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Informe OBS: Las Fake News se difunden más rápido que las noticias reales

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Fake News: Cómo afectan a las crisis de comunicación de grandes corporaciones

Portada informe OBS Business School - Fake News

  • Las redes sociales han propiciado la viralización rutinaria de este tipo de noticias.
  • Resulta extremadamente difícil saber cuántas personas fueron expuestas e impactadas por noticias falsas.
  • Las intenciones o motivaciones que hay detrás de la generación de noticias falsas no tienen por qué ser siempre maliciosas.

Un Las Fake News o “noticias falsas” son contenido tendencioso y sesgado, expuesto en medios de comunicación masivos (como redes sociales, prensa, televisión, radio, etc.), en forma de noticias o titulares pseudoperiodísticos que fomentan la desinformación. El propósito detrás de la desinformación redunda generalmente en la manipulación de la opinión pública respecto a asuntos de carácter político, institucional, corporativo o personal. Los titulares de Fake News contienen mucha información en el título (incluyendo habitualmente el uso de nombres propios), utilizan contenido más simple y repetitivo en el cuerpo del texto (parecen más persuasivos), y son más similares a la sátira que a las noticias reales.

La llegada de Internet, y sobre todo de las redes sociales, han propiciado la viralización rutinaria de este tipo de noticias y se ve gravemente agraviada por la acción de los bots. Basándose en el comportamiento a la hora de compartir publicaciones, el número de vínculos sociales y ciertas características lingüísticas observables, se ha estimado que entre el 9 y el 15% de las cuentas de la red social Twitter son perfiles falsos, mientras que la plataforma Facebook cuenta con un estimado de 60 millones de bots. Con todo, estudios recientes han determinado que es la acción humana la principal causante de la difusión de noticias falsas.

La pérdida de credibilidad en los medios de comunicación, es el reto que más atención ha recibido hasta la fecha, llegando el fenómeno a ser reconocido como “una crisis general de confianza en el proyecto de globalización en occidente”. Así, las Fake News se ven como un resultado preocupante de una crisis de confianza en las instituciones sociales, más que como la causa principal de la pérdida de credibilidad en los medios de comunicación. En España, solo un 48% de la población confía en la rigurosidad de los medios de comunicación.

La credibilidad en Internet y redes sociales, los medios de difusión de noticias falsas más eficaces, registran índices históricos de desconfianza. Los ciudadanos de países económicamente avanzados tienen más probabilidad de consumir noticias a través de Internet. El consumo de noticias a través de Internet en el nuevo ecosistema informativo en España se da, en un 51% de la población, en repetidas ocasiones o al menos una vez al día.  Aunque lo anterior no signifique que sepan discernir entre noticias verdaderas y falsas. Muchos consumidores, en particular los más jóvenes, carecen de la capacidad de análisis crítica necesaria para evaluar objetivamente la calidad de la información y sus fuentes. Alrededor del 8% de la población adulta está "dispuesta a creer cualquier cosa que parezca plausible y que se ajuste a sus preconcepciones”. Es más, resulta extremadamente difícil saber cuántas personas fueron expuestas e impactadas por noticias falsas con las que no se ha tenido propiamente una interacción en Internet (búsqueda, compartir a través de redes, o darle a ‘like’).

Resolver este problema no depende de un solo agente, sino que al parecer es responsabilidad de todos. Es decir, por una parte, es labor de (1) los medios de comunicación (tradicionales u online) y (2) las plataformas de difusión de contenidos (como pueda ser Facebook) para conseguir una autorregulación de la ética profesional. Por otra parte, es deber de (3) los gobiernos e instituciones hacer lo propio para regular (llegado el caso) y sobre todo educar a la ciudadanía en alcanzar niveles aceptables en relación a la capacidad de análisis crítico de los ciudadanos (y consiguientes consumidores de noticias), como deber del (4) ciudadano saber detectar bulos, informarse bien y no participar en la difusión de noticias de dudosa procedencia. Finalmente, (5) las empresas son llamadas a la participación activa, tanto en la no provisión de noticias falsas, como en el posicionamiento ante falsedades que puedan afectar a sus stakeholders (accionistas, empleados, comunidad donde opera, etc.).

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