Todo lo que es necesario saber acerca de la implementación de CCPM
CCPM requiere de las organizaciones y sus ejecutivos el tener ciertas habilidades básicas para tener éxito, sobre todo, en la fase de implementación, que suele ser la más complicada. Para avanzar con seguridad es necesario:
- Saber definir las actividades de forma clara y precisa.
- Determinar las redes de proyectos.
- Adaptar la capacitación a las tareas.
- Ser disciplinado en la introducción de actualizaciones y cambios que afecten a la planificación.
Es interesante tomar en consideración el hecho de que, a la hora de implementar el método de la cadena crítica, la realidad muestra que la experiencia previa en gestión de proyectos puede jugar a favor o en contra, por lo que no ha de verse como un aspecto positivo en todos los casos, como sí ocurre con la formación, que es absolutamente imprescindible para poder aplicar los cambios que requiere CCPM y poner en práctica sus dinámicas. Quienes tiene experiencia en gestión de proyectos, pero no han trabajado antes con la cadena crítica, necesitarán hacer el esfuerzo de cambiar todo lo aprendido y comenzar de nuevo, partiendo de cero en muchas de las tareas, como por ejemplo, en cuanto a la creación de planes de trabajo efectivos. Aquéllos que carecían de una cultura en gestión de proyectos, o no contaban con esa experiencia previa a su contacto con CCPM, su trabajo partirá también de cero, con la ventaja que no tendrán que invertir ningún esfuerzo en superar hábitos del pasado, como sí ocurría en el anterior supuesto.
La puesta en marcha de CCPM
En términos generales, podría decirse que para la implementación con éxito del método de la cadena crítica es necesario sacar partido a la incertidumbre, para poder decidir en función de las limitaciones. Concentrarse en la gestión de amortiguadores y evitar la multitarea son tan necesarias como conocer con claridad las dependencias entre tareas y sus prioridades. Información, comunicación, foco y decisión, con el respaldo de CCPM, ponen en cualquier empresa en disposición de alcanzar:
- Planificaciones realistas y válidas durante todo el proyecto.
- Facilidad para establecer prioridades.
- Capacidad para adaptarse a las nuevas circunstancias.
- Conocimiento objetivo de la evolución del proyecto.
- Visibilidad sobre las necesidades que sobrevienen.
- Precisión en el análisis de presente y futuro.