos
Las inversiones en inteligencia artificial, automatización de procesos, banca online y aplicaciones móviles son esenciales para mantener la competitividad, pues permiten ahorrar costes; sin embargo, también hacen al sector vulnerable a los ciberataques. Por tanto, proteger los datos de los clientes y mantener la integridad de las transacciones es una preocupación constante. La normativa europea busca la cooperación en esta materia de los diferentes Estados a través de la creación de una red común para el desarrollo de capacidades, la planificación y el intercambio de información entre los operadores de servicios esenciales y los proveedores de servicios digitales. Pero, además, es necesario invertir en profesionales altamente cualificados que puedan detectar cualquier amenaza y tomar las medidas necesarias para minimizar los riesgos; en este sentido, una labor pedagógica y formativa a los propios empleados, es vital.
A pesar de las ventajas que ofrece la digitalización a la banca, también está provocando una brecha en la sociedad tanto por edad como por zona geográfica: mientras las generaciones más jóvenes acogen con normalidad la nueva realidad tecnológica, las personas de mayor edad no son tan proclives a aceptar estos cambios; por otro lado, la deficiente red de telecomunicaciones está limitando el acceso a los servicios financieros de los habitantes de la llamada “España vaciada”. Se calcula que hasta 1,3 millones de personas tienen problemas para acceder a su dinero por esta causa. “Para solucionar la situación es imprescindible establecer acuerdos entre las entidades financieras y las administraciones públicas”, indica el informe.
Otro reto al que se enfrenta el sector es la férrea normativa exigida por el regulador, cuyo cumplimiento es costoso y complejo. A ello se suma el polémico impuesto “temporal”, que a través de la ley 38/2022 de 27 de diciembre, gravará con un tipo del 4,8% el margen de intereses y comisiones netas de las entidades por su negocio en territorio español.
La calidad de los préstamos y la gestión del riesgo crediticio son preocupaciones clave para los bancos, especialmente en tiempos de crisis económicas. En el caso del sistema bancario español, el crédito dudoso descendió un 18,5% interanual en 2022. Ello permitió que la ratio de préstamos dudosos se situara en el 3,5% a cierre de año, lo que supone una reducción de 75 puntos básicos respecto al ejercicio anterior. Las medidas de apoyo aplicadas por las autoridades durante la pandemia, así como la gestión activa que las entidades financieras han hecho de las carteras deterioradas con activos problemáticos, han contribuido a esta tendencia. Según datos del Banco de España, el crédito en vigilancia especial también se redujo un 12% en 2022. Aun así, el organismo alerta de que esta evolución positiva en la calidad de la inversión crediticia en España no debe hacer olvidar los riesgos existentes, por lo que las entidades deben mantener una actitud proactiva en la medición del riesgo y en la política de provisiones y capital.
El rol de la sostenibilidad es cada vez más decisivo
Como no puede ser de otra manera, la sostenibilidad es ya un factor determinante en la evolución socioeconómica global, y la banca es protagonista activa en su desarrollo y adaptación. El modelo de transición económica basado en criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) es uno de los pilares actuales y de futuro en materia de supervisión e inversión, sobre todo en Europa. La finalidad de este modelo es que las empresas proporcionen información veraz y contrastable sobre sus políticas de sostenibilidad.
El regulador está desarrollando un marco normativo que exige promover de un modo eficiente, ético y transparente el flujo de capital privado hacia proyectos sostenibles. Así, el bancario se ha convertido en un sector estratégico en la gestión de los riesgos derivados del cambio climático, capitalizando las oportunidades que esta transformación representa a través de la financiación de las energías renovables y apoyando la transición ecológica. La Directiva europea sobre información corporativa de sostenibilidad (CSRD) fue aprobada por el Consejo de la Unión Europea el 28 de noviembre de 2022, y su entrada en vigor está prevista para el 1 de enero de 2024. La finalidad de esta normativa es regular la obligatoriedad de las empresas de comunicar el riesgo de sostenibilidad que les afecta, así como el impacto de su actividad en la sociedad. Las empresas estarán obligadas a actualizar sus sistemas de control de la información no financiera para relacionarla con la financiera. Es decir, los bancos analizarán en sus criterios de riesgos no sólo los datos financieros de las empresas, sino también que los criterios ESG estén debidamente representados en la alta dirección; además, solicitarán incorporar información externa para ajustar los sistemas internos de gestión cuando sea necesario. La consecuencia de esta normativa para los bancos es que, en el análisis de las operaciones de financiación, la información no financiera acabará por tener una relevancia similar a la financiera, y será un criterio fundamental y básico en el proceso de toma de decisiones.
Pero este no es un camino fácil. La adopción de políticas que respeten los estándares ESG está sufriendo recientes turbulencias a raíz de los últimos acontecimientos geopolíticos. La amenaza de desabastecimiento energético en Europa ha provocado que se abandonen los argumentos de sostenibilidad iniciales para volver a abrazar a los denostados combustibles fósiles. En el tercer trimestre de 2022, las entradas netas de dinero en los fondos sostenibles a nivel mundial cayeron hasta los 22.500 millones de dólares, la cifra más baja de los últimos tres años, continuando con la tendencia bajista iniciada con la invasión rusa en Ucrania. Terminó así abruptamente la tendencia positiva que los fondos sostenibles habían tenido en años precedentes, en los que los inversores premiaban las políticas de inversión de las gestoras en activos que cumplieran los criterios de sostenibilidad.
Por otro lado, la Unión Europea ha desarrollado numerosa legislación en 2022 para impulsar la agenda social en aspectos como la igualdad de género, derechos humanos y laborales o educación financiera. La repercusión que tienen estos criterios en la reputación de las entidades bancarias les obliga a realizar un esfuerzo adicional de adaptación. Sin embargo, los bancos tienen menor dificultad para asumir los principios de los criterios de gobernanza pues tuvieron que adaptarse tras la crisis de 2008, que puso al descubierto buena parte de los problemas en este campo. Previsiblemente, la presión supervisora se intensificará y, sobre todo, cuando se disipen los riesgos macroeconómicos que están marcando la agenda global.
Contenido elaborado por:
Carmen García-Trevijano
Gabinete de Prensa de OBS Business School