Los 8 inconvenientes de los métodos ágiles a los que deberás enfrentarte
Los métodos ágiles implican muchas ventajas para la organización y sus clientes, sin embargo, como Project Manager es importante conocer algunos de los problemas que de forma más habitual pueden aparecer durante el desarrollo.
Los problemas de los métodos ágiles
Falta de experiencia, un equipo nuevo, un cliente impaciente... cualquier inconveniente extra puede hacer que los problemas más comunes del desarrollo con métodos ágiles se convierta en una bomba de relojería. Para evitar sus potenciales efectos perniciosos para el proyecto y sus resultados es necesario conocerlos.
Los más frecuentes son:
- Insuficiente nivel de conocimientos: el conocimiento y la formación son imprescindibles para gestionar proyectos a través de los métodos ágiles. Asistir a alguna conferencia sobre Kanban, participar en un seminario de Scrum o matricularse en un curso ágil buscando obtener una certificación para iniciarse en el mundo ágil no basta para estar preparado. La práctica no es igual a la teoría y, si a pesar de todo se está en posición de responsabilizarse de una iniciativa de este tipo, merece la pena buscar mentores con experiencia en la implementación ágil.
- Problemas de localización: pese a que el trabajo con equipos remotos es cada vez más frecuente, en lo que concierne a este tipo de proyectos puede no ser la mejor opción. La cercanía entre los desarrolladores favorece la resolución de problemas y minimiza su aparición, además de permitir aumentar el rendimiento.
- Síndrome del Burn Out: trabajar con métodos ágiles puede aumentar el estrés de algunos de los desarrolladores. Esta circunstancia puede detectarse a tiempo de poner medidas, por lo que hace falta mantener los ojos bien abiertos antes de que los resultados se vean afectados y la desmotivación se extienda al resto del equipo.
- Falta de participación del cliente: a pesar de su entusiasmo por trabajar en base a métodos ágiles, a la hora de la verdad, el cliente no lo pone tan fácil para mantener el ritmo de comunicación necesario. Dejarlo todo caro desde el principio acerca de la importancia de su involucración puede asegurar que el cliente será capaz de comunicarse con el equipo de desarrollo sobre una base constante.
- Desarrolladores protagonistas: muchas veces puede suceder que algunos miembros del equipo se consideren superiores al resto, por su nivel de experiencia o conocimientos, y esto les anime a pensar que pueden tomar decisiones finales por sí mismos sin necesidad de consultar al resto y saltándose todos los principios del agile development. Para evitarlo, nada como recordar las reglas.
- Aumento del riesgo: puede suceder que el ritmo del trabajo y el entusiasmo por los logros alcanzados haga perder la aversión al riesgo que se necesita en cualquier proyecto. Si bien la innovación y la proactividad son atributos necesarios en toda iniciativa de IT, si no se emplean técnicas de gestión de riesgos dentro del desarrollo ágil los problemas no tardarán en aparecer.
- Falta de controles de calidad: en la misma línea, la calidad no puede obviarse. De nada sirve avanzar a toda velocidad si el producto no reúne las condiciones necesarias. De hacerlo así, además de surgir problemas en algún punto del desarrollo, los clientes terminarán descontentos.
- Vuelta atrás: si los equipos que comienzan a trabajar con métodos ágiles se sienten inseguros, pueden tomar la decisión de volver atrás y, en lugar de pedir ayuda, restaurar los procesos que empleaban en el pasado. Es preciso controlar que no se llega a este punto.
En cualquier caso, la mejor forma de averiguar si se está preparado para llevar a cabo un proyecto apoyado por los métodos ágiles es probándolo. Probar la metodología ágil seleccionada en una parte de un proyecto o en una iniciativa menos importante puede ayudar a evaluar cómo funciona y determinar si es conveniente plantearse el exportar este tipo de prácticas a otros ámbitos o si es mejor continuar formándose y esperar hasta estar más preparado.