Preparar las cuentas, paso esencial antes del análisis financiero
Como ya lo hemos dicho en otros post, el análisis financiero es un documento que nos permite realizar una interpretación de una serie de resultados que se originan básicamente del cálculo de determinados ratios. Su objetivo es visualizar la realidad económica de una empresa y calcular sus posibilidades de éxito en el mercado donde opera.
La información por sí misma no cuenta. Igual o más importante es la capacidad de interpretación y estudio de los datos que se desprenden de este ejercicio, que cobija períodos concretos (un mes, un semestre, un año) del comportamiento de un negocio.
Sin embargo, hoy no hemos venido a hablarte de las características y usos del análisis financiero, sino más bien del paso que antecede a la realización del documento como tal: la preparación de las cuentas y cómo hacerlo.
¿Qué supone preparar las cuentas para un análisis financiero?
Preparar las cuentas para el análisis financiero significa abonar el terreno para la realización del balance como tal, así como de otras cuentas relacionadas. Ten presente que un documento de estas características no puede elaborarse de la noche a la mañana ni con los primeros datos que tengamos a mano.
El análisis financiero supone una mirada transversal, estructural e integral de la empresa en un período concreto. Los elementos, aspectos y circunstancias que son objeto de dicho análisis tienen que estar alineados y suficientemente depurados para que sirvan de referencia de cara a la configuración de un estado financiero total.
Si no es así, se corre el riesgo de apoyarse en datos, cifras y elementos sin la veracidad necesaria o sin un aporte consistente, algo que trastocará el resultado del texto y dará como resultado estados financieros alejados de la realidad de la empresa.
Preparar las cuentas para un análisis financiero, ¿cómo hacerlo?
Antes de iniciar la elaboración de tu análisis financiero es preciso que no pierdas de vista algunas acciones y fases del proceso. Fíjate en algunas de ellas:
1. Eliminar activos ficticios:
Con este nombre se conocen todos aquellos activos de una empresa que están en el balance como tal pero que, por su naturaleza, no constituyen una inversión real. Por ejemplo, cuentas que reflejan pérdidas acumuladas o incluso gastos a distribuir en varios ejercicios financieros. La idea es eliminarlos de modo que sólo se tengan en cuenta aquellos que representen valores reales.
2. Ajustar cuentas en función de su periodicidad:
Las cuentas que vas a tomar como referencia para el análisis financiero tienen que estar alineadas tanto en el contenido como en los plazos. No puedes tomar varias cuentas relativas a plazos distintos o que o que repercutan en períodos diferentes, pues el resultado sería inexacto y difícil de plasmar en un análisis. Si son a largo plazo, haz que todas tengan esa misma característica.
3. Reducir la situación financiera en 5 cifras:
Una vez hayas ajustado las cuentas y eliminado los activos ficticios, lo habitual es que te quedes con sólo 5 cifras sobre la mesa. ¿Te parece poco? Sí, quizá lo sea, pero eso significa que ya puedes comenzar a elaborar tu análisis financiero. Esto lo harás con base a cinco datos de cinco cuestiones esenciales: los activos no corrientes, los activos corrientes, los fondos propios o el patrimonio neto, la deuda a corto plazo y la deuda a largo plazo. Estos cinco componentes serán el fundamento del análisis que elaborarás a partir de ahí.
Recuerda, además, que también deberás calcular factores como el margen bruto de explotación menos las amortizaciones, la depreciación y el beneficio neto del negocio.