Lo que debes saber en la gestión de la rentabilidad de un proyecto
Cuando hablamos de la rentabilidad de un proyecto tendemos a pensar siempre en el beneficio económico que se va a obtener. Sin embargo, la rentabilidad de un proyecto es un concepto mucho más extenso y que, dependiendo del tipo del propósito, puede medirse desde distintos enfoques más allá del económico, por ejemplo en cuanto a la adquisición del conocimiento o la rentabilidad social. La palabra rentabilidad señala y mide la ganancia que puede obtenerse de una situación particular y concretamente, la rentabilidad económica se define como la relación entre los ingresos y las pérdidas de una empresa en ese proyecto.
Claves para la gestión de la rentabilidad económica
Algunas de las claves para una buena gestión de la rentabilidad de un proyecto son:
- Planificación y presupuesto realista. Es muy importante que calcules y estimes todos y cada uno de los costes en los que va a incurrir el proyecto. Para la gestión de la rentabilidad económica de un proyecto deberás manejar conceptos como valor actual neto y tasa interna de retorno. La experiencia de proyectos pasados pude servirte de gran ayuda para aprender de los errores de estimación que hayas cometido en el pasado y conseguir los objetivos con menos problemas.
- Registro de la evolución del proyecto. En el que deben comprometerse todos los miembros del equipo de trabajo. Cuando las tareas están bien planificadas, se registran los objetivos conseguidos y se valoran los costes reales es posible estimar el grado de satisfacción y prever las soluciones para los posibles errores o conflictos.
- Ahorro de costes en recursos. Planifica los recursos que vas a utilizar para identificar los más adecuados al menor coste. Utiliza la priorización de recursos para mantener la calidad del proyecto y que los aspectos críticos queden cubiertos con los mejores recursos. Un aspecto importante en el ahorro de recursos es utilizar todos los activos estratégicos de los que se disponga en la empresa, pueden ser recursos tangibles, como talleres o terrenos o intangibles, como datos de clientes, marcas, etc.
- Seguimiento continuo. Procura anticiparte a los fallos en la ejecución para no tener que perder tiempo en la repetición de fases o tareas. A mayor número de errores y la consecuente repetición, más se elevará el coste del proyecto final. El seguimiento del proyecto no debe centrarse únicamente en los aspectos financieros. Debes tener en cuenta el nivel de satisfacción del cliente, la calidad que vas a ofrecer, la influencia del proyecto en el mercado y en la competencia y las necesidades de los posibles futuros clientes.
- Evaluación de los resultados, para calcular la rentabilidad real y recoger todos los datos que te permitan disponer de una información privilegiada para dar solución a las desviaciones que hayas detectado.
Herramientas de ayuda
En la actualidad contamos con múltiples herramientas para ayudarnos a la gestión de la rentabilidad de nuestros proyectos. Si trabajas en una empresa, seguro que ya manejas su aplicación corporativa para calcular márgenes e ingresos. Si, por el contrario, eres un profesional liberal, podrás hacerte con uno de los múltiples softwares online que se utilizan en la gestión y te permiten calcular la rentabilidad día a día. Si cuentas con una herramienta de este tipo, todo el proceso resultará mucho más sencillo y ordenado.
Calcular la rentabilidad económica de un proyecto
Dado que la rentabilidad es la relación entre el presupuesto inicial del proyecto y los costes en los que hemos incurrido al realizarlo, se trata de un porcentaje que expresa qué beneficio ha obtenido la empresa con ese proyecto. Por ejemplo; el proyecto X ha tenido un 15% de rentabilidad. Para calcularlo, debemos aplicar la fórmula siguiente: R=1-(C/P)
- R: rentabilidad, el porcentaje que estamos buscando
- C: costes. Aquí deberás hacer un cálculo lo más exacto posible de todo lo que has gastado para realizar el proyecto:
- Costes materiales: si has tenido que comprar equipamiento, alquilar local o equipos, gastos de teléfono, internet, dietas, desplazamientos… todo lo que hayas pagado en relación con el proyecto. Imagina que tus costes materiales totales han sido de 2.500 euros.
- Costes de personal: cuánto cuesta el tiempo que han invertido las personas que han trabajado en el proyecto. Para calcularlo tendrás que conocer el número de horas totales invertidas por cada persona y el precio/hora de cada una. Imagina que tu equipo era de tres personas, cuyo precio hora es de 20€/h, y han trabajado 100 horas cada una. Tu coste de personal total será de 6000 euros.
- Otros costes: cualquier otro gasto que hayas tenido relacionado con el proyecto, por ejemplo tasas. Imagina que tienes un importe de 200 euros con este concepto.
- P: Presupuesto definido inicialmente, lo que te pagará el cliente por realizar el proyecto. Imagina que cobrarás por tu proyecto 12.000 euros. Aquí tienes que tener en cuenta el importe sin contar IVA, ya que el un impuesto IVA no te pertenece.
Si aplicas la fórmula R=1-(C/P) tu resultado será:
R= 1-(8700/12000)
R= 27,5%
¡Enhorabuena!, tu proyecto ha tenido una rentabilidad económica positiva del 27,5%
Rentabilidad más allá de lo económico
Fuera de la rentabilidad económica, existen otros tipos de rentabilidad como la social, normalmente objeto de empresas públicas como la de salud. Las empresas privadas deben tener en cuenta este tipo de beneficios y saber gestionarlos para obtener ventajas como el reconocimiento de su labor y el posicionamiento como empresas con valores éticos más allá de lo puramente económico. La rentabilidad social de un proyecto, aparte de producir una ganancia económica, aporta beneficios en la sociedad como la generación de empleo, contribución con sus impuestos a la financiación de los servicios públicos, respeto por el medio ambiente, etc. lo que repercutirá de manera directa en la rentabilidad intangible del proyecto que se emprenda y su posterior repercusión en la imagen general de la empresa.