Informe OBS: Análisis sobre la situación de la inmigración y su repercusión en España y Europa tras la pandemia
Europa es la principal zona receptora de inmigrantes del mundo con 87 millones en 2020
- En España, en el primer semestre de 2020 emigraron 131 445 personas.
- Los extranjeros suponen el 11,24 % de un total de 47 351 567 ciudadanos que residen en España.
- Durante la pandemia hubo una disminución general del 10 % del número de cruces irregulares de entrada a la Unión Europea.
OBS Business School ha publicado el informe de investigación: Análisis de la situación actual en la que se encuentra la inmigración y la repercusión de esta en Europa y España tras la pandemia, realizado por Iván Medina, Colaborador de OBS Business School.
Introducción
Como consecuencia de la pandemia, la economía española se desplomó un 11 % en 2020, algo que no se conocía desde la Guerra Civil. La tasa de paro ascendió hasta el 16,13 %, provocando una destrucción de 622 600 puestos de trabajo.
La limitación de movimientos y el confinamiento domiciliario, entre otras razones, forzó a que millones de trabajadores se acogieran, en el mejor de los casos, a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs). A tantos otros les rescindieron los contratos y fueron despedidos, si es que no se encontraban en situación irregular. Para la población inmigrante la opción de regresar al país de origen –o trasladarse a otros países de la Unión Europea en busca de nuevas oportunidades– se antojaba incierta.
Existe una precariedad laboral y una desprotección social dirigida al grueso de inmigrantes en España. Los inmigrantes no comunitarios se han concentrado históricamente en cuatro ramas de actividad especialmente vulnerables: hostelería, agricultura, construcción y servicio doméstico. A pesar de las muchas campañas de ataque y desprestigio, se trata de trabajadores expuestos a una mayor siniestralidad laboral –cinco veces mayor a la de trabajadores españoles, según las estimaciones– y con peores condiciones salariales. Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística, para el año 2018 el salario medio para trabajadores de nacionalidad española se fijaba en 24 009 €, para los comunitarios era de 20 999 €, para los no comunitarios descendía a 16 786 €, para trabajadores africanos fue 16 315 €, para americanos se quedó en 16 573 € y para trabajadores de otros países fue de 16 443 €.
Efectos demográficos: entradas y salidas de población inmigrante
La pandemia ha provocado que durante el primer semestre del año 2020 llegaran a España 245 201 inmigrantes. Se trata de un descenso de prácticamente cien mil personas si lo comparamos con el mismo semestre del año anterior.
Sin embargo, los extranjeros suponen el 11,24 % de un total de 47 351 567 ciudadanos que residen en España a fecha de julio de 2020. Los países de procedencia con mayor número de inmigrantes en España son Marruecos (865 945), Rumanía (667 378), Colombia (273 050), Reino Unido (262 885), Italia (252 008), China (232 807), Venezuela (189 110), Ecuador (130 919), Bulgaria (122 375), Alemania (111 937), Francia (108 275) y Perú (106 712). Las tres principales conclusiones del informe International Migration 2020 de Naciones Unidas son que la pandemia ha reducido la intensidad de las migraciones internacionales, que la gran mayoría de inmigrantes se muda a países con rentas altas y que Europa es la principal zona receptora de inmigrantes del mundo (87 millones en 2020) (United Nations, 2020).
Además en 2020 murieron o desaparecieron 1 754 personas tan solo en el mar Mediterráneo. Este dato es relevante en la medida en que durante la pandemia hubo una disminución general del 10 % del número de cruces irregulares de entrada a la Unión Europea, mientras las llegadas irregulares a Italia y Malta aumentaron un 154 %.
Efectos económicos de la inmigración: tasa de actividad y paro
La pandemia ha provocado un incremento del desempleo para todas las nacionalidades, los trabajadores españoles han estado menos expuestos que los extranjeros. Se confirma por lo tanto que la condición de inmigrante acarrea mayor vulnerabilidad laboral en tiempos de incertidumbre económica (Vázquez et al., 2008).
Los inmigrantes de la Unión Europea pierden ocupación en todos los sectores salvo en la construcción; los inmigrantes del resto de Europa han ganado ocupación en los servicios y la industria; los trabajadores latinoamericanos han incrementado en este 2020 su presencia en todos los sectores, especialmente en los servicios; y los trabajadores del resto del mundo perdieron puestos de trabajo en todos los sectores a excepción de la agricultura.
En 2020 la tasa de actividad descendió hasta el 58,19 % cuando en 2014 se fijaba en 59,77 %. Esta tendencia se reproduce de manera casi calcada cuando nos referimos a los trabajadores de nacionalidad española que, en términos comparados, presentan las tasas de actividad más bajas. Los trabajadores latinoamericanos son el colectivo que a lo largo de este periodo mostraban niveles de actividad más altos, rozando prácticamente el 80 %.
Los individuos con mayores niveles de formación cuentan con tasas de actividad superiores, todo lo contrario a los que cuentan con estudios primarios incompletos, que del año 2019 al 2020 pasaron del 82,46 % al 10,30 %.
Efectos sociales y culturales: Integración, diversidad y xenofobia
La pandemia ha hecho florecer las penurias sociales y familiares de en torno a 600 000 inmigrantes irregulares, según estima Mora (2020), y de buena parte de inmigrantes que dependían de su estatus laboral. La tasa de riesgo de pobreza de 2019 –extraída de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística– señalaba una mayor exposición de los extranjeros a la pobreza: la tasa para comunitarios era del 46,2 %; para no comunitarios superaba el 54,2 %; y para españoles se situaba en el 21,7 %. Esto se traduce en peores condiciones de alimentación, vivienda, formativos y servicios básicos para la población inmigrante.
Si bien es cierto que históricamente la sociedad española se ha caracterizado por altos niveles de tolerancia y receptividad (Rinken, 2015), en los últimos tiempos parte de la opinión pública se ha alineado con planteamientos xenófobos. El último Informe de la evolución de delitos de odio en España para el año 2019 deja constancia de un aumento del 6,8 % de este tipo de delitos con respecto al año anterior. Los autores de estos delitos fueron hombres (83 %), de nacionalidad española (84,7 %), y de edades comprendidas entre 18 y 40 años.
Conclusiones
La inesperada llegada de la Covid-19 derrumbó nuestra economía, agravó las cifras de desempleo y forzó situaciones de protección sanitaria especialmente contundentes. Hubo de ser extremadamente duro para muchos inmigrantes vivir la experiencia de una pandemia global a miles de kilómetros de distancia de sus familias sin poder hacer nada por acompañar a sus seres queridos en situación de riesgo.
¿Qué podemos hacer como país para mejorar la condición social de la inmigración? El principal problema es que los inmigrantes siguen atrapados en un mercado laboral que les reserva los trabajos más precarios. Es necesario que los medios de comunicación contribuyan a difundir el potencial social, económico y cultural de la inmigración en España para lograr una verdadera integración y fomentar el respeto a la diversidad.