Ningún sector está exento de la necesidad de innovar
Conocer historias de innovación es una excelente fuente de pensamiento disruptivo y una forma de reflexionar sobre por qué, para qué y cómo se innova. Esta reflexión es consecuencia de una visita que hice el pasado fin de semana con mis hijos a una exposición-museo de los bomberos en Barcelona, en la que se exponen diversos elementos de la historia del material utilizado por los bomberos desde el siglo XIX. Lo que me llamó la atención fue el racor denominado Barcelona, que es una invención del año 1917 obra del industrial catalán Teodoro Sanmartí.
Lo interesante de esta invención es que incorporaba un sistema de cierre rápido que permitía aumentar la eficiencia del proceso de apagado de incendios. Sin embargo, la historia de su difusión es sintomática porque aunque en 1920, en un congreso celebrado en Barcelona, se recomendó que se utilizará en toda España; no fue hasta 1941, como consecuencia del incendio del casco antiguo de Santander en el que más de 400 viviendas fueron pasto de las llamas, que se obligó a que fuera elemento común de todos los cuerpos de bomberos en toda España. Lo que motivó esta decisión fue que debido a la magnitud del incendio tuvieron que acudir bomberos de diversas ciudades que constataron que no podían operar porque sus mangueras no se podían conectar.
Esta historia nos debería hacer aprender varias lecciones:
- Una innovación debe solucionar problemas de la forma más sencilla posible, además, debería aumentar la eficacia del que la utiliza.
- En una innovación debemos de tener en cuenta que debería poder conectarse con el máximo de usuarios posible.
- Si queremos innovar en algo que no es un estándar hemos de evaluar qué es lo que hará que los posibles clientes quieran adquirirlo.
- A veces una innovación tiene éxito debido a circunstancias que no habíamos previsto y sobre las que no podemos actuar.
En el caso del incendio de Santander, vemos que la falta de un estándar en los sistemas de conexión de mangueras provocó que la afectación fuera mayor. Pero este no es el único caso en que deficiencias relacionadas con los edificios provocan afectaciones importantes. Recientemente, un incendio en Londres ha puesto en evidencia que los revestimientos ignífugos de muchos edificios no son adecuados como elementos de protección pasiva frente a los incendios. Esto nos indica que el elemento de protección que en su momento fue considerado como una innovación en los materiales de construcción de edificios no cumplía con las funcionalidades por las que se vendía.
Esto debería ser un elemento más para una profunda reflexión en el sector de la construcción sobre cómo debe afrontar su existencia en el siglo XXI. Sobre este sector, que en muchos países tiene gran importancia para su PIB, pero sobre todo por su impacto en el empleo, desde hace tiempo se alzan voces que exponen que es un sector que no ha innovado como han hecho otros sectores tradicionales y que tampoco ha tenido en cuenta las aportaciones que ofrece la digitalización.
Entre la diversidad de informes sobre las posibilidades del sector son interesantes los que ha desarrollado la consultora McKinsey sobre “El futuro digital de la construcción” y sobre “Reinventar la construcción”. En ambos se expone la necesidad que este sector incorpore las nuevas tecnologías relacionadas con la digitalización y con la Cuarta Revolución Industrial; estas tecnologías supondrán importantes transformaciones en la forma en que se relacionaran los diversos colectivos de profesionales que intervienen en todas las fases de un proyecto de construcción.
Pero también deberá preverse el impacto que supondrá en la destrucción de empleo. Al respecto, las innovaciones tecnológicas relacionadas con la robotización o con la impresión 3D son sin duda los ámbitos tecnológicos de mayor incidencia. Como ejemplo se puede citar a la empresa Construction Robotics que ha desarrollado diversos robots y equipamientos para ayudar a las labores de construcción. Entre estos robots hay uno que se dedica a colocar ladrillos en una pared de forma más eficiente, regular y equilibrada que un operario humano tal como se puede observar en el video.
Pero no solo es en la colocación de materiales dónde se pueden realizar innovaciones, también habrá en lo que se refiere al control de calidad y al seguimiento de la construcción, como por ejemplo con la colocación de sensores dentro de los elementos constructivos que facilitaran el monitorizado de las condiciones del edificio con lo que se podrán detectar síntomas de problemas estructurales que permitan realizar diagnósticos para llevar a cabo actuaciones de mantenimiento preventivo. Y también se pueden tener sensores que detecten el calor que provoca un incendio para informar a los equipos de emergencias de las zonas peligrosas de un edificio o las zonas donde hay personas a las que hay que rescatar.
Es curioso observar que a medida que aumenta el grado de tecnificación de los productos que se desarrollan en un sector aumenta su nivel de seguridad, con lo que cuando ocurren accidentes que provocan incendios los riesgos a los que se ven sometidos los bomberos en sus intervenciones pueden ser menores.