Los siete principios para evaluar un sistema de gestión de la innovación
Si no evaluamos como gestionamos la innovación de nuestra organización ¿cómo sabemos si hacemos lo adecuado?
Para dar respuesta a este interrogante tenemos diferentes alternativas, y una de ellas es utilizar lo que se expone en una norma recientemente publicada: la UNE-CEN ISO/TR 56004:2022 IN titulada “Evaluación de la gestión de la innovación. Orientación”; que es la traducción al español de la norma ISO/TR 56004:2019 realizada por el Comité ISO Spanish Translation Task Force (STTF) con representantes de: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Honduras, México, Panamá y Perú.
En esta norma se plantean los siete principios que se deben considerar cuando se quiere diseñar o implementar un sistema para evaluar cómo se está gestionando la innovación en la empresa. Estos principios son:
Agregar valor a la organización
Hay que evaluar el valor que se genera con el sistema de gestión de la innovación y con los procesos de innovación. Esto significa que hay que identificar las actividades que generan valor y las que no lo generan; empezando desde las que se usan para definir las estrategias y los objetivos hasta las relacionadas con el ciclo de vida de las innovaciones. Tras esa identificación habrá que analizar y desarrollar un plan que contemple la mejora del sistema de innovación. Un plan en el que se definan las áreas y actividades sobre las que habrá que actuar, con la consiguiente asignación de recursos y el establecimiento de los elementos de seguimiento tales como indicadores o fechas clave.
Desafiar la estrategia y objetivos de la organización
Los acontecimientos producidos en el mundo en los últimos años como la pandemia del Covid-19, la crisis de semiconductores o la reciente guerra en Ucrania son elementos que sustentan la necesidad de que, periódicamente, se revisen y cuestionen tanto la estrategia de innovación como sus objetivos. Los cambios que se produzcan en el contexto interno y, especialmente en el contexto externo, que puedan afectar a la pervivencia de la organización deberían ser incorporados como factores en la toma de decisiones relacionadas con la innovación de la organización.
Motivar y movilizar para promover el desarrollo organizacional
La frase: “No existen organizaciones innovadoras sino organizaciones con personas innovadoras” es un lema que siempre debería tenerse presente en cualquier organización. Y como consecuencia de ello se debe asumir la necesidad de un enfoque participativo en la cultura de innovación que se quiere promover. Estableciendo los elementos de compromiso, de desarrollo de habilidades y de recompensa, de las personas que forman parte de la organización. Para obtener una cultura de innovación consistente y diferencial es necesaria la concienciación de su importancia, la comunicación continuada y, especialmente, la transparencia en la evolución de la gestión.
Ser oportuno y enfocado en el futuro
Una organización ha de saber dónde está y que está pasando, para poder prever que es lo que puede ocurrir y curarse en salud. Evidentemente no se pueden anticipar los cisnes negros, pero tampoco es razonable no prepararse para lo evidente, sobre todo si hablamos de innovación. Y esto supone que deberíamos tener establecidos los elementos que provoquen la detección de oportunidades tanto de mercados como de tecnologías. Pero también institucionalizar la vigilancia competitiva complementada con la promoción entre las personas de las habilidades de información, previsión y de anticipación que permitan el desarrollo sistemático y continuado de la hoja de ruta de la innovación.
Tener en cuenta el contexto y promover la adopción de mejores prácticas
Un examen crítico de la situación de una organización que describa las fortalezas y debilidades debería dar pie a exponer cuales son las mejores prácticas internas que ayudan a fortalecerla y las mejores prácticas externas que incidirían en las debilidades. De las mejores prácticas internas habría que planificar como y cuando deberían difundirse por toda la organización. Mientras que para las mejores prácticas externas el plan debería considerar su implementación o su adaptación.
Ser flexible y holístico
Los elementos que permiten que con el sistema de gestión de la innovación se obtengan los resultados esperados deberían ser interdependientes y orientados en la misma dirección. Esto supone que cuando se quiere evaluar la gestión de la innovación los indicadores deben permitir obtener una visión global de la situación, pero principalmente deben impedir que una de las partes se mueva en una dirección que pueda reducir o paralizar la innovación. Y también hay que ser ágil para descartar lo obsoleto e incorporar lo incipiente.
Tener un proceso efectivo y confiable
El proceso para evaluar la gestión de la innovación debería ser transparente y claro, con un alcance definido, estableciendo unos hitos razonables y disponiendo de los recursos suficientes para poder ejecutar ese proceso. Además, se debería poder tener datos comparables que den pie a que se puedan procesar con las herramientas que generen los documentos adecuados y necesarios para evaluar el sistema de gestión de la innovación.
Estos siete principios constituyen los fundamentos para que una organización desarrolle su sistema de evaluación de la gestión de la innovación de forma efectiva y exitosa.