Gestión de equipos de trabajo de alto rendimiento
La planificación de las actividades y el tiempo de un proyecto adecuadas son el medio para lograr el máximo valor de la gestión de equipos de trabajo. Esto se consigue cuando, partiendo de miembros de un proyecto individuales, se consigue lograr un equipo cooperativo de alto rendimiento. Para llegar a ese punto hay que recorrer un camino de trabajo conjunto que pasa por la evolución desde el grupo de trabajo tradicional, hacia un modelo más colaborativo, precursor del de alto rendimiento, el objetivo de la gestión de equipos de trabajo.
Gestión de equipos de trabajo: el modelo a seguir
Al plantearse la gestión de equipos de trabajo orientada hacia una meta de alto rendimiento, hay que tener claras las características que definen un grupo humano que se pueda clasificar de esta forma. entre las principales destacan:
- Un claro entendimiento del propósito y objetivos de proyecto.
- El respeto mutuo, la confianza y el apoyo.
- La comunicación abierta, honesta y frecuente.
- El respeto y el uso productivo de las diferencias individuales.
- Capacidad para aceptar la autoridad de liderazgo y manejo de conflictos.
El Director de Proyecto debe fomentar el desarrollo de estas cualidades y, para ello tendrá que conocer las metas, limitaciones del proyecto y los recursos disponibles; de forma que pueda hacer una buena planificación. Desde este conocimiento, tendrá que trabajar en el crecimiento del equipo de trabajo de la siguiente forma:
1. Comunicación del propósito y objetivos de proyecto: es preciso que el responsable de la gestión de equipos de trabajo esté bien informado acerca de la planificación de proyecto. Sólo así podrá transmitir los datos necesarios a las personas adecuadas, en condiciones de claridad y objetividad. Cuando los componentes de los grupos de trabajo conocen el propósito del proyecto y la influencia de su participación en los resultados globales, su contribución se torna más efectiva, más autónoma y mucho más comprometida.
2. Fomento del respeto mutuo, la confianza y el apoyo: el clima laboral es un factor crucial para alcanzar los niveles de productividad deseados. Potenciar un ambiente de colaboración, libre de estrés y donde se respeten el trabajo y las opiniones de los demás; supone un gran avance hacia el éxito del proyecto. Por el contrario, cuando la gestión de equipos de trabajo no logra asegurar un escenario de este tipo el conflicto, el malestar y los malentendidos proliferan, afectando a la planificación y a los resultados globales.
3. Establecimiento de los canales de comunicación necesarios, que permitan garantizar que ésta se realiza de forma bidireccional, transparente y frecuente. Buscar habilitar los medios para que la fluidez en la comunicación sea un hecho pasa por comprender la importancia de la actualización y la cooperación, para la prevención de riesgos y la resolución de problemas. En este área, suele resultar conveniente apoyarse en herramientas que permitan aumentar la eficacia de esta comunicación, como algunos software orientados a la compartición de información entre los distintos grupos de interés de un proyecto.
4. Utilización de las diferencias individuales para el beneficio común: fomentando esos rasgos de la personalidad de cada individuo o esas habilidades que enriquecen el grupo, maximizando su potencial de creación de valor. El papel del Director de Proyecto en esta materia es previo a la gestión de equipos de trabajo en sí misma y tiene más que ver con la etapa de composición de los grupos de trabajo y distribución de roles. El proceso de selección de los individuos es crítico.
5. Ejercicio de un liderazgo saludable: independientemente del estilo de líder con el que más se identifique el Director de Proyecto, a la hora de llevar a cabo una gestión de equipos de trabajo eficaz tendrá que adoptar un modelo alejado de la toxicidad, preferiblemente flexible y con capacidad para gestionar el cambio.